Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 16 de junio de 2016

EL QUE TANTO BUSCA



Cuando buscas es que algo te falta. Hay personas que siempre buscan; un nuevo trabajo, un lugar diferente donde vivir, un nuevo amor…su vida es una continua búsqueda en la que parecen estar siempre insatisfechos.

Es como si se tratase de una necesidad imperiosa de tener  novedades consigo. No pueden vivir sin ellas.

He conocido personas que manteniendo su estructura de vida básica intacta, léase la familia, el status la apariencias y limpios del “qué dirán”…se dedican a buscar sin ser vistos.

El buscador lo es desde el nacimiento. Siempre dispuesto a lo que llegue, siempre indagando sobre todo y todos, siempre al acecho de lo nuevo que se presenta para ser el primero en optar a ello.

Cuando encuentran tampoco significa para ellos, el final de la búsqueda porque hay una permanente necesidad de rellenar ansiedades ególatras.
Su yo más profundo tira piedras al superficial para incitarlo a seguir rastreando. Son como sabuesos. Olisqueando aquí, allá, más allá todavía y sin encontrar espacio de reposo donde descansar.

Dice un poema de Gala: …” Buscador de las mil rosas separadas del rosal, cuando encuentres lo que buscas será espuma y se te irá…

Tan grande es la imperiosa necesidad de seguir sintiendo que alrededor siempre hay novedades con las que renovar su mundo no se dándose ni cuenta de la insigne tarea que les ocupa.

Escuchaba a Alejandra Vallejo Nájera, el otro día, la diferencia entre el narcisista y el ególatra. Mientras el primero se enamoraba de sí mismo para volcarse en el exterior, el segundo metía el exterior dentro de sí para engullirlo e integrarlo consigo.

Estoy segura que ambos buscan y mucho. Lo que no saben es que se buscan a sí mismos entre la multitud y como no terminan de encontrarse, se convierten en depredadores de almas, en vampiros energéticos insatisfechos siempre.

Cuidado con ellos. Hay muchos y disfrazados de compasivos y solidarios colaboradores siempre dispuestos a estar a tu lado.
¿Conoces alguno?


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Nota: Cuando me refiero en masculino al sujeto, que conste que me refiero a la persona humana, hombre o mujer.

martes, 14 de junio de 2016

LA SOLEDAD DEL INTELIGENTE



Cuando hablamos de inteligencia deberíamos comenzar por estar de acuerdo en qué entendemos por ella.

Inteligencia ha sido una palabra entendida de muchas formas distintas. Se llamaba inteligente al que tenía memoria y repetía las lecciones del profesor a la perfección. A ese, se le daba también la mayor nota sin cuestionar que se premiaba la memoria y no la capacidad de resolver problemas en el entorno exterior o en su mundo interior.

En la actualidad, una persona inteligente es la que es capaz de adaptarse a la adversidad, la que encuentra soluciones que resuelven los problemas, desde la óptica que sea, la que cuenta con un bagaje emocional flexible y empático, la que puede utilizar el pensamiento múltiple y dedicar muchos caminos diferentes para llegar a un mismo punto.

En ocasiones, el inteligente es poco social porque no encuentra personas que se le parezcan o se le asemejen.

Pasa de largo de las tonterías, sin dejar por eso de tener sentido del humor. Elogia a los que, vengan de donde vengan, son capaces de ir más allá de lo evidente, de descubrir sendas diferentes, de admitir modelos distintos y de utilizarlos todos para abrirse camino él y  los demás.

Otro rasgo que define a los inteligentes es que se alejan de la masa, de lo que todos hacen, de lo que se lleva o lo que es tendencia porque eso arrastra sin sumar. 

Si te añades a un río es más agua la que lleva, pero en la misma dirección y pasando por el mismo sitio. Si tu agua hace crecer un río nuevo aporta al entorno nuevas fuentes de energía, nuevos y frescos derroteros que siempre, más que sumar, multiplican. 

La soledad del inteligente es amplitud de espacio interior porque a estas personas solo les interesa aquellos que les hagan crecer por dentro, aunque ese crecimiento sea emocional; porque esa es otra, no es inteligente quien más sabe, sino quien mejor utiliza cualquier pequeño recurso que caiga en sus manos y sobre todo en su corazón.

Ser inteligente nada tiene que ver con las matemáticas, ni con tener mucha memoria, ni con saberse una biblioteca. 

Ser inteligente es saber estar dentro de uno mismo para regalarse, a quien merezca la pena, plenamente y con ello cambiar su mundo; el mundo.

lunes, 13 de junio de 2016

NO PUEDES HACERLO POR MI




Estamos equivocados cuando pensamos que podremos ayudar a nuestros hijos, a los hermanos, a los padres, a las parejas o a los compañeros a resolver sus propios duelos.

 Nadie puede hacer nada por nadie. Tenemos que hacerlo nosotros. Las tareas, el trabajo, el recorrido…siempre es nuestro. Y si no lo fuese, en realidad no aprenderíamos.

Los ejemplos enseñan, los modos enseñan, las maneras, el lenguaje no verbal; todo enseña y nada, a la vez logra la enseñanza definitiva.

