Me encanta esta
mujer y su mensaje. Encontré un libro suyo revisando libros en una librería; es
decir, creo que el libro me encontró a mí. Desde entonces, todos los días leo y
repaso algo de sus enseñanzas.
Es muy sencillo.
Hoy, en clase de Ed. Emocional, lo leíamos en otro libro… Su introducción
comenzaba con unos agradecimientos, en los que el autor se sentía parte de
varias familias.
La familia de
sangre, al que le unían lazos ancestrales y con la que, seguramente, habría
repetido muchas vidas; la familia emocional de los amigos y la gente con la que
intercambiaba felicidad y gozo; y por último, la familia de la humanidad, a la
que pertenecemos como parte del todo que nos incluye y asimila.
En este sentido,
Pema Ch. alude también a ayudarnos a nosotros mismos mediante la compasión,
pero no a través de una devoción particular y egoísta, sino por medio de una
extensión de nuestra clemencia más allá de los límites que vemos fuera de
nosotros y que no existen.
Aspirar el dolor,
nuestro y de los cercanos, lejanos y desconocidos; y exhalar compasión en el
mismo orden y espacio humano amplio y
extenso.
Veamos.
Espero que os sirva
igual que a mí.
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“…Para tener compasión
por otros, tenemos que poder tener compasión por nosotros mismos.
En particular,
ocuparse de otras personas que tienen miedo, están enojadas, celosas, superadas
por adicciones de todo tipo, son arrogantes, orgullosas, quejosas, egoístas,
significa – usted lo identifica- tener compasión y cuidar de estas
personas, no huir del dolor de encontrar estas cosas en nosotros mismos.
De hecho, la propia actitud hacia el dolor puede
cambiar. En lugar de defenderse y esconderse de él, se puede abrir el propio
corazón y permitirse sentir ese dolor, sentirlo como algo que nos
suavizará y purificará y nos hará mucho más amorosos y amables.
La práctica de Tonglen es un método para conectarse con el sufrimiento -el nuestro y el de todo lo que nos rodea- dondequiera que
vayamos. Es un método para superar el miedo al sufrimiento y para disolver la
dureza de nuestro corazón. Principalmente es un método para despertar la
compasión que es inherente a todos nosotros, sin importar cuán cruel o fríos
podamos parecer.
Comenzamos la práctica aceptando el sufrimiento de una persona que
sabemos que está sufriendo y a quién deseamos ayudar. Por ejemplo, si usted sabe de un niño que está siendo lastimado,
usted inspira el deseo de retirar todo el dolor y miedo de ese niño. Luego,
mientras espira, usted le envía felicidad, gozo o aquello que alivie su dolor.
Este es el centro de la práctica: inspirar el dolor de otros para que
puedan estar bien y tener más espacio para relajarse y abrirse, y espirar,
enviándoles relajación o aquello que usted sienta que les traería alivio y
felicidad. Sin
embargo, a menudo no podemos hacer esta
práctica porque nos enfrentamos con nuestro propio miedo,
nuestra propia resistencia, enojo, o cualesquiera sean nuestro sufrimiento o
estancamiento personal en ese momento.
Es ahí que usted puede
cambiar el foco y comenzar a efectuar tonglen por aquello que usted está
sintiendo y por millones de otros como usted que en ese mismo momento están sintiendo
exactamente el mismo estancamiento y miseria. Puede ser que usted sea
capaz de identificar claramente su dolor como terror, repulsión, enojo o deseo
de venganza. Asi que usted inspira por todos aquellos que están atrapados en
esa misma emoción y les envía alivio o aquello que abra espacio para usted y
los innumerables otros. Puede
ser que usted no identifique lo que esté sintiendo. Pero puede sentirlo – una
dureza en el estómago, una oscuridad pesada, o lo que sea. Sólo contáctese con
lo que está sintiendo e inspírelo, llévelo adentro – por todos nosotros y envíe
alivio a todos nosotros.” (…)