Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 4 de septiembre de 2015

FRENTE A TU ESPEJO...MÍRATE



Nunca me había dado cuenta lo difícil que es sostener la mirada sobre nuestros ojos delante de un espejo. Por unos momentos quieres escapar, dejar de mirar, volver la cara.

Se trata de mantenernos firmes y de perder el miedo a lo que vemos. Tal vez no nos guste. Tal vez no nos reconozcamos. Posiblemente no queramos hacerlo. Incluso puede que seamos otro diferente a quien creíamos que éramos.

Pero hay que hacerlo para encontrarnos con las verdades. Hay que hacerlo. 

A veces rondan por nuestra cabeza certezas que nos negamos a admitir. Y ellas, con su peso, martillean una y otra vez nuestra conciencia. Hasta que se hacen presentes desnudas, amargas y descarnadamente puras. Por eso hay que mirar. Dentro. Más abajo. Más arriba. Por encima y en el centro. Y si mirando lo ves, detente. Un segundo. Un momento. Y mírate frente a tu vida y frente a lo que otros hacen con ella. Mírate de arriba abajo.

No vale engañarnos porque será sólo por un rato. Puede que ese rato dure unos meses, unos años, incluso una década pero alguna vez veremos…y entonces amigo mío…no hay vuelta atrás. Lo sientes. Te sientes. Lo sufres. Te sufres. Y justo en ese tiempo piensas en qué momento empezó todo y te das cuenta de que todo empezó antes de lo que pensabas. En ese instante, te das cuenta también de que hay cosas que solo suceden una vez y que por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo. 

Nunca más.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

LO CORRECTO; LO PERFECTO



Todos queremos la perfección. Aceptamos mal los errores, las deficiencias, las grietas o los deshilados de cada uno. 

 Nos gustaría ser perfectos, o casi, y mucho más si consideramos esta dimensión aplicada a nuestra pareja o a los hijos.

En el primer caso, con la pareja, suele suceder varias situaciones. Que o bien soñemos con el hombre o la mujer perfecta y queramos adecuar la realidad, que está junto a nosotros, a ese sueño o que en realidad aspiremos a tener lo perfecto en el otro y lo que de verdad tenemos lo veamos siempre como contravalores. 

Los defectos solapados y envueltos en dulce caramelo; o las taras agrandadas.

Si son los hijos los que tienen que llegar a la perfección, el proceso se opera distinto porque el amor incondicional nos sitúa en una posición diferente.

 Vemos donde no hay y creemos que son realidades  los sueños que depositamos en ellos.

No hay que exigir perfección porque es imposible darla. Incluso no es deseable. 

Posiblemente lo mejor de la vida nunca está dentro de la raya, en el carril correcto, ni en la nota exacta.

Lo mejor de la vida surge siempre cuando no se espera, ni se programa, ni se proyecta.

Lo mejor de la vida está en la sorpresa de encontrar que en la imperfección, lo mejor que vivimos.

No quiero ni hijos perfectos, ni amores correctos. No me quiero a mi metida en la línea de la perfección juzgándome a cada instante por salirme del camino.

Me doy permiso para ser incorrectamente imperfecta.
Y a ver qué pasa…
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“Nasrudin conversaba con un amigo.

- Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?

- Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.

Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.

Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.

- ¿Y por qué no te casaste con ella?

- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto…”

martes, 1 de septiembre de 2015

COMENZAR DE NUEVO



Cuando uno comienza otra vez, aunque sea conocido el camino, siempre parece nuevo. 

Uno espera encontrarse con lo mismo pero seguramente nada será igual. Todo cambia. Nosotros mismos cambiamos. La gente es la misma pero con un tiempo más sobre sus conciencias. Con un tiempo en el que habrán reído y llorado. Estando felices y habiendo protagonizado tristezas, quedando menos para el final, siendo un poco más viejos, un poco más listos, un poco más doloridos, un poco más necesitados.

Comenzar nos obliga a renovarnos, sobre todo cuando somos nosotros los que dirigimos algo. Cambiar el ritmo diario, ilusionarnos para ilusionar. 

Alta responsabilidad en este caso, porque la ilusión no crece por generación espontánea. La ilusión hay que ganársela a la vida. Hay que trabarla día a día. Hay que alimentarla rato a rato.

Comenzar siempre da pereza. Es como ponernos en marcha de nuevo. Se trata de arrancar motores y poner en marcha la maquinaria. Es alimentar el fuego para poder alumbrar y dar calor a los que se cobijan en nuestro espacio vital.

Mañana abrazo de nuevo el reto de ilusionar. Es como si fuésemos repartiendo magia. Se trata de hacer surgir destellos en el alma  y la mente de los que nos escuchan y crear en ellos la necesidad de seguir manteniendo el interés por lo que les entusiasma.

Siento una gran responsabilidad cada septiembre. No sé si llegaré, no sé si sabré, no sé si podré, no sé si calaré…el único criterio que tengo para estar conforme con lo que hago es medir lo que en mi produce lo que enseño.

 Si me engancha, logro enganchar. Si me motiva, logro motivar. Si me emociona, logro emocionar.

Esperemos que un curso más abra las puertas de la esperanza a flor de piel, de la ilusión por lo sencillo, del entusiasmo por el día a día, de la alegría que chisporrotea en los ojos cuando dos amigos y compañeros vuelven a encontrarse.

Esperemos que yo misma me supera una vez más para entregar lo mejor de mí.

¡Feliz comienzo de curso ¡



lunes, 31 de agosto de 2015

TODO DEPENDE DE LA LUZ





Hoy quiero que me acompañéis en estas reflexiones que invitan a meditar.

Aquí el día está gris…el verano comienza a decir adiós y otro nuevo tiempo amenaza con llegar.
Estoy esperándolo…no tengo miedo.


Dice Hamlet Lima Quintana:

TODO DEPENDE DE LA LUZ
…De la marea de iluminar las cosas…
Todo depende de la forma,
De los contornos,
De las interpolaciones
Y de las dudas.
Todo también depende
De que el tiempo nos marque,
De que los espacios
Nos den los titulares.
El verdadero problema
Es elegir entre perseguir las sombras
 O resignarse en ser el perseguido. (…)
Salir de las sombras
O hacer las sombras perdurables.
Y en la última etapa del abismo,
Después de liberar a los otros,
Recordar,
Sin urgencias,
Que uno es el preso
Y a partir de allí…
Liberarse.
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Saludo al Buda que hay en ti. Puede que no seas consciente de ello, puede que ni siquiera lo hayas soñado —que eres perfecto—, que nadie puede ser otra cosa, que el estado de Buda es el centro exacto de tu ser, que no es algo que tiene que suceder en el futuro, que ya ha sucedido. Es la fuente de la que procedes; es la fuente y también la meta. Procedemos de la luz y vamos hacia ella.

Pero estás profundamente dormido, no sabes quién eres.
No es que tengas que convertirte en alguien, única-mente tienes que reconocerlo, tienes que volver a tu propia fuente, tienes que mirar dentro de ti mismo.

Una confrontación contigo mismo te revelará tu estado de Buda.

El día que uno llega a verse a mismo, toda la existencia se ilumina. (…)
Saludo al Buda que hay en ti,

OSHO