Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 10 de febrero de 2021

¿QUIÉNES SON LOS MEJORES MAESTROS?

 

Cuando nos referimos a maestros, nuestra mente rápidamente trae a su memoria a personas singulares, con capacidad de enseñar alguna destreza o conocimiento que otros desconocen.

En realidad, maestro no sólo es el que enseña, sino quién provoca en nosotros la reacción suficiente y necesaria para que accedamos a nuestras habilidades más escondidas y situemos nuestra razón o creatividad al máximo de sus posibilidades.


 

Maestro, es quien te enseña de ti para ti. Quién abre caminos de razonamiento múltiples, quién rentabiliza los recurso que ve en nosotros y sobre todo, quien nos hace sentir lo mejor nuestro.

Anteriormente, la vieja concepción del “enseñante” se circunscribía, sobre todo, a los conocimientos. Ellos nos ponían en contacto con la información y en base a su correcta e idéntica repetición, nos calificaban. O sea, se premiaba que imitásemos lo que decía, a lo que obligaba o a lo que imponía. Hoy ya no cabe considerarlos así.

Todos tenemos acceso a la información en este mundo desarrollado. Todos conocemos cómo llegar a los contenidos. Todos sabemos copiar. Pero no se trata de ser una copia. Se trata de ser un “original”. Único e irrepetible. Diferente e incomparable.

Tampoco se trata de repetir lo que nos muestran. Se trata de hacer saltar el resorte, en quienes nos escuchan, para que conecten con su propia curiosidad y a partir de ella, la versión más creadora que todos llevamos dentro.

Si el canal que se utilizaba antaño para aprender, era el auditivo y visual, tal vez ahora tengamos que apelar al cenestésico. A las sensaciones, al agrado de sentirse bien cuando se aprende descubriendo, al poder de los sentidos apartados, en otros tiempos, del conocimiento; el olfativo, el gustativo o el táctil.

Saber que los caminos no son únicos cuando se resuelve un problema, que las soluciones dependen de la flexibilidad y la cooperación, que la luz llega cuando el espacio es amplio y no se ciñe a un estrecho sendero.

En realidad, los mejores maestros son todos los que nos ponen frente al dolor, a nuestros fantasmas o nuestro malestar. Porque habrán conseguido que caminemos hacia dentro buscando soluciones y descubramos que el mundo no se termina en esa aflicción. Pero sobre todo, saber que la vida siempre nos está esperando para comenzar de nuevo.