Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 29 de octubre de 2020

MENSAJES OCULTOS

Todos los cuentos, fábulas, relatos o similares, nos traen mensajes ocultos muy aprovechables.

Hoy traemos un conocido cuento portugués cuyo contenido no nos dejará indiferentes.

Se trata del “autoengaño”. Los timadores siempre encuentran personas que también lo son. Nunca veamos como víctimas a quienes quieren ser verdugos aún transformados de inocentes corderitos.

Si te dejas engañar esperando un bien mayor que resulte, a su vez, un engaño para otros entonces aún tienes mayor culpa por ver la situación global y pretender un aprovechamiento material y moralmente superior.

Veamos:

 


 

“…En cierta ocasión, un viajero que iba cargado con un ligero petate y una olla vacía, llegó a un pueblo que no conocía. Llevaba días caminando y estaba sucio, cansado y sobre todo hambriento.

Se dirigió a la plaza y vio que estaba muy animada. Entre el bullicio distinguió a algunas personas sentadas degustando buenos trozos de queso con pan de hogaza y refrescándose a base de beber vino de la última cosecha. Se acercó a ellas y les pidió por favor si podían invitarle a comer algo pues hacía más de dos días que no se llevaba nada a la boca. Por desgracia, nadie quiso compartir con él ni unas migajas.

Entristecido pero sin perder el ánimo, avistó una fogata en medio de la plazoleta. Cogió su olla, la llenó de agua en la fuente pública y metió dentro una piedra limpia y lisa del tamaño de una naranja. La gente, extrañada, se acercó a él.

– ¿Qué hace usted? ¿Acaso va a cocinar un pedrusco? – le preguntó un lugareño descarado, cuya voz sobresalió entre los murmullos de la gente que se miraba con cara de asombro

– Tengo una piedra que podría decirse que es mágica y hace la mejor sopa del mundo. Ahora mismo ustedes van a comprobarlo con sus propios ojos.

Decenas de personas se arremolinaron en torno al viajero ¿Una sopa mágica? ¡Eso había que verlo! La expectación era máxima.

Cuando  el agua empezó a hervir, el extraño vagabundo sacó una cuchara de su bolsa y la probó.

– ¡Uhmmm!… ¡Qué rica está quedando mi sopa! Claro que si tuviera algo de carne estaría más sabrosa…

Uno de los lugareños le dio un pedazo de jamón que acababa de comprar.

– Pruebe a echarle esto, a ver si ayuda a mejorar su sabor.

Al rato, el viajero la probó de nuevo.

– Realmente está más rica, pero con un poco de verdura quedaría aún más exquisita – exclamó en alto para que todos le escucharan.

Una mujer que salía del mercado y se había unido al curioso grupo, también quiso contribuir a esa curiosa receta.

– Tenga… unas zanahorias y unas berzas para añadir al caldo.

El hombre las aceptó encantado, las echó al a olla y se llevó un poco de líquido caliente a los labios.

– ¡Qué maravilla! Pocas veces he comido algo tan delicioso… ¿Alguien tiene media docena de patatas y un poco de sal para realzarla un poco más? ¡Esto ya está casi está!

– ¡Yo tengo! – dijo un muchacho deseoso de probar la sopa – Espere un momento que me acerco a casa y ahora mismo le traigo lo que le falta.

Tal como había prometido, el chico apareció minutos después con las patatas y la sal, que fueron a parar a la cazuela junto con los demás ingredientes.

Cuando la sopa estaba en su punto,  el viajero dijo a todos los allí presentes que fueran a buscar un plato ¡Tenían que probar aquella maravilla!

Hombres, mujeres y niños degustaron la sopa de piedra y la encontraron espectacular. El perspicaz e inteligente viajero había conseguido que la gente del pueblo creyera que estaba tan rica por los efectos mágicos de la piedra, cuando en realidad, estaba buenísima  porque entre todos habían llenado la olla de buena comida y sabrosos condimentos.

Una vez que el hombre sació su apetito y se sintió con fuerzas, lavó la piedra y se la metió en el bolsillo ¡Probablemente volvería a necesitarla para poder comer!

 

 

lunes, 26 de octubre de 2020

CIELO DESPEJADO

 

Entre el caos mundano,

 aparece un cielo despejado,

Entre este mundo y el otro,

Lo tengo ganado.

Un cielo despejado 

que envuelve lo andado,

Recorriendo caminos inciertos,

Lo peor de lo malo;

 


 

Un cielo siempre azul

Aún con borrascas y chubascos.

Entre lo dulce y lo amargo,

Está el sabor de lo cierto

Y el sosiego de estarlo.

Cielo y tierra; mar de sargazos,

En el fondo del océano

La verdad resplandece con el lazo

del regalo que trae cuando se posa

En lo más profundo de un abrazo.

Abre las alas y deja que se vaya de largo

Pon el alma en un cofre,

sobre las aguas del mar, nadando.

Y al cielo llega en su horizonte

Para besar el límite de lo humano.

No temas salir volando.

Aquí, allá, en cualquier sitio…

El mundo te está esperando.

 

domingo, 25 de octubre de 2020

LA NECESARIA PACIENCIA

 

Estamos en un momento difícil. Complicado en todo el mundo, complejo fuera y dentro de cada uno. Inestable e indeciso. Donde nos asaltan dudas, temores, inseguridades. Donde nada es como antes ni lo será por mucho tiempo.

Necesitamos usar las herramientas necesarias para seguir adelante con las improntas de cada día; ahora siempre diferentes y demasiado cambiantes para nuestra consabida zona de confort de antaño.

Necesitamos, sin duda, grandes dosis de paciencia. Mucha tranquilidad y no menos fortaleza para tratar de acomodarnos en la incomodidad y poder cimentar de nuevo un mundo distinto.

 


 

La paciencia es una gran virtud que siempre tiene recompensa. Ante cualquier eventualidad, ante los cambios, ante lo inesperado, ante la necesidad de conseguir lo que se desea o dejar lo que no conviene.

 Paciencia para continuar con una sonrisa aunque llore el alma.

 Paciencia para ver luz más allá de la oscuridad.

Paciencia para estar y no evadirnos. Para llegar y no huir.

Paciencia para tender puentes y derribar barreras en tiempos de muros insondables.

Paciencia para creer en un futuro mejor valorando la vida; la de cada día, la que suma y no resta, la que se ha convertido en un reto a superar cada hora que pasa.

Paciencia para con nuestros problemas que no son ni lo único ni lo más grave que existe.

Paciencia para mantener el control dentro del caos.

Porque cada puñadito de paciencia hará una montaña inmensa a la que poder subir cada vez que la tierra tiemble bajo nuestros pies.

Por ti, por mi, por los que amamos.

Paciencia cayendo en lluvia generosa sobre nuestro corazón.