Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 13 de marzo de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

Hoy continuamos con esta sección que se inició la semana pasada. Bajo el título genérico “En el corazón de las palabras”, esta entrega se dedica a pequeños poemas a la muerte de mi madre, bajo el nombre "Heredera de ti".

Por lo general, son poemas cortos llenos de profundo sentimiento. Deciros, para una mejor comprensión de los mismos, que mi madre tiene como lecho un río, que ha mecido suave y livianamente las cenizas de su cuerpo como ella quiso.

Por lo que ella supuso en mi vida, por lo que de ella llevo conmigo, por lo que sigo sintiendo a pesar del tiempo, fiel amigo aliado mío, para no borrar su recuerdo, es por lo que comparto estos poemas que hoy se inician.


 

 

LILAS  EN EL AGUA

 

    Y

a hay lilas sobre tu frente

de agua,

las he volcado en tu vientre

             hambriento,

                    las he dejado

con su aroma entero,

                    para saciar tu sed

 de lunas y albas.

 

                       Ya hay barcas en el lecho

                       de tu río,

                       ya juegan en la espuma

        de tu pelo

                       batiendo  alas 

                      remos moviendo,

                       agitando mis duelos.

 

                       No hay quietud

                         para los muertos,

                       ni sosiego, 

                        ni escapada

                       No hay sueños, 

                        no hay voces

                       ni llamadas,

                        que no hay, 

                       que no hay nada.

 

                       Y me deja huérfana

                        el silencio.

                       Y me llamas

                       Desde dentro ahora,

    desde dentro de  tu agua, 

    Durmiendo.

 

                        Terminaste mi vida al marchar

                       corriendo

                       y volcaste en mi arena oscura

                       tu miedo

                       lo enterraste en el aire

                         y lo borraste,

                          luego.

 

                       ¡Ya hay lilas en tus manos 

                        sin mancha,

                                               de nuevo!.

 

jueves, 11 de marzo de 2021

EL LADO OSCURO DE LA MENTE

 

Existe en todos nosotros. Un área no manifiesta que está latente. Una zona que proyecta, posiblemente, ese inconsciente colectivo del que hablaba C. Jung. Un lado que carece de claridad expresa, que no podemos observar con la consciencia y que, en determinadas ocasiones, es el responsable de muchas de nuestras reacciones y respuestas.

Esta realidad tiene un doble filo. Por un lado, nos descarga de cierta culpabilidad voluntaria en ciertas conductas. Siempre es reconfortante creer que hay aspectos de ti, no demasiado saludables, que no dependen de tu deliberada intención. 


 

Por otro, nos adentra en una inconmensurable incógnita. ¿Qué hay en las áreas más primitivas de nuestro cerebro: en nuestro sistema límbico, en nuestro cerebro reptiliano o  en la amígdala, que nos impulsa a sobrevivir física o emocionalmente?. ¿A costa de qué?¿Se saltan, estas zonas, valores éticos o referentes de conducta culturales y sociales?.

Las respuestas y reacciones instintivas que parten de esas zonas determinan nuestro temperamento, entendido éste como la “materia prima”, el material sobre el que se modela el carácter y la personalidad. Innato, heredado e inmodificable, mientras que el carácter es el resultado de actuar sobre esa “materia prima” mediante la interacción con el entorno y las personas que nos rodean.

Hay un lado oscuro que posiblemente tenga que ver con nuestros antepasados más primigenios e incluso con generaciones pasadas, más cercanas, de las que hemos heredados muchos aspectos inexplicables, en cada uno de nosotros, de otro modo.

Posiblemente, cuando estemos ante una reacción que no parece propia de nuestra educación y personalidad nos habremos desplazado a ese lado oscuro que siempre puede sorprendernos.

Aun desconocido e imprevisible, tal vez, si revisamos nuestro comportamiento en situaciones extremas, pudiésemos empezar a colocar las primeras piezas de ese enigmático puzle que lo constituye.

No todo, en nosotros, depende de lo que reconocemos como propio. Ese lado oscuro, también es nuestro.

martes, 9 de marzo de 2021

LA CRUDA VERDAD

 

El controvertido tema de la verdad frente a las mentiras nos deja sin palabras en un momento en el que triunfan estas últimas. Parece que a fuerza de repetir lo que no es, terminásemos convirtiéndolo en realidad.

En este tiempo dónde las redes sociales parecen el grueso de la vida misma, dónde nadie se concibe sin exponerse o lo contrario, de vigilar detrás de un perfil irreal, las mentiras cobran una poderosa vida que contaminan todo.

No nos fiamos de internet… se oye, en materia de relaciones y aún de compras; pero se cae en ello. Algo va mal. Algo no encaja. Estamos demasiado solos o demasiado lejos de la gente de carne y hueso aunque esté cerca.


 

Preferimos una pantalla como escudo y hacemos nuestra particular batalla con las armas encantadoras del engaño y la mentira que, por otra parte, puede que nunca se descubran.

Parecemos extraordinarios. Nos mostramos afables y destinamos todo nuestro encanto a una “seducción” on line” que es mucho menos expuesta.

Efectivamente, nada en sí mismo es malo. Lo convertimos en peligroso nosotros con el uso que le damos. Siempre he mantenido que un cuchillo puede servir para pelar una manzana o para cometer un asesinato. En su utilización está su peligrosidad y ésta, no es sino solamente decisión nuestra.

Es como si necesitásemos afecto. Invisible, no tangible, etéreo e inmaterial pero siempre presente y, a veces, de forma inmediata.

Un “like”, una emoticón sonriente, afectuoso o enamorado nos fascina. Es el reconocimiento anónimo, en muchas ocasiones, lo que revalida nuestra estima y nos hace sentir que estamos en el pálpito de la vida misma.

¿Será que han perdido encanto el bis a bis?. Dar la mano, sonreír juntos, cruzar nuestras miradas, regalar gestos amables o empatizar solidariamente con otra persona o grupo de ellas.  

Nunca deberíamos conceder mejor puesto, en nuestras vidas a los “afectos” telemáticos, sin embargo, la realidad nos dice que éstos deben escasear mucho en la realidad, para tener que refugiarnos en el teclado.

Me sigue gustando el libro en papel. Me sigue encantando coincidir con una amistad y cruzar unas palabras no dichas hace tiempo, me sigue enamorando la vida fresca del día a día en la calle, en la casa, en el trabajo…dónde realmente ves la mirada de las personas y captas su verdadero significado.

Ahí está la vida misma. Tal vez sencilla, tal vez normal, sin aderezos. Lozana y fresca esperando de nuevo por algo más de lo que ahora le damos.