Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 11 de septiembre de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

 

A MI QUERIDA TRISTEZA

A ti, mi extraña compañera,

A esas horas en las que

me siento muerta,

A tu áspera compañía

 y a tu llegada por sorpresa,

a los momentos en los que me ahogas,

a esas locas vueltas de mi cabeza,

 a la niña que desde dentro te llora,

Y a tu amarga benevolencia.

A las horas muertas

En las que sola

me dejas en la alfombra, yerta.


 

A esa cara oculta,

 en la que te transformas, lenta.

A tus apariencia de princesa,

Y a tus actos que me devoran,

Sin compasión ni diligencia.

A ti amiga y compañera,

Casi amante de mi corazón en pena,

A ti y a los ratos que conversamos

Tragándome las lágrimas,

Sonriéndote placentera,

Por ver si siendo mi amiga,

En un rato descuidado, te alejas.

 

viernes, 10 de septiembre de 2021

ERRORES Y LOGROS

 

He llegado a la conclusión de que debemos incluir los errores como parte de los logros, de los avances, de los progresos cuando han significado aprendizaje vivenciado y no solamente, dolor sufrido.

Estamos en el punto que estamos, por ellos. Somos diferentes, por ellos. Hemos modificado nuestro ADN emocional, por ellos.

En muchas ocasiones dan mucho pesar. Uno se siente culpable de su propia tontería, de su analfabetismo analítico, de su inmensa benevolencia con el dolor que dejamos que nos causen desde fuera. A veces, los errores son una elección casi consciente; otras son el resultado de calibrar mal, de medir poco, de mirar menos.

Vamos muy deprisa viviendo emociones. Cabalgamos sobre lo que intuimos y no hacemos caso a lo que percibimos con ese sentido no concreto que nos dice lo que va mal sin hablar. 


 

Posiblemente no podemos hacer nada para repararlo. A veces, muchas veces, no hay vuelta atrás. Es como si hubiésemos hundido nuestro pie en un montón de nieve blanca y dejásemos nuestra huella oscura en ella. ¿Cómo devolverle su virginal color?¿Cómo reparar el hueco que absorbe la grotesca textura en la fina piel de lo blanco?.

Sólo si los errores sirven para transformarnos, para ser otros experimentando, para entender y descifrar emociones descontroladas o clarificar sentimientos que nos sabotean, se pueden convertir en un logro, en una huella de profunda apreciación, de agradecimiento, de libertad.

Este momento de la claridad dentro de ti, no es para evadirte, es para ponerte delante de tu espejo interno y ver que los sentimientos limpios están ahí, esperándote y que en la prisa, en el “hacer y hacer”, pasan desapercibidos.

Construir sobre el error te permite creer más en ti, saber que puedes superar el fracaso siendo uno mismo y remontar la fluctuación a la que situaciones externas te han sometido.

Honesto con aquello que quieres en tu vida; ver hacia dónde quieres llegar. Avanzar sobre el dolor y la tristeza, con ellos de la mano. No rechazando, no reprimiendo, sino disolviendo en el interior.

No se trata de pensar tanto. No se trata de devaluarte como castigo a lo que no supiste hacer mejor. Necesitas entender más profundamente. No solo pensar que si las cosas no salen como me gustaría eso es un fracaso, sino qué puedes desarrollar para ver el beneficio detrás de todo lo que es incómodo. Y crecer con ello. Y sentirte más fuerte.

Ahí en el silencio, en lo profundo de la caja de creencias y límites que te pones, te darás cuenta de que está situación quebrada te ha hecho progresar.

No hay avance sin error.

lunes, 6 de septiembre de 2021

CORREGIR SIN HUMILLAR

 

Algo que me crispa sobremanera es estar al lado de alguien que corrige a otro cuando algo es obvio, orgulloso/a de haberse dado cuenta más rápido y mejor que éste. Es poco compasivo. Es una actitud rocambolesca que rezuma una superioridad falsa basada en la ventaja del que escucha y evalúa desde la observación, cuando se hace evidente que la persona equivocada también se ha dado cuenta de ello.

Aquí os dejo un relato que ejemplifica muy bien esta reflexión.



"Un anciano se encuentra a un joven quien le pregunta:
- ¿Se acuerda de mí? Y el anciano le dice que no.
Entonces el joven le dice que fue su alumno.
Y el profesor le pregunta:
- ¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?
El joven le contesta:
- Bueno, me convertí en Profesor.
- Ah, qué bueno ¿cómo yo? (le dijo el anciano)
- Pues, sí.
De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.
El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser Profesor.
Y el joven le cuenta la siguiente historia:
- Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su bolsillo.
Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:
- El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy.
El que lo robó, por favor que lo devuelva.
No lo devolví porque no quería hacerlo.
Luego usted, cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta encontrar el reloj.
Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.
Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.
Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando terminó, dijo:
- "Abran los ojos. Ya tenemos el reloj".
Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio.
Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado el reloj.
Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre.
Fue el día más vergonzoso de mi vida.
Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente.
Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.
¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?
Y el Profesor responde:
- "Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba."