Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 21 de junio de 2018

LOS PUNTOS VACÍOS DE TU VIDA

La vida no es lineal. Es una experiencia que tiende a desviarse a cada instante. Muchos hemos aprendido a sujetarla, o lo creemos así porque en realidad es imposible.


Aprendemos que lo que está bien no se mueve. Que lo recto es lo que continúa siempre igual y que si hay cambios siempre traerán cosas peores.


La consabida frase “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, no tiene ningún sentido. Primero porque si lo que tenemos es malo cualquier cosa puede mejorarlo y más tarde porque lo que está por venir no tiene por qué restar nada a nuestra vida y sí sumar mucho.


Hay períodos en que parece que todo se detiene. Momentos en los que aunque no lo deseemos, entramos en una nueva fase con nuevas experiencias por vivir; en otras que se manifiestan como puntos vacíos con los que no sabemos qué hacer.


Esos espacios que no están llenos, en los que no vemos nada y nada se nos hace presente pueden ser muy provechosos si los sabemos gestionar.


 

Imaginemos que acabamos de salir de una relación tóxica o que se ha ido de nuestro lado una persona querida o que hemos perdido el trabajo o tenemos que cambiarlo. Ahí en ese espacio se abre un vacío. Una tierra de nadie que está por conquistar. Un reto para nuestra conciencia que nos espera sin dilación.


Los puntos vacíos son los que más llenos están porque en ellos caben todas las posibilidades y a nosotros solamente nos queda centrar la nuestra.


Adéntrate en tu espacio vacío, amplía su dimensión, deja que las ideas fluyan, que los caminos se abran ante ti. Deja que llegue a ti la sabia intuición de caminar sin suelo.

De toda crisis, de todo momento malo, de toda ausencia, de todo dolor siempre nace la esperanza y nuevos horizontes que se van dibujando a medida que demuestres tu fortaleza para seguir.

No te detengas.

Nunca.

domingo, 17 de junio de 2018

LA IMPORTANCIA DE LO INÚTL



Nos empeñamos en que todo en nuestra vida tiene que tener una utilidad, no solamente las cosas que componen el escenario donde nos movemos, sino también, y sobre todo, el tiempo al que queremos dar continuamente su dosis de practicidad.

A veces, lo que nos parece inútil, aquello que apenas se nota, que no aporta, que no se traduce en resultados, eso entonces no sirve. Es como si nos hubiésemos concienciado de que todo, absolutamente todo nos tiene que reportar algo que sume.

Nos hemos educado en la competencia, en ser los mejores, en estar de lo mejor.

Las personas tímidas, las que no hacen ruido, nos parecen tristes y de alguna forma, estamos convencidos de que no llegarán lejos porque nuestra sociedad solo tiene espacio para el ruido, el movimiento, las etiquetas y lo que se ve y se oye.

Tal vez no hemos pensado en los beneficios de aquello que nos parece inútil. Posiblemente, creer que algo no sirve y despreciarlo por ello, es un error.

Muchas veces, pasar desapercibido es el premio. Las bondades de ser “invisible” solamente las conocen aquellos que las experimentan.

No servir es no ser molestado. Dejar estar. Permanecer en uno mismo sin atracciones ni rechazos. Eso tiene su premio.

Veamos este breve cuento de Lao Tse.




“Cuando venía por el camino, he visto un árbol enorme, de los que llaman árboles inservibles. Su tronco está tan retorcido y tan lleno de nudos, que nadie podría sacar una tabla recta de su madera y sus ramas no se pueden cortar en forma alguna que sirvan para algo. Ni un solo carpintero se dignaría a mirarlo. ¿Te has fijado en él?”

Chuang Tzu respondió:
“Si, lo conozco y lo he visto, está a un lado del camino”

El interlocutor prosiguió:
“Pues tus enseñanzas son como este árbol, grandes e inútiles.”

A lo que Chuang Tzu respondió sin darse por aludido:

“¿Alguna vez has observado a un gato salvaje? Permanece agazapado, vigilando a supresa, salta en una u otra dirección, hacia arriba y abajo y finalmente obtiene su presa.

¿Y has observado a un yak? Es enorme como una nube de tormenta y permanece firme en su poderío. Desde luego que es grande, pero ¡no puede cazar ratones!.

Pues lo mismo ocurre con ese árbol, permanece en solitario en tierras áridas y siempre que quieras puedes pasear apaciblemente por debajo de él y tumbarte a descansar bajo su sombra, porque no peligra su vida, nadie lo cortará nunca, porque a ningún carpintero le sirve.

 ¿Aún te parece un árbol inútil?, si es así tú
deberías de preocuparte por tu vida”.