Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 27 de enero de 2024

NO TE PEGUES A LA HISTORIA DE OTROS

 Somos inseparables de la mente, pero hablamos como si estuviese despegada de nosotr@s y nos traicionase más de una vez. Frases como: “esta cabeza me tiene loca, no para de darme vueltas, tengo la mente que explota…” Sin embargo la mente es tuya, es parte de ti y  creas tus pensamientos. Ella solamente es el mecanismo a través del cual se expresan.



 

Tú eres el creador de tu historia, tu interpretas lo que pasa fuera y dentro. Trátala con amor. Cuídala. Cálmala. Hazte su amiga. Edúcala con dulzura. El amor genera amor.

 

Hoy la gente se queja de que hay maltrato, en las escuelas, en las parejas, entre los amig@s..., pero nadie habla del maltrato a uno mismo. Los diálogos internos donde no nos respetamos, en los cuales nos engendramos dolor, en los que resistimos el rencor, polarizamos ideas, ideamos reacciones.

 

La energía que sentimos dentro, la expresamos fuera. Hoy en día hay mucho malestar y frustración  y es eso, precisamente, lo que vertimos al exterior. Cuando estamos bien restamos importancia a cualquier cosa molesta y viceversa, si estamos mal, todo nos molesta a nosotros.

 

Hay que crear más amor, compasión, comprensión, calma en el interior. Seamos cuidadosos, amables y respetuosos en nuestra mente y entonces la mente se calma y tu relación con el exterior se suaviza también.

 

Los pensamientos negativos nos perjudican a nosotro@s solamente. No les des vida, no te enfoques en ellos, vive en ti, en la energía de luz de tu interior. No te pegues a la energía negativa de otros que parece que te roban la tuya. No te dejes. No es tuya, no es para ti.

 

Mantén el amor, la compasión, perdona, suelta…y vive contigo sin contaminarte de las malas historias de otros. No te pegues a ellas. 

 

Bastante tienes con la tuya y con hacerlo cada vez mejor.

domingo, 21 de enero de 2024

LA TIRANÍA DE LOS RECUERDOS

 Muchas veces es preferible no recordar. No volver al pasado si uno no está seguro de regresar sano. No hurgar en heridas no cerradas y no abrir baúles que llevan tiempo durmiendo un sueño muy conveniente para que las espadas no vuelvan a levantarse.




 

Cierto es que también hay recuerdos buenos. Miradas atrás que abren caminos hacia delante. Sensaciones pasadas que logran endulzar caminos amargos que se cruzan en las estaciones aciagas de la vida. Pero hay que aprender a vivir mirando hacia delante, con ilusiones nuevas y metas renovadas, por pequeñas que sean.

 

Lo mejor, en ocasiones, está en desaprender. En tratar de apartar hábitos dañinos, recuerdos dolorosos o conductas repetidas que no nos ayudan a avanzar.

 

Siempre he pensado que “ aprender”, tiene un matiz muy diferente a “recordar”. En este caso, cuando integras algo nuevo tienes que recurrir a una voluntad imperiosa de construir sobre la nada. Cuando recuerdas conectas, rápidamente, con algo que ya estaba en ti, olvidado o no, pero instalado en tu subconsciente y preparado para dar la bienvenida a algo que ya no es nuevo para ti. Por eso, y porque venimos de un “ no sé dónde” en el cual puede que ya conozcamos todas las respuestas que nos preocupan, debemos dejar que las conexiones de  ello con lo que llevamos dentro, se operen con tranquilidad.

 

A veces, tenemos que tomar decisiones que implican muchos cambios o, que incluso, a primera vista parecen erróneas desde un principio. Pero hay que confiar. Dejar que nuestro plan de vida se despliegue. No ir al pasado para retomar los miedos y dejar que lo que tenga que suceder, suceda.

 

Dejemos que la vida ocurra. A eso hemos venido.