Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 19 de septiembre de 2017

EL PRÍNCIPE DE LA VERDAD: LAS 7 REGLAS DE PARACELSO



Lo leo todas las noches antes de dormir. Lo comparto con vosotros. 

Espero que os guste como a mi.




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Sabias palabras del siglo XV, perfectamente aplicables al mundo del siglo XXI:

1. Lo primero es mejorar la salud

Decía que para ello hay que respirar profunda y rítmicamente al aire libre, llenando bien el abdomen. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más completo posible, evitar el alcohol, el tabaco y la automedicación, así como bañarse diariamente.

2. Desterrar absolutamente del estado de ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y de pobreza.

O sea, para ello debe huirse, como de la peste, de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas, vulgares, o que la base de sus ocupaciones y conversaciones sean tópicos no éticos ni morales. Esta regla es de importancia decisiva, por cuanto se trata de cambiar la contextura espiritual del alma. La suerte no existe y el destino depende de los propios actos y pensamientos.

3. Hacer todo el bien posible

Esto es, auxiliar a todo desgraciado siempre que se pueda, pero jamás tener debilidades por ninguna persona. Cuidar las propias energías y huir de todo sentimentalismo hueco.

4. Olvidar toda ofensa, más aún: esforzarse por pensar bien siempre

Por ejemplo, todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior. Hay que destruir todas las capas superpuestas de viejos hábitos, pensamientos y errores que enmascaran la profunda esencia del ser, que es perfecta.

5. Recogerse todos los dias, por lo menos media hora, en donde nadie pueda perturbar

Explica que eso fortifica enérgicamente el cerebro y pone en contacto con las buenas energías. En ese estado de recogimiento y silencio, suelen surgir a veces ideas luminosas, que con el tiempo uno se llega a percatar que fueron un elemento fundamental para la solución de problemas. Y es que ellas brotan de esa dimensión profunda y honda del ser humano a la que Sócrates llamaba daimon.

6. Guardar silencio de todos los asuntos personales

O sea, abstenerse, como si se hubiese hecho un juramento solemne, de referir a los demás, todo cuanto se piense, se oiga o se descubra, hasta tanto se verifique, compruebe o se tenga la completa certidumbre.

7. Jamás temer a los seres humanos, ni que inspire sobresalto la palabra “mañana”

Decía Paracelso, que cuando el alma está fuerte y limpia, todo sale bien. Jamás creerse solo, ni débil. El único enemigo a quien se debe temer es a uno mismo. El miedo y la desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas energías y con ellas el desastre. Si se estudia atentamente a las personas triunfadoras, se verá que intuitivamente observan gran parte de las reglas que anteceden. Por otro lado, la riqueza no es sinónimo de dicha.

domingo, 17 de septiembre de 2017

LOS TIEMPOS DE CADA UNO



La historia de nuestra vida está compuesta por “tiempos”, por ciclos, por etapas que van tejiendo nuestro mundo.

En realidad, las cosas suceden cuando deben suceder. Ni antes, ni después, aunque a veces tengamos la percepción, la decepción de creer que todo pudo ser mejor si hubiese sucedido antes o incluso, si no hubiese sucedido.



En una conversación con una amiga, se quejaba de ir haciéndose mayor. De no encontrar la pareja que necesitaba y de tener la sensación de que el tiempo caminaba muy deprisa en contra de lo que le gustaría.

Los tiempos de cada uno no saben de edades, le dije. Nuestra cronología biográfica nada tiene que ver con las sorpresas del destino. Y de nada sirve las creencias estereotipadas de ser alto, bajo, grueso, delgado o las mil y una imperfecciones que nos veamos porque si tiene que llegar lo que ha de engrandecer nuestra felicidad, llegará.

No vale buscar. Así no encontramos. Ha de llegar. 

Espontáneamente, de forma casual, sin darnos cuenta de que estamos entrando en “nuestro momento”; sin hacer ruido en un principio.

La vida es caprichosa, a veces. Te olvida, te arrincona, parece que no existes o al menos que nadie se da cuenta de que estás presente. Otras, te sacude, te retuerce y te impulsa a seguir entre dificultades y temores que nunca creíste poder superar.

Lo mejor es que también contiene una balanza y en ella se nos reservan “tiempos” nuestros en los que se nos compensará la parte de la felicidad que se quedó atrás.

Que el tiempo no te pese si no estás en tu mejor momento; eso indica que en realidad se están preparando otros mejores, los que tienen que compensar éstos.

Abrázate a ti mismo, mímate, mantén la esperanza de que llegue lo que es para ti. 

Y mientras tanto, sueña. Nadie puede quitarnos la capacidad de imaginar, de recrear y de visualizar lo que deseamos.

Hemos perdido ese entrenamiento; lo perdimos con la infancia, lo dejamos allí.

Siempre es el momento perfecto para empezar dónde estés.

Decídelo. 

Hazlo.