Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 17 de septiembre de 2016

LO QUE CAMBIA LA VIDA...(Un libro especial)



Me regalaron un libro a finales de agosto cuyo contenido, en aquel momento, no entendí como necesario. Nada me hacía pensar en el tránsito cercano entre la vida y la muerte. Y lo deposité junto a otros que están pendientes de lectura sobre una mesita en mi rincón especial dentro de la casa.

Esta semana entendí por qué llegó a mí. Nada pasa porque sí. Las cosas llegan cuando se precisan aunque no lo entendamos así. Me iba a hacer falta y me lo adelantaron. 

Se trata de un libro que cuestiona el tema central de la vida: la muerte.

…” En realidad, Dios no es el centro de la búsqueda religiosa... el centro es la muerte. Sin la muerte no existiría la religión. La muerte es la que hace que el hombre busque e indague más allá, en lo eterno.” (pág. 15- Osho “El libro de la vida y la muerte”)


En el libro se cuenta la historia de Buda desde su nacimiento. Hijo de un rey muy anciano y querido por su pueblo, fue sometido a las predicciones de los astrólogos para determinar el destino del reino bajo su mandato. Todos coincidían en que podría ser un magnífico gobernante o que por el contario se convertiría en Buda, en un hombre iluminado.

Solamente uno, Kodanna, sostuvo que únicamente se daría la segunda opción. El rey se preguntaba: …”Quién heredará mi reino si el renuncia al mundo?. No le gustó la opción. Consultó al resto de los astrólogos cómo evitar que eso sucediese. Le recomendaron que le evitasen cualquier dolor o malestar y por supuesto la idea de la muerte y cambiasen cualquier desgracia por placeres; de este modo elegiría el mundo. Lo importante era no dejarle saber nada de la muerte y nunca renunciaría a él.

Lo cual fue imposible.

Os dejo un trozo de la historia.

“Así que los astrólogos dijeron: «Por favor, que no sepa nada acerca de la muerte». Y el rey se encargó de todo. Hizo construir tres palacios para Siddhartha, para que los ocupase en diferentes estaciones y en lugares distintos, de manera que nunca padeciese las inclemencias del tiempo. Cuando hacía demasiado frío contaba con otro palacio junto a un río donde siempre hacía más calor. Lo arregló todo para que nunca sintiese incomodidad alguna.

En los palacios donde vivía no se permitía la entrada a los ancianos; solo a los jóvenes. Reunió a su alrededor a todas las jóvenes hermosas del reino para que permaneciese cautivado, fascinado, lleno de ensoñaciones y deseos. Se recreó un dulce mundo de ensoñaciones para él. A los jardineros se les ordenó que recogiesen las hojas muertas durante la noche; las flores marchitas también debían ser cortadas de noche, porque, ¿quién sabe...?, tal vez al ver una hoja muerta podría empezar a preguntarse acerca de lo que le sucedía a la hoja, y esa pregunta podría hacer surgir la cuestión de la muerte. Al ver una rosa marchita o los pétalos caídos, podría preguntarse: «¿Qué le ha sucedido a esa rosa?», y empezar a cavilar y meditar sobre la muerte.

Se le mantuvo totalmente inconsciente de la muerte durante veintinueve años. ¿Pero durante cuánto tiempo puede evitarse? La muerte es un fenómeno tan importante... ¿Cuánto tiempo puede uno engañarse? Más tarde o más temprano tenía que acabar entrando en el mundo. 

El rey se estaba haciendo muy viejo y el hijo tenía que saber cómo funcionaba el mundo, así que poco a poco se le permitió recorrer las calles de la ciudad, pero siempre que lo hacía se apartaba a todos los ancianos y mendigos. Ningún sannyasin ni monje podía cruzar la calle mientras él pasaba, porque al ver a un sannyasin podría preguntar: «¿Qué clase de hombre es ese? ¿Por qué viste de color naranja? ¿Qué le ha pasado? ¿Por qué parece diferente, desapegado, distinto? Su mirada es diferente, también su manera de vestir, y su presencia tiene una cualidad particular. ¿Qué ocurre con ese hombre?». Y luego aparecería la cuestión del renunciamiento, y sobre todo la de la muerte... Pero llegaría un día en que acabaría pasando. No podía evitarse.

