Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 24 de diciembre de 2021

SOLO UN MOMENTO...

 Puede que no seas cristiano y menos católico, 


Puede que ni siquiera creas en nada,

 

Puede que, por el contrario, lo creas todo;

 

En cualquier caso puedes dedicar un minuto

 

A ti, a tu corazón, que es tu dios.





 

En ese silencio, en el recogimiento del alma,

 

Siéntete pequeño en las miserias,

 

Grande en el bien que guardas en ti, 

 

aún sin saberlo.

 

Inmenso en el cobijo de algo más,

 

Sensible ante la inmensidad de lo que no sabes,

 

Compasivo con el dolor ajeno y el propio.

 

Siéntete uno con todo,

 

Con este universo que nos cobija,

 

En ti. En los que amas.

 

A solas, contigo. 

 

Con tu Dios.

 

 

 

 

martes, 21 de diciembre de 2021

AUSENCIAS Y PRESENCIAS

 No es un texto mío, pero es una reflexión cierta que llega al corazón porque de él mismo sale y en él se instala.

No es fácil la Navidad, la mayoría de las veces, cuando te haces mayor. No lo es cuando faltan personas que amaste y amarás sin dudarlo. No lo es cuando existen amenazas que cambian la vida y sucesos que la detienen para siempre.

 

Habrá sillas vacías.

Quedarán huecos por llenar.

No dejarán de estar, ni un solo minuto, dentro de nuestro corazón. Por ellos. Por tantos. Por los nuestros.






            “Se acercan las Fiestas y empiezan los preparativos: los regalos, la decoración, el menú de la cena, el lugar donde reunirse... Y aparece la pregunta inevitable: "¿Cuántos somos el 24?". Y en la respuesta, aparecen, implícitamente, las "sillas vacías", las personas que no están... La persona que está lejos, la que la vida llevó por otro camino, la que eligió no estar, la que se enemistó, la que se llevó la muerte... Y aparece la tristeza. Y las "sillas vacías" duelen. Y necesito ese abrazo contenedor y prolongado que no va a llegar... Y extraño tu sonrisa...Y los ojos se llenan de lágrimas... Y duele... Pero es la realidad. Y a la realidad hay que aceptarla... Entonces suspiro hondo y giro la cabeza. Y veo las "sillas ocupadas". Son las personas que me aman. Y sonrío. Así es parte de la vida: pérdidas y ganancias... Así voy a brindar el 24, con lágrimas contenidas por las "sillas vacías", y sonriendo desde el alma por las "sillas ...ocupadas"... Feliz. Sí, feliz a pesar de la tristeza. Porque ser feliz no es necesariamente estar alegre. La alegría es una emoción pasajera que termina cuando el buen momento finaliza. La felicidad es otra cosa. Es un estado del alma. Ser feliz es estar en paz. En paz sabiendo que estoy recorriendo el camino correcto, el que coincide con el sentido de mi vida, el de mis errores y triunfos, con mis miedos y mi coraje... Mi camino, el que yo elegí. Un camino en el que hice todo lo que pude, y más, por los que no están, a los que me brindé incondicionalmente, a los que amé...”

 

Alzheimeruniversal.eu

 

domingo, 19 de diciembre de 2021

TU PUNTO CIEGO



Todos lo tenemos. Esa zona en la que no ves. El talón de Aquiles dónde quiebra tu voluntad. El rincón oscuro en el que aparece el vacío.

 

Por fuertes que creamos ser, por decididos y determinados. Por valientes o temerarios. Siempre hay una zona en lo más profundo de ti en la que todo se desmorona, en la que eres frágil y quebradizo, en la cual una vez dentro, no puedes defenderte.

 

Las personas que se presentan ante el mundo decididas e inquebrantables, lo tienen aún más decisiblemente sensible. Cuánto más lo ocultas a ti mismo, más poderoso se hace en su incógnito existir.

 

Incluso podemos creer que nuestro punto ciego es uno y demostrarnos la vida, que no lo es. Que está en otro sitio, en otra emoción más fuerte aún, en otro malestar que aún no has probado.

 

Todos, también, tenemos miedo de ese punto. Tratamos de vivir como si en nosotros no existiera. Lo dejamos dormir en nuestra conciencia para ocultar que existe, pero no depende de nosotros el abismo que representa y, sin saber cómo ni cuándo, se abre la sima bajo nuestros pies sin poder remediarlo.

 

Haz un repaso de tus zonas oscuras. Tal vez te conozcas o creas hacerlo; posiblemente, aún no lo hayas descubierto o sepas, por el contrario, muy bien dónde está. Lo mejor de todo es que no lo sepan los demás porque es la zona de peligro donde la tragedia puede asolarte en un instante.




 

Es momento de repasar. Termina un año. Nos han pasado muchas cosas a todos y a otros, muchas más. Nadie parece ser el de antes. Algo nos ha cambiado dentro.

 

Mírate. Sin miedo. Sin engañarte. Sin querer ser quien no eres. Descubre tu punto ciego.

Pon luz.