Lo que de verdad enseña es la experiencia propia. Sufrirlo en ti. Cuando sucede así, entonces integramos lo aprendido y no se nos olvida jamás porque al volver a recordarlo irán asociados un montón de sentimientos, emociones, dolores o sin sabores con ello.

Vemos este breve y sugerente cuento.

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Se dice que un maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma.

-Maestro -lo encaró uno de ellos una tarde- tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado…

-Pido perdón por eso -se disculpó el maestro-, permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.
-Gracias maestro -respondió halagado el discípulo.

-Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?

-Sí, muchas gracias -dijo el alumno.

-¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

-Me encantaría…, pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro…

-No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte… Permíteme que también te lo mastique antes de dártelo…

-No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! -se quejó sorprendido el discípulo. El maestro hizo una pausa y dijo:
-Si yo les explicara el sentido de cada cuento, sería como darles a comer una fruta masticada..

domingo, 12 de junio de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



DOMINGO ANTERIOR

Entre las sábanas pudo escuchar la conversación que ellas mantenían.

.- El señor aún duerme.

.-Hay que comprobar que es así.  ¿Seguro que le puso la dosis adecuada?.

.-Sí señora. Hice todo lo que usted me dijo.

.- Bien. Cerremos la puerta entonces. Aún dormirá algunas horas más.- Y diciendo esto, la mujer de pelo rubio cerró la puerta dejando un diminuto papel entre ésta y el marco.- Sabremos si la ha abierto. No podrá escapar de aquí…

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Relato del Domingo 12_06-2016


No sabía lo que sucedía pero se sintió prisionero en su propia casa. Su mente aturdida pensaba con rapidez. No podía acordarse cómo había llegado hasta allí o en qué medida lo que recordaba de su vida anterior era cierto.

Miró a su alrededor y no vio su ropa de calle. Se levantó inmediatamente para abrir el armario. Tropezó con una descalzadora que estaba fuera de su sitio. Por un instante permaneció inmóvil. El ruido podría alertar a aquellas mujeres de las que, sin duda, tenía que huir.

Allí no había nada tampoco. Abrió los cajones de la cómoda. Estaban vacíos. Alguien conspiraba contra él. Habían retirado sus cosas. Ahora no reparó en los golpes que daba en cada cajón que iba cerrando.

.-¡Por dios! que es esto. Qué pretenden.- Lentamente se acercó a la puerta para escuchar. Parecía no haber nadie. Habían dejado de oírse aquellos pasos que recorrían el pasillo y tampoco se oía ninguna voz. Tal vez le hubiesen dejado solo.

Abrió la puerta sigilosamente. Nada parecía moverse. El despacho, al fondo, estaba entreabierto. Allí permanecía aquella caja fuerte de la que solo él sabía cómo abrir.

Se arrastró por la pared. Su espalda dejaba un rastro invisible en la pintura como si de un reptil se tratase.

Logró acercarse a la pequeña estancia llena de libros. No había nadie. Se adentró lentamente para sentarse en aquel sillón que le había cobijado tantas veces. 

No podía creer lo que le estaba sucediendo. Una foto de encima de su mesa le descolocó aún más.

Una mujer desconocida le abrazaba sonriente mientras el miraba al mar desde una baranda. ¿Qué significaba aquella foto?. No conocía a aquella mujer. Pero sí, era ella sin duda. La que había abierto la puerta de su habitación apenas hacía unos momentos.
Tenía que abrir aquella caja para coger el dinero que contenía y los documentos incriminatorios que guardaba en su poder. No podía permanecer más tiempo allí.

Sin pensar si realmente estaba solo, comenzó a retirar los muebles de la pared. 

Las mujeres que estaban en la casa observaban sus movimientos desde otra habitación. Habían instalado una diminuta cámara en la parte superior del despacho y podían seguir sus movimientos sin dificultad.

Owen estaba a punto de abrir aquella caja camuflada cuando de pronto se detuvo.

.-Soy un inconsciente. ¿Y si no estoy solo?. No he revisado la casa. – Ellas se miraron con complicidad.

.-Es el momento.-dijo la mujer morena.

El doctor comenzó a oír ruido de puertas. Cerró inmediatamente el despacho. La mujer llegando a la altura de la puerta comenzó a llamarlo cariñosamente.

.-Owen, Owen querido. ¿Te has levantado ya?. Cariño abre la puerta. Los niños aún duermen.- Owen despavorido supo que era víctima de una maquiavélica intriga donde querían volverle loco.
.-No abriré. ¿Quién eres?.

.-Owen por favor. Soy tu mujer. ¡Abre!.- El psiquiatra sudoroso y angustiado supo que no tenía escapatoria. Abriría aquella puerta para saber qué estaba sucediendo.

La mujer, no solo estaba dispuesta a convencer a Owen de  su amnesia, sino que también estaba decidida a que abriese inmediatamente aquella maldita caja fuerte que contenía los valiosos papeles.

Algo llevaba cuidadosamente en una caja. Algo se retorcía dentro de ella deseando salir maliciosamente. Algo que haría actuar a Owen sin remedio…