Nosotros hacemos lo mismo. Si alguien muere y el funeral pasa junto a nosotros, las madres meten a sus hijos en casa y cierran las puertas.

La historia es muy significativa, simbólica, típica. Ningún padre quiere que su hijo sepa nada acerca de la muerte, porque entonces, inmediatamente, empezará a hacer preguntas muy incómodas. Por eso construimos los cementerios fuera de las poblaciones, para que nadie tenga necesidad de ir allí. La muerte es un suceso central; el cementerio debería hallarse exactamente en el centro de la ciudad, para que todo el mundo pasase junto a él a todas horas. Al ir a la oficina, regresar a casa, ir al colegio, a la universidad, al volver a casa, al ir a la fábrica..., para que así tuviéramos siempre presente la muerte. Pero construimos los cementerios fuera de la ciudad, y los embellecemos mucho, con flores y árboles. Intentamos ocultar la muerte, y en Occidente, sobre todo, la muerte es ahora un tabú. Así como antes el sexo era tabú, ahora la muerte es tabú.
La muerte es el último tabú.



martes, 13 de septiembre de 2016

DIME TÚ CÓMO ES MORIR



Ayer perdí a mi hermano pequeño. Era un ser fuerte y luchador que no tenía miedos. Pasó por la vida con el lema de ser feliz y gozar al máximo aún en épocas de dificultades. No se perdió ni un segundo de ella. Eso es más que suficiente.

Uno se hace muchas preguntas cuando una muerte fulminante te separa de un ser querido. Uno se cuestiona el por qué y el para qué de la existencia y sobre todo cómo es vivir y dejar de existir en décimas de segundo.

La clave está en lo que cada uno crea. Lo más sencillo es pensar que todo terminó sin más y entonces nos damos cuenta que sufrimos por nosotros mismos, por lo que penaremos con la ausencia del que se  ha ido y por el vacío que deja su desaparición.
Los que creemos en un alma que está de paseo por la existencia bajo el vestido del cuerpo, quisiéramos saber más porque para nosotros el viaje continúa.

Anoche me hubiese gustado preguntarle a mi hermano cómo sucede todo. Si es un instante el paso de un estado a otro, si vienen a buscarnos nuestros seres queridos y nuestros guías particulares, si dejamos de sufrir y entramos en un estado de paz, si el mundo que hemos conocido se esfuma en nuestra conciencia y no nos apenamos  por lo que dejamos, si esta casa que nos alberga es en verdad una posada para pasar una noche con otra gente que se convierte en amigos, amores, amantes, familiares; almas en definitiva pasando el mismo tránsito.

Nos acordamos muy poco de lo breve que es todo. De que en realidad nada llevamos con nosotros, salvo lo que hemos amado, gozado, sentido y disfrutado. También los llantos, las penas, los humores y las maldades terribles a las que algunos seres son capaces de llegar.

El mensaje final es, en definitiva, que la vida es muy sencilla; que la complicamos de manera absurda pensando en tener siempre un mañana y que la disfrutamos muy poco para lo que debería representar pasar por aquí en unas circunstancias al menos aceptablemente buenas si es que ahora estamos leyendo esto.

Te preguntaría Ángel del cielo ya, cómo fue todo y si estás en paz.

Mi amor incondicional para ti por siempre.

domingo, 11 de septiembre de 2016

VIAJE A ÍTACA (Relato del Domingo)



Domingo anterior

No podía entender cómo había desaparecido aquella dulce mujer a la que amaba tanto. Tenía que encontrarla antes de dar ningún paso para resolver aquel pasado que le perseguía y estigmatizaba.

Steven miró a Swa desesperado.

.- No puedo hacer otra cosa o moriré. – Le respondió.

.-¿Por qué?¿Qué relación tienes con el pasado de Owen?.- El antiguo amante de la mujer china la miró inquisitivo. Alargó su mano tanto que casi rozó su jersey.

.- Dámelo.

.-¿Qué?.- Swa pensó en la tarjeta SIM sin saber que se equivocaba.

