Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 27 de abril de 2013

LA BALANZA



Una mujer pobremente vestida con un rostro que reflejaba tristeza, entró a una tienda, se acerco al dueño y de manera humilde preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito; con voz suave explicó que su esposo estaba enfermo y que no podía trabajar, tenían 7 hijos y necesitaba comida.
         El dueño no aceptó  " y le solicitó" que     abandonara la tienda sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer rogó.
"POR FAVOR,SE LO PAGARE TAN PRONTO COMO PUEDA"
               ¡El dueño le dijo que NO............!
    De pie, cerca del mostrador, se encontraba un cliente  que escuchaba la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer.....
              El cliente le dice al dueño que el se hará cargo de la cuenta de la mujer. Entonces el dueño un poco molesto le pregunto a la mujer....
     "¿TIENE UD. UNA LISTA DE COMPRAS?
       “ SI SEÑOR "
      Ponga su lista en la balanza de platos y lo que pese su lista le daré en comestibles.   La mujer titubeó por un momento y cabizbaja busco en su cartera un pedazo de papel, escribió y lo puso tristemente en unos de los platos de la balanza. 
     Los ojos del dueño y el cliente se llenaron de asombro cuando ,el plato de la balanza donde estaba el papel ,se hundió hasta el fondo.
  EL DUEÑO SIN DEJAR DE MIRAR LA BALANZA DIJO;
     >........No lo puedo creer.........<
   El cliente sonrió y el dueño empezó a poner alimentos en la balanza.  Ésta  no se movía hasta que se lleno.
       EL DUEÑO QUEDO PASMADO DE ASOMBRO........
Finalmente tomo el pedazo de papel lo miró más asombrado aún......
          ¡ NO ERA UNA LISTA DE COMPRAS!                                      Y  
                           ****DECIA****
 ”QUERIDO SEÑOR, TU CONOCES MIS NECESIDAES Y YO VOY A DEJAR ESTO EN TUS MANOS"
                 Era una oración
   El dueño entrego en silencio la mercancía. El cliente pagó la cuenta y le dijo........"valió la pena cada centavo de estos billetes, ahora sabemos    cuánto pesa una oración.")
           La mujer agradeció y abandono la tienda

Podemos orar de muchas maneras, recitar breves estrofas prediseñadas, izar nuestro pensamiento como peticiones hacia el cielo o simplemente hablar con aquello que nos reconforta; con quién siempre escucha y  hace de su silencio nuestro maestro.
El poder de la oración está en la fe en nuestras propias palabras, en la intención de obtener lo que pedimos o en la gratitud de reconocer lo que poseemos.
Orar siempre es una puerta de salida que nos sitúa en el camino del encuentro con nosotros mismos.
Cuando estés en el borde de tus fuerzas, al límite de tu capacidad de aguante, en la cima de tu desesperación…inicia una oración…cuando te halles en la cúspide de la alegría y la felicidad esté pegadita a tu corazón…continúa la oración y sigue hablando con ese dios que habita en cada uno de nosotros, sea cual sea la situación en la que te encuentres. Seguro que multiplicará los gozos y convertirá la pena en consuelo.
Orar es un acto tan íntimo y sincero que siempre nos regala una recompensa. Al menos esa seguridad me reconforta.

jueves, 25 de abril de 2013

LLENAR LA CESTA



Deberíamos llenar la cesta del corazón con las bondades de los días mágicos. Hay que recurrir a ellos muchas veces para seguir adelante. Pero es mejor recordar que no haber vivido nunca esos recuerdos que ahora nos acompañan, por eso nunca quiero lamentarme de lo que pasó en ningún ámbito de mi vida porque si sucedió seguro fue lo mejor que pudo acontecerme.
Hemos dicho muchas veces que vivimos situaciones acordes con lo que debemos aprender. A veces somos nosotros los que aprendemos en mayor medida, otras son los que se relacionan con nosotros los que aprenden, pero casi nunca nos damos cuenta que, la mayoría de las veces, debemos aprender del maestro que llevamos dentro y al que solemos escuchar poco.
Uno crece por contraste consigo mismo. Cuando realmente hacemos de las vivencias sabidurías es cuando logramos vernos con perspectiva, sobrevolando nuestras cabezas, redimensionando los pesares y las equivocaciones y sobre todo, recolocando nuestros andamios.
La pedagogía del alma es como una brújula para el corazón. Vamos acumulando amarguras en la trastienda de las motivaciones hasta que nos quedamos solamente con el color negro y el ruido de fondo de choques, chasquidos y gruñidos. Vamos cambiando el tono de la mirada y ocultando el arco iris con el que antes pintábamos todo.
Hay que evitar el dolor absurdo y el daño gratuito porque siempre revierten a la fuente. Y si logramos ser puros a la hora de entregarnos al resto y si, a pesar de ello, molestamos o dañamos… si cuando somos nosotros perjudicamos…en ese caso, la culpabilidad sea subsidiaria y no implícita. No es lo mismo querer hacer daño que hacerlo sin intención, aunque parezca que los resultados son idénticos.
La voluntad de ser felices ha de mover las aspas de nuestro molino y dirigir la fuerza del empeño por el sendero más corto hacia el bienestar.
Hay que llenar la cesta con las mejores frutas: con las palabras más sabrosas, con los afectos más sinceros, con las sonrisas más limpias, con las miradas más dulces…
Descubrir qué nos gusta y saber dónde está, debe ser, en definitiva, el objetivo a perseguir. Conseguirlo, la meta a conquistar.
¡Feliz viernes!


