Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 20 de agosto de 2020

EMOCIONES VERDADERAS

 

Sin duda, pueden existir emociones verdaderas aunque partan de circunstancias dudosas o aunque, dentro de los errores, aparezcan con frescura por darse vida a sí mismas ajenas a aquello en lo que se convirtió lo que las genera.

Veamos este breve relato.

 

 

 …”Cuentan que, en China, un hombre ya anciano decidió regresar al lugar donde había nacido y del que salió siendo muy joven. En el camino se unió a un grupo de viajeros que seguían la misma ruta y les explicó su deseo de volver a la tierra que lo vio nacer.

Después de varias monótonas jornadas, aquellos hombres decidieron divertirse a costa del viejo.

-Mira, anciano, estamos llegando a la tierra de tus antepasados, esas montañas que vemos las contemplaron tus ojos cuando eras niño.

El viejo, a pesar de no recordar nada, se sintió dichoso de ver aquellas cumbres 

Horas después llegaron a unas casas en ruinas.

-Mira, anciano, seguro que entre estas piedras jugaste en tu infancia.

El viejo, al ver aquel pueblo abandonado, no pudo dejar de emocionarse. Al rato, llegaron a un olvidado cementerio.

 -Mira esas tumbas -le dijeron, continuando la broma-. Aquí con seguridad están enterrados tus padres, y los padres de tus padres.

Al oír estas palabras, el anciano no pudo contener la emoción, y estalló en lágrimas.

 Arrodillado frente a aquellas tumbas, a aquel viejo le venían a la memoria mil y un recuerdos de su niñez, le inundaban el corazón viejas y añoradas sensaciones, la nostalgia invadía su alma con un caudal de emociones.

            Pero viendo aquella escena, los viajeros se compadecieron del anciano y acordaron contarle la verdad.

            -Sentimos decirte esto, pero la verdad es que queda aún mucho camino hasta que lleguemos a la patria de tus antepasados. Decidimos gastarte esta broma sólo por entretenernos. Te rogamos aceptes nuestras disculpas.

        El anciano se levantó en silencio, recogió sus cosas y reemprendió el camino.

          Llegada la noche, y ante el mutismo del viejo, sus compañeros de viaje volvieron a expresarle su pesar por la broma.

 -Apreciado amigo, tu silencio nos produce hondo pesar, volvemos a pedirte perdón por nuestra conducta.

    -Mi silencio nada tiene que ver con vuestra conducta que ya he olvidado -contestó el anciano-, se debe a que no he encontrado respuesta a una pregunta que me atormenta: ¿Cómo es posible que haya emociones verdaderas cuando éstas provienen de hechos falsos?”

 

 

domingo, 16 de agosto de 2020

DECISIONES EQUIVOCADAS

          Lo importante pasa, en ocasiones, inadvertido para nuestra mente. El ego pone su escudo e invade todo. Nosotros siempre en primer lugar. Nuestro orgullo, nuestra complacencia, nuestro oportunismo, nuestra ansia de poder y así podríamos seguir enumerando razones para justificar lo injustificable.

 

 

          …” Un campesino mongol entró en un despacho de un hombre importante, donde éste le ofrece un millón de euros con la única condición de apretar un botón rojo que hay sobre la mesa. El campesino asombrado se queda inmóvil. Al poco tiempo, el hombre sentado en un amplio sillón de diseño, le dice que si pulsa el botón un anciano caerá muerto en el acto en Mongolia. No le dice por qué solamente que su muerte será buena para el pueblo.

No se lo piensa. Pulsa el botón, coge el dinero y se va. Pero casi de inmediato le corroe lo que ha hecho y no puede gastar el dinero. Con el tiempo, se quita la vida.”

 

          Todos tenemos un campesino mongol en nuestra vida, o muchos. Cosas, conductas que nos avergüenzan y que cuando alguien lo descubre tenemos que elegir entre la mentira y el ocultamiento o sobre su expiación, sanación o limpieza dentro de nuestro corazón.

Para eso hay que tener conciencia. Hay que tener un corazón lleno de buenos sentimientos. Un alma blanca capaz de arrepentirse y sobre todo mucho amor disponible para que los demás no sufran por nosotros las consecuencias de nuestro inflado ego.

          Revisa tu interior. ¿Encuentras al campesino mongol?.

 

EL DIABLO Y SU ESPEJO

 

Está muerto, dijo la gente,

Que conocían el sentimiento.

Se alegraban por ello,

el diablo y lo muerto.

Yo, mariposa de cristal quiebro,

Lloré amargamente su entierro.

    

 

                     

Siguió la gente, comiendo y riendo

Junto a la máscara del muerto,

Mientras la pena detrás se iba

De aquella historia eterna y sin tiempo.

Que ya no es quien conociste tan tierno

Que es el de antes, 

quien era en otros tiempos

En los que nunca quisiste verlo.

Mientras escuchaba esto,

Lloraba y lloraba por aquel entierro,

Hasta que comprendí lo sucedido,

Que habías venido a ser mi espejo

Y que allá dónde tú mires

Me verás a mí y yo te estaré viendo.

En este espejo mágico engolado de sueños,

En la misma cara del cristal quiebro,

Donde verás los mil pedazos

De tus secretos susurrados por el viento.