Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 20 de junio de 2012

LA NECESIDAD DE ESPERAR

Inconscientemente siempre esperamos. Esperamos que todo nos vaya mejor. Que las cosas cambien. Que el mañana nos traiga gratas sorpresas. Que el pasado quede aletargado para que no haga daño. Que las angustian pasen. Que los miedos terminen. Que la esperanza vuelva o que la soledad se siente con nosotros a compartir nuestro café.
Llegamos a sentir una verdadera necesidad de pasar por la espera. De encontrarnos en un tiempo en el que todo puede darse. De encontrar aún las horas en las que pueda abrirse la puerta para que lo que anhelamos entre de nuevo.
Debemos querer esperar. Por nuestro bien. Porque esperar significa tener posibilidades todavía. Nos acerca a la afirmación y a la llegada. Nos prepara para el encuentro y nos aplaude por el riesgo que estamos dispuestos a asumir.
Cuando esperamos, todavía no hemos tirado la toalla. Aún queremos querer. Por ese tiempo estamos dispuestos a aceptar lo que llegue, siempre que tengamos ganas de dar y recibir desde el corazón. Entramos, poco a poco, en un pasillo de acceso a la confianza. Un corredor luminoso que se nos ofrece nítido para alumbrar nuestras dudas.
Cuando la desesperanza quiera anidar en nuestro reposo probemos a esperar en la calma, en la quietud, en la seguridad de que  lo bueno pueda llegar y en el convencimiento de que esperando la vida pasa a nuestro favor.
 Mientras esperamos, sin duda, lograrán anidar los gorriones en nuestras ganas de seguir y podremos quedar mirándolos dulcemente hasta que lo que haya de llegar, llegue. Seguro que sus trinos serán el primer regalo que recibamos de la espera.

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