martes, 23 de abril de 2013

LA VIDA A INTERVALOS




         La vida se mide por experiencias sufridas, por sucesos superados, por fracasos sobrevividos o por fechas gozosas; se mide también por instantes eternos y por simplezas divinas.
         Vivimos en intervalos. Dentro de paréntesis en los que somos felices, a caballo entre los errores cometidos y las equivocaciones repetidas. Somos lo que nos queda por vivir y en ese tiempo, jugamos a creernos que lo hemos aprendido todo ya.
         No nos gusta que nos den lecciones de vida porque creemos que las sabemos todas. Pero siempre queda   alguna, siempre quien menos te lo esperas te enseña algo nuevo, algo insólito en lo que nunca habías caído. Un pedacito de novedades con las que te sientes  a gusto y todo parece comenzar de nuevo.
         Es difícil resistir la vida, como es complejo aguantarnos a nosotros mismos todos los días. Unas veces sonriéndonos, otras veces tragándonos las lágrimas, algunas siendo nuestra sombra y las menos, luciendo como un único sol.
         Vivir en los entresijos de la esperanza nos mantiene impulsados hacia delante, bebiendo de la fuente inagotable de los sueños perdidos, acurrucados en los anhelos en donde todo parece posible y con las expectativas de lograr nuestras metas como balón de oxígeno para sobrevivir la vida que nos quede.
         Me identifico con esta definición de una personita que la dejó generosamente en internet:
…” La vida me hizo comprender, que un centímetro de amor vacío, es lo más parecido a un precipicio. La escritura y la poesía me enseñaron a congelar la tristeza, esquivando la melancolía. Y la música se empeñó en que mi alma, no midiera con exactitud todo lo que siento. Así me defino y así me invento. Una escaparatista de almas o tal vez una malabarista de sentimientos (SONIA)…”
Me parece delicioso cincelar el alma con las herramientas que esta anónima de la red ha utilizado para sí misma porque en realidad, la felicidad debe estar ubicada dentro de uno y no obligada al lado de nadie.
         Sólo aprendemos cuando hemos sufrido lo suficiente o nos hemos cansado de lo mismo. A veces una vida solo de desgrana en la repetición unívoca de un mismo tiempo y eso pesa, llega a agotar y al final la hace fatigosa y agónica.
         Quiero aprender de la felicidad su letanía melodiosa y profunda. Comprender que un solo día feliz justifica una vida y que hay instantes que son eternos por siempre.
Hay que aprender a conservarlos intactos en el corazón y con ellos hacer deliciosos intervalos a los que poder volver siempre que las lágrimas quieran asomar en nuestros ojos.

LA OTRA MIRADA NUESTRA: LOS LIBROS



No me gustan los homenajes. Sobre todo porque parece que dedicar un día a un tema determinado significa que hay que recordarlo y por lo tanto se presupone que se ha olvidado con anterioridad o que al menos no es lo suficientemente relevante como para que todos lo tengamos en la mente.
         Sin embargo, estamos llenos de días dedicados “a”… ¿será porque se necesitan?. Yo, al menos, prefiero hacerlos míos día a día y procurar una consideración cumplida en mi interior, siempre.
         ¿Cómo rendir nuestra cortesía a los libros?...!si son tanto!. Realmente significan ojos que ven de otra forma y  mundos que aparecen encajando en el nuestro sin salir de nuestra habitación.
         Un libro puede rescatarnos de la locura, puede ayudar a inventarnos de nuevo, a canalizar la amargura, a rendir culto a la alegría; a soñar y gozar y hasta a evadirnos de nosotros cuando no queremos estar dentro.
         La experiencia que proporciona  cada libro es tan múltiple como los ojos que lo leen. Siempre nueva, siempre diferente y hasta continuamente distinta para un mismo lector.
Tengo libros antiguos, marcados con tarjetitas, subrayados con rotuladores, anotados con señas a lápiz…libros vivos que siguen existiendo en la estantería y que se renuevan para mí. Cuando los releo siempre me parece estar sobre otras letras distintas y con mensajes diferentes. Han crecido y han cambiado. Es una especie de fenómeno extraño que se metamorfiza conmigo.
No me gustan los libros digitales, como creo que he dicho en alguna ocasión, porque me da la sensación de perder su frescura, de cargarnos la piel de las letras y quedarnos solamente con su zumo.
Me gusta acariciar su apariencia de papel, la cálida sensación del color de las hojas o el sonido chispeante del roce de sus páginas al volverlas.
Me gusta trazar caminos, en los libros, dejar huellas, inventar rastros que más tarde vuelvo a seguir. Me encanta notar que he pasado antes por ellos y que me están esperando de nuevo para contarme lo que ha sucedido en su interior desde que los he dejado.
Son entes vivos que nunca mueren. Materia activa en continua evolución. Volcanes latentes siempre dispuestos  a vomitar nuevas ideas de sus entrañas.
Un libro nunca es igual a sí mismo en la primera vez que lo leímos. Siempre aporta datos nuevos, siempre nos descubre lo que en un primer acercamiento no vimos, siempre acude a la llamada nuestra, siempre espera paciente que volvamos a acordarnos de él.
Por eso, aunque no me gustan los homenajes, hoy voy a hacer una excepción para poder concluir que todos somos, de alguna manera, el compendio de los libros que hemos leído porque de cada uno se ha depositado, en el corazón, una semilla fértil que sin sentirlo ha germinado en nuestra forma de ver la vida.
Me gustaría proponer el fructífero ejercicio de releer libros viejos. Ninguna sorpresa es tan agradable como comprobar que siempre nos esperan con mensajes nuevos.   
Cuando necesito un hombro amigo, un consejero silencioso y un tesorero de mis secretos, siempre recurro a ellos.
Como siempre y una vez más, me esperan pacientes y deseosos de ser elegidos por mi mirada de nuevo.
Es uno de los mejores placeres que podemos experimentar.