Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 6 de octubre de 2018

MIRARNOS EN UN ESPEJO ROTO



Es difícil mirarse al espejo más de tres minutos, incluso ese tiempo parece una eternidad si nos miramos a lo profundo de los ojos. Y es que reconocernos es un acto de valentía porque implica descubrirnos sin perdonarnos antes de saber nuestras rendijas, nuestros fantasmas o nuestros talones de Aquiles.





Mucha gente vive la vida sin preguntarse cómo y de qué manera actúa en ella. A veces es mejor porque permite seguir en una cinta transportadora  que siempre avanza hacia delante sin recorrido inverso. 

Usamos y abusamos del autoengaño porque éste nos deja vivir creyéndonos  en el camino correcto. Otras veces, nos sucede lo contrario, es el auto sabotaje lo que impide que avancemos.

Siempre se ha dicho que un espejo roto trae 7 años de mala suerte. Si nos mirásemos en sus miles de pedacitos veríamos a un sinfín de personas con la misma cara pero tal vez diferentes. Y es que, en el fondo,  somos muchos dentro de uno. Somos tantos como con la gente que tratamos porque cada persona saca de nosotros una diferente.

Pensemos en cómo nos comportamos con la familia y si es del mismo modo que lo hacemos con los amigos, con los compañeros de trabajo o con los desconocidos.

Efectivamente, no. Hay un trabajo que hacer por debajo de todas nuestras relaciones, las sociales, las personales, las familiares. Hay que ver quiénes somos en realidad, cuáles son nuestras prioridades, qué barreras no pasaríamos jamás o cuales nos saltaríamos fácilmente.

          Hay pocas cosas que importen de verdad en la vida. Muy pocas. Pero hay que tenerlas muy claras porque ellas priorizan nuestra conducta y nos obligan, aunque sea de forma inconsciente, a elegir caminos.

Conocernos es el mayor reto desde el Oráculo de Delfos. “Conócete a ti mismo”… implica encontrarnos con la verdad de lo que somos; veamos lo que veamos, seamos como seamos. 

Ese es el primer paso de un largo camino; el del resto de nuestra vida. En él, podremos encontrar las rutas que sanen lo que nos aparta de nuestro centro para poder reunir los pedazos del cristal roto en el que sin querer mirarnos, aparecemos.

Cualquier momento es el mejor para comenzar.

domingo, 30 de septiembre de 2018

LA LEYENDA DEL HILO ROJO



Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo invisible.

  Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia.

El hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.
Su dueño es el destino.

Nunca podrás escapar de tu corazón, así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…-Paulo Coelho-

La leyenda narra:

“Hace mucho, mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia.

Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa.

La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo.


Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.

Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie.
Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era
una burla de la bruja.

Este empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la
frente. Luego, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor sería que desposara a la hija de un general muy poderoso.

Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y
un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.

Esta leyenda está tan arraigada en las culturas orientales que millones de personas llevan unidas a ellas un hilo rojo verdadero.

Aunque no hay claridad sobre si el origen es chino o japonés.

Un hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos ni nuestra ignorancia, un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar.

Un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después.

El amor de una madre, de un padre, de un hermano, de un niño, de un amigo, de un hombre o de una mujer… Un hilo rojo que simboliza el amor y
el interés común.

La magia del corazón.

Almas gemelas se llaman, corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir…

(Fuente desconocida)