Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 25 de diciembre de 2015

LA NAVIDAD DE LOS QUE NO ESTÁN



Todo el mundo ha perdido algún ser querido alguna vez. Ahora, tal vez, notamos más su ausencia.


          Días donde el amor quiere propagarse de boca en boca, donde la felicidad parece una obligación, dónde luces y brillos anuncian las oscuridades del alma de aquellos que recientemente han  tenido que decir adiós muy a su pesar.


¿Cómo será la Navidad del otro lado?, ¿podrán vernos?. ¿Sentir aún con nosotros y por nosotros? O ¿simplemente es una idea en nuestra mente que quiere quedarse ahí porque nos hace sentir bien?.


La Navidad es una sensación. A veces y para muchos, no tan buena. Es un tiempo de recuerdos, de sensaciones de ausencias, de sillas vacías y de voces que querríamos volver a escuchar. De abrazos que no tenemos, de besos que se esfumaron, de ritos, costumbres y palabras que fueron de ellos y sólo de ellos.


Por esa gente cercana y conocida, familia, amigos, vecinos o compañeros que se han ido. Por la gente lejana y desconocida. Porque todos somos uno y algún día, alguna vez lo entenderemos. Por lo que nos dejaron aquí a través  nuestro. Por su paso y sus huellas. Por esa sensación íntima de tenerlos cerca cuando los añoramos.


Por la Navidad que se estrena cada vez que uno de ellos llega directo de nuestra mente a nuestro corazón.


Por ti, que seguro tienes tu propio templo. Por mí, que no olvido. Por todos y por más.

Hoy es su día también.


jueves, 24 de diciembre de 2015

UN SOPLO DE NAVIDAD






 


Quien llegue a mi casa…

Que encuentre un remanso de dulzura,

Que sienta el regocijo en el fondo del alma,

Que pueda tomar un sorbo de agua,

Que pueda saborear el fuego y su llama.

Que duerma un sueño de dama

Que le roce lo mágico de un hada…

Quien llegue a mi casa,

Que cierre la puerta y luego abra,

Que exhale el aire nuevo de la mañana.

Quien llegue que venga para olvidar la marcha,

¡!Que conozca la Navidad que hay en un soplo

de nieve y escarcha.!!

¡Feliz Navidad!



martes, 22 de diciembre de 2015

DOBLE PLACER



Cuándo todo va bien el tiempo parece no existir. Se esfuma entre la alegría y el gozo. Se pierde entre por las ranuras de las sonrisas y por el chisporroteo de  la emoción.

Si puedes recordar un momento de tu vida donde las cosas te hayan ido bien, dónde hayas amado y te hayan correspondido, donde no hayas tenido dificultades económicas, donde las sorpresas hayan sido  agradables…podrás recordar también que esos momentos son como espuma.

Apenas parece que los tramos de este tipo de tiempo son instantáneos. Se pasan en un parpadeo a pesar de durar lo suficiente como para poder saborearlos. Pero no lo hacemos entonces empeñados en tragar los sorbos deprisa para consumir más.

La felicidad se oculta, muchas veces, tras el brillo y cuando la luz se va, nos damos cuenta de cuánto y de qué forma fuimos felices.

Hay una ventaja en los momentos dulces y es servirnos durante y después de haber pasado.

Yo no estoy de acuerdo con esa tremenda frase que reza: …” No hay mayor temor que recordar el placer en el tiempo del dolor”… Y no lo estoy porque creo que el recuerdo lo convierte en doble placer.

He estado muy bien y he estado muy mal. Me he divertido, he gozado y he reído hasta llorar de alegría. He llorado también por inmensas penas. He estado arriba y abajo. He volado y también he caído. Conozco ambas caras de la vida, pero cuando soy capaz de desenredarme del sufrimiento y sobrevolarlo, me quedo con lo bueno. Revivo las emociones intensas. Me siento una privilegiada de haber experimentado tanto en ella. 

Hemos venido a jugar a vivir. Somos eternos bebés intentando gatear por los escollos que se disponen a nuestro paso. Intentamos crecer siempre. Pero crecer implica aprender a decir adiós. Desapegarse continuamente de lo que nos gusta porque todo cambia muy rápido y de forma continua.

Deberíamos aprender a prepararnos para la despedida, porque así es este camino. Sin dramas, sin lamentos, sin dolor.
Sé que es un imposible. Nuestra naturaleza humana tiende a   quedarse adherida a la vida y sus cosas. Es de este mundo y en se queda. Por eso, parece que el arraigo tiene un valor añadido en la satisfacción propia de cada ser. Pero en realidad somos aves de paso. Continuos caminantes sin descanso ni tregua. Consumidores voraces de pedacitos de existencia.

Echo la vista atrás y sonrío. Recuerdo lo bueno. Obvio lo malo. Soy selectiva ahora porque tener mala memoria es la herramienta más eficaz contra el desánimo y la depresión.

¡Por esos momentos dulces que calientan aún sin fuego cuando hace frío!...!Por ellos, un brindis!.

lunes, 21 de diciembre de 2015

ÉSTO TAMBIÉN PASARÁ



Si estás agobiado, si tienes ganas de llorar, si la enfermedad empeora, si nada sale bien, si donde creías que había sólo hay vacío, si la intención flaquea, si todo ha cambiado y la tristeza te embarga…


No dejes de leer esto… yo lo he leído hace mucho y aún cuando me encuentro con ello revive en mi la frase mágica: “…Esto también pasará”...

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“…Un acaudalado hombre de negocios murió dejando una considerable fortuna, cuyos dos hijos se repartieron por igual. Pero al cabo de cierto tiempo se halló un paquetito que había sido celosamente guardado por el difunto. Cuando lo abrieron, encontraron dos sortijas. 


