Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 25 de abril de 2020

LAS SEÑALES DE TU CUERPO



El cuerpo nunca miente. Te indica lo que no va bien haciendo hincapié en el cómo más que en el por qué. Ése, deberás averigüarlo tu mism@.

La relación cuerpo mente-pensamiento-emoción es más que evidente. Si pensamos cómo reacciona nuestro cuerpo ante el miedo, la angustia o la tristeza ( recordemos cuando estamos esperando un resultado, cuando ha ocurrido un accidente de algún familiar, si nos sometemos a una revisión…) y muchos casos en los cuales sentimos, rápidamente, la pulsión de esos sentimientos somatizados en el cuerpo.



Nos duele la cabeza, se revuelve el estómago y la barriga, la espalda nos mata y nos empezamos a sentir fatal. De forma inmediata, también se pasa si lo que provoca estas reacciones, que esperamos negativas, cambian su signo. Es evidente que esta unión es inseparable.

Hay muchas señales que nos indican que algo va mal. Hay que hacer caso a estos signos que con frecuencia se repiten para indicarnos que efectivamente no hacemos caso a lo que no funciona, dentro o fuera de nosotros.

Al cuerpo le duele lo que daña a la mente, lo que angustia al pensamiento, lo que teme el sentimiento. Por eso, es posible, de algún modo, practicar una modificación en la forma de afrontar las desgracias, los miedos y los temores para beneficiar al cuerpo e iniciar su curación.

Es muy interesante saber que la influencia de los pensamientos es determinante en la respuesta del cuerpo porque entonces podremos tomar el timón y no ir a la deriva de una enfermedad.

La mayoría de las veces, la enfermedad no es sino una acumulación de señales, de alertas y de luces intermitentes que el cuerpo ha enviado al cerebro. Algo pasa, dónde ocurre y para qué llega. De qué me está alertando o qué me está indicando con respecto a mi comportamiento o mi sentir.

Podemos hacer mucho por nuestra sanación.

Os dejo una meditación que suelo ponerme muchas noches cuando creo que algo debo revisar en mi cuerpo y en mi mente porque no estoy bien.

Espero que os sea tan útil como a mí.

lunes, 20 de abril de 2020

EL ARTE DE NO ENGAÑARTE



No hay nada peor que engañarse a uno mismo. Tampoco nada tiene tan nefastas  consecuencias. Nos saboteamos cuando queremos creer con la mente lo que sabemos contrario con el corazón y entonces no solamente empezamos la escalada hacia el sufrimiento, sino también hacia la autodestrucción de tus valores más íntimos.




Solemos engañarnos cuando existen apegos fuerte; cosas o personas que no queremos perder. Situaciones en las que creemos ser felices y en las cuales, reconocer la verdad nos obligaría a tomar decisiones en las que el dolor va unido a ellas como un cordón umbilical.

A la larga esto no funciona. Uno sabe la verdad en sus adentros. Reconoce que actúa “como si” las cosas fueran de otra forma, pero sabe que llegará el momento que el monstruo de la realidad se ponga de frente y nos saque los colores. Y es que aquello que nos sucede como “malo” o negativo, de forma reiterada, lo permitimos nosotros al elegir no hacer nada para evitarlo. 

La historia de la que somos protagonistas, está hecha a base de elecciones, de permisibilidades, de puertas abiertas y ventanas cerradas. 

Vamos construyendo nuestra cárcel y para no ver los barrotes nos empeñamos en que no existen. Realmente no existen si dejamos de quererlo. Todo, en última instancia, depende de la decisión de un segundo, sin olvidar que tú eres quien decides siempre.

Siempre me ha gustado enfrentarme a la verdad y verla con la sencillez o con la dureza que traiga. Taparla detrás del autoengaño solo servirá para destruirnos a los implicados inevitablemente.

Construye verdades a cada paso. Actúa como tu corazón te dicte y no busques el provecho propio si con él dañas a otra gente, porque cada acción tiene sus consecuencias y éstas volverán a ti como un boomerang cuando menos te lo esperes. 

Es un precio muy alto para un beneficio insignificante, al final.