Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 18 de abril de 2019

EN EL FILO DE MIS SILENCIOS



De puntillas me asomo a mis abismos,

Me siento en el borde de mis miedos

Y me duermo en el deseo de tus besos.



Me asomo al fondo de la sima,

Llueve sobre mis pensamientos

Y mis lágrimas se vuelven

Viento seco en el alero.

Te recuerdo nítido sobre la cima

En la que te subí sin saberlo

Creyendo que muero porque no muero

De pasión y dulzura en tus adentros.

Vamos saltando de la alegría al desespero

Vamos parando y después corriendo,

Vamos estando cada vez más cerca y más lejos.

Vamos convirtiéndonos en ramas secas

Después de haber tenido tantos frutos tiernos.

Regaremos con esperanza 

la raíz de nuestros desencuentros

o nos diremos adiós sin pausa y sin remedio.

Porque el abismo se abre

Cuando tus palabras y las mías

Nos llevan al más oscuro infierno.

El amor nunca duele lo que está doliendo.

Sin nombre, ni hogar, ni años venideros

Hagamos un pacto de tregua sin linderos.

Y después de todo, 

durmamos un sueño eterno.

martes, 16 de abril de 2019

HAY QUE LOGRARLO



Cuando tememos algo que parece estar tras un abismo, lo mejor es dejarnos caer porque algo sostendrá nuestro vuelo; tal vez nuestras mismas alas aunque no sepamos que están detrás de nosotros para hacernos volar suavemente sobre lo que nos asusta.

“Lo que está muerto, no puede morir”

Os dejo este breve cuento.




Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo,  este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos moratones que harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién necesita?
Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo casa, prueba tirarte desde una escalera.
-...O desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy como tú. Mis alas son de adorno... – lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen.
Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como siempre.


lunes, 15 de abril de 2019

¿A DÓNDE VAS?



A todo@s l@s que insaciablementen buscan sin rumbo y encuentran para volver a perder.

A l@s que nada les es suficiente, y a aquell@s que cuanto más amor reciben m@s ansían estar fuera de él para seguir buscando.

Esta canción es una deliciosa invitación a dejar de buscar para encontrar de verdad.
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Dónde vas buscando rosas
si el rosal lo tengo yo,
Cada día y cada noche,
dónde vas buscando amor?

Buscador de las cien puertas
en la búsqueda sin fin.
Cuando las cien puertas abras
Habrá otras cien por abrir. 



Buscador,
lo que tú buscas lo tengo
dentro de mi corazón.
Buscador, convéncete:
yo tengo lo que tú buscas
y no me quieres tener.

Tu sed, tus ojos, tus manos
nunca dejan de buscar.
Buscador de las cien rosas
separadas del rosal.

Buscador de las cien puertas
y las cien olas del mar.
Cuando encuentres lo que buscas
será espuma y se te irá.

Buscador,
lo que tú buscas lo tengo
dentro de mi corazón.
Buscador, convéncete:
yo tengo lo que tú buscas
y no me quieres tener.

Clara Montes (Canta poemas de A.  Gala)