Una de ellas lucía un valioso diamante, en tanto que la otra era simplemente de plata. El hermano mayor nada más ver las sortijas, comenzó a argumentar que probablemente pertenecían a los antepasados y por eso el padre las guardaba celosamente. "Como soy el primogénito- declaró lleno de avaricia- me corresponde en justicia la sortija del diamante". "De acuerdo -repuso satisfecho el hermano menor_. "Que seas muy feliz con la sortija del diamante, que yo la seré con la de plata".


            Cada hermano se colocó en el dedo la sortija correspondiente y cada uno de ellos emprendió su vida por separado. Unos días después, el hermano menor, preguntándose por qué su padre guardaba tan celosamente una sortija sin valor, comenzó a examinarla con detenimiento, y al hacerlo, en su interior pudo leer: "Esto también pasará". "Bueno - se dijo - ésta debía ser la oración de mi padre".

                Transcurrió el tiempo. Discurría la vida del hermano pequeño. También había momentos buenos y malos, alegrías y sufrimientos, situaciones plácidas y situaciones dolorosas. Pero siempre tenía presente la inscripción en la sortija de plata. "Esto también pasará". De este modo mantenía una actitud ecuánime y equilibrada, el ánimo siempre presto y la mente firme. No se apegaba a lo placentero y no tenía aversión a lo desagradable. "Esto también pasará". No se exaltaba y no se deprimía. Estaba siempre en paz consigo mismo, pacífico y contento, fluyendo como el río y en armonía. Como dicen los maestros: no te aferres al disfrute ni odies el dolor. 

Mantén la mente firme ante el placer y el sufrimiento, el encuentro y la pérdida, el triunfo y la derrota, el halago y el insulto, porque..."Esto también pasará"

domingo, 20 de diciembre de 2015

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Domingo anterior

No hablaron nada. De vez en cuando, la mano del doctor apretaba fuertemente la de su amada como si de una petición de ayuda se tratase. No podía más. Tampoco sabía cómo resolver aquel pasado en el que vivía permanentemente sin remedio.

Swa se detuvo frente un viejo café de aspecto Irlandés.
.-Vamos a entrar Owen. Necesitamos tomar algo caliente.- Owen no respondió pero la siguió deseoso de que algún tipo de calor llegase a su vida(…).


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Domingo 20_12_2015  (Relato)

Al fondo del café había una mesa vacía cercana a un antiguo aparato para seleccionar música. Owen se dirigió a ella. Alguien detuvo a Swa cuando seguía a su amado.
.-¡Swa!...¿Cuánto tiempo sin verte amiga mía?. ¿Qué alegría?.-La mujer china cambió el semblante. Se detuvo temblorosa junto a aquel joven de aspecto bohemio.


.-¡Nemo!. No pensé que estarías en el país.-Se acercó a su oído muy despacio para decirle.-Por favor, eres un simple amigo. –Cambió de nuevo la voz subiendo el tono para que Owen se enterase ahora.- Amigo mío, te presentaré a mi compañero.


Al volver la vista a la pequeña mesa del fondo, encontró a Owen observándola con una mirada profunda e inquisitiva. Sudoroso, mantenía un aspecto lívido y cansado. Sus ojos lanzaban una mirada demoledora que aterrorizó a Swa. Ésta se acercó despacio seguida de su supuesto amigo. Parados y sin atreverse a pronunciar palabra esperaron a que Owen les diese una entrada.


.- ¡Dime!, ¡de qué le conoces!. He visto como te miraba. No me vas a engañar.-Y diciendo esto dio un soberbio golpe sobre la mesa. Todas las personas del local volvieron los ojos hacia la mesa de los tres extraños. 


.-¡Por qué tienes que llamar tanto la atención, ¿eh?, dime Swa!. ¿Por qué conoces tanta gente?.¿ de qué forma crees que me siento?.- Swa no pudo contener las lágrimas y sin decir nada salió deprisa de aquel lugar. El amigo al que había encontrado la siguió mientras Owen gritaba su nombre destrozado y caído entre la silla y el suelo.


Al salir la mujer china se apoyó en la pared exterior del establecimiento y se dejó caer arrastrándose a lo largo de ella para descargar su pena. Su amigo la levantó de inmediato.


.-Swa que está pasando. ¡Otra vez no!. ¿Por qué la vida siempre te deja caer en manos de personas que no te merecen?: Ven aquí mi pequeño “trésor”.


La abrazó dulcemente mientras intentó iniciar la marcha. Sin embargo, algo dentro de Swa le hacía volver a aquel local para rescatar a Owen del demonio que se albergaba dentro de sí mismo.


Miró hacia dentro y vio a la gente arremolinada entorno a la mesa del fondo.

Había en ella un sentimiento maternal que le impedía dejar a aquel hombre a la deriva. Sabía que el camino sería arduo. No era fácil convivir con el tormentoso interior del psiquiatra. Sin embargo, ella sentía que tenía una misión junto a él. No podía dejar que la vergüenza y los celos le devorasen.


Entró de nuevo. Se abrió paso entre la gente y quiso levantar del suelo al hombre que en esos momentos estaba fuera de sí.


.- ¡Owen cariño mío!, estoy aquí. Dame la mano y ven conmigo.- En ese momento el resto de la gente ayudó a Swa, compasivamente, a izarlo del suelo. El cuerpo diminuto de la mujer china se quebraba ante el peso del cuerpo pesado e inánime que yacía bajo la mesa.


Una vez más, la dislocada mente de Owen había puesto ante el abismo a su paciente y comprensiva amante. ¿Cuánto podría resistir aquel extraño sentimiento?.

 Mientras sucedía todo esto, el teléfono de Owen no había parado de sonar. (…)