Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 24 de mayo de 2014

PERCEPCIÓN ERRÓNEA

Era un perro callejero.
Le gustaba curiosear todos los rincones e ir de aquí para allá. Siempre había sido un vagabundo y disfrutaba mucho con su forma de vida. Pero en una ocasión penetró en un palacio cuyas paredes estaban recubiertas de espejos.
El perro entró corriendo en una de sus acristaladas estancias y al instante vio que innumerables perros corrían hacia él en dirección opuesta a la suya. Aterrado, se volvió hacia la derecha para tratar de huir, pero entonces comprobó que también había gran número de perros en esa dirección. Se volvió hacia la izquierda y comenzó a ladrar despavorido.
Decenas de perros, por la izquierda, le ladraban amenazantes. Sintió que estaba rodeado de furiosos perros y que no tenía escapatoria. Miró en todas las direcciones y en todas contempló perros enemigos que no dejaban de ladrarle.
En ese momento el terror paralizó su corazón y murió víctima de la angustia.
La percepción errónea conduce a la muerte espiritual. En ocasiones, nosotros mismos somos nuestros grandes enemigos, los que más ladramos, arengamos y juzgamos a la persona que somos.
¡Cuidado de no morderte a ti mismo!

viernes, 23 de mayo de 2014

EL CANSANCIO DEL ALMA



         He escuchado, en alguna ocasión, que hasta el alma llega el cansancio cuando todo parece ir mal. Me he quedado pensando si en realidad el alma puede cansarse y algo me dice que no.
         Por encima y debajo de los problemas, más allá de las contrariedades y antes de ellas; ahora, antes y siempre, estará el alma quieta en su sabiduría, impasible e incorruptible en su permanencia, pero sobre todo invulnerable ante cualquier acontecimiento contingente.
         El alma es precisamente lo que nos impulsa a seguir, lo que de alguna forma nos llama desde dentro y nos lleva más allá, reconfortándose y regenerándose perpetuamente sin atender a las vicisitudes que la rodean. Por eso, al fin he entendido que nada puede afectarla.
         Sin embargo, a veces las desgracias se suceden y acumulan; nunca suelen venir solas y casi nunca nos dejan en nuestro punto de equilibrio. Nos descolocan, nos sacuden, nos gritan y vomitan. Y ahí, en ese mar de amarguras nos encontramos nosotros, con nuestra confianza a flor de piel, con la voluntad intentando empujarnos continuamente y con esa especie de impotencia contenida que desea explotar mandado, fuera de órbita, a todo lo que nos rodea o descoloca.
         Pero sabemos que la vida es cíclica, que tras la tormenta escampa, que después de mucho trasnochar tendremos que dormir, que tras la siembra se cosecha y que nunca nada queda en el mismo punto por siempre.
         Todo pasa. Absolutamente todo. Por suerte, algunas veces…y por desgracia, otras.  Incluso para bien la mayoría. Porque siempre he creído que hay algo bueno en lo malo, aunque de momento ni sepamos qué; porque en realidad nada es tan negro ni tan blanco, ni tan frío ni tan caliente, ni tan opaco ni luminoso. Todo tiene sus matices, sus tonalidades y sus grados. Pero sobre todo, todo cambia…antes o después. La clave está en tener el temple suficiente para resistir el tirón.
         Seguro que tú que lees esto ahora estás sobrado de todo ello, solamente tienes que creer en ti. El resto vendrá solo.

jueves, 22 de mayo de 2014

LAS LLAVES DE LA FELICIDAD



En una oscura y oculta dimensión del Universo se encontraban reunidos todos los grandes dioses de la antigüedad dispuestos a gastarle una gran broma al ser humano. En realidad, era la broma más importante de la vida sobre la Tierra.

Para llevar a cabo la gran broma, antes que nada, determinaron cuál sería el lugar que a los seres humanos les costaría más llegar. Una vez averiguado, depositarían allí las llaves de la felicidad.

-Las esconderemos en las profundidades de los océanos -decía uno de ellos-.
-Ni hablar -advirtió otro-. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin problema.
-Podríamos esconderlas en el más profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes-.
-No -replicó otro-. Igual que sería capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las montañas.
-¿Y por qué no bajo las rocas más profundas y sólidas de la tierra? -dijo otro-.
-De ninguna manera -replicó un compañero-. No pasarán unos cuantos miles de años que el hombre podrá sondear los subsuelos y extraer todas las piedras y metales preciosos que desee.
-¡Ya lo tengo! -dijo uno que hasta entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas del cielo.
-Tonterías -replicó otro de los presentes-. Todos sabemos que los humanos no tardarán mucho en volar. Al poco tiempo