.-¡Dame la mitad del colgante egipcio que tienes en tu poder!. ¡Ya!...
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Relato del Domingo  11-09-2016

.-No puedo creer que estés traicionando a Owen. ¡Eres su amigo!. ¡Confía en ti!...yo te amaba… Steven sin mover un gesto de su cara tomó a Swa por el brazo y la acercó hasta su cara.

.- El poder es más sugestivo que el dinero mi querida Swa. Si tienes poder lo tienes todo. Seré poderoso con ese medallón. ¿Acaso sabes lo que significa poseerlo?.

.-No me importa. ¿Acaso sabes tú lo que significa la lealtad?¿Hay algo más poderoso?.- La miró con desprecio condenándola a la ingenuidad con la que la juzgaba.

.-¡La lealtad!, ¡el amor!...cuántas palabras bonitas sabes más. Son como el humo…las dices y ya se están escapando de ti. 

¡Quiero el medallón. Basta de charla.!

.-No lo tengo.

.-Pero sabrás donde encontrarlo.

.- No lo sé.- Swa mintió asustada sin saber si lo mejor sería dárselo. Algo la decía que no.

.- Yo mismo mandé que le entregasen a Owen la mitad de él por medio de mis contactos. Sabía muy bien que la otra parte sería fácil de encontrar si él la tenía. Y mira de qué forma llegó a ti. 
¡Dámela he dicho!.- Steven había recogido la otra mitad del medallón que caída bajo el asiento trasero esperaba a ser rescatada. Le faltaba la mitad que Swa había escondido en la caja de marfil. Estaba seguro de que ella sabía dónde estaba.
Una de las poderosas manos de aquel viejo amante de la mujer china alcanzó su delicado cuello. Lo abarcaba sin dificultad. 
Comenzó a apretar con la intención de matarla si no era capaz de arrancar de sus labios el paradero del colgante.

 Swa sin poder respirar apenas, le indicó con la mano que la soltase para poder decírselo.

Tosió repetidamente hasta que pudo recuperar la voz.
.- Está bien. Eres el ser despreciable que odié cuando te fuiste. Te lo daré y nos olvidarás para siempre.

.-No puedo olvidarme de mi hijo. Te diré de hecho que está muy contento con su nuevo hogar…algo lejos de aquí. -Swa creyó enloquecer. Aquel malvado hombre se había llevado a su hijo, tal vez para siempre.

.-¡¿Has secuestrado a mi hijo?!. Dime dónde está. ¡Te odio!.
.-Mi querida Swa, estás confundida. Es mi hijo también y tengo derecho a disfrutar de él…otros nueve años… al menos. ¿No te parece justo?.

.-No te daré el colgante hasta que Liu no esté junto a mí.

.-Uhmmm has olvidado quién pone las reglas aquí. Qué pena mi pequeña chinita. Tendré que matarte entonces. Pero quiero que lo pienses bien. En realidad es muy triste que un niño crezca sólo, sin su madre, sin poder verla más.- Swa se encontraba en el peor momento de su vida.

.-Cómo sé que está bien. Cómo sé dónde está.-Steven saco su teléfono móvil y marco un número demasiado largo para ser la zona en la que estaban. Apretó la tecla de la videoconferencia y al momento visualizó a su hijo en una playa  jugando con la arena.
.-¡Hola mami!, ¿cuándo vienes?. Me ha dicho papá que estaremos aquí pronto los tres. –Swa con las mejillas llenas de lágrimas sordas cogió fuerzas para hablarle.

.- ¡Mi niño!, ¿estás bien?. Sí si pronto estaré contigo.-Al fondo había un letrero en principio indescriptible. Steven le quitó el teléfono para despedirse del niño sin dejarles hablar más.

.- Te llevaré con él cuando me des la otra parte del medallón.- De pronto, la mujer china pudo reconocer el tipo de lengua en la que estaba escrito el letrero. Era coreano. ¡Le había llevado a Corea!.

.-¡Cómo has podido!. Nunca saldrá de allí.- Swa sabía que Steven procedía de Corea del Norte.

.-Solamente hay una opción mi delicada geisha. Tú irás con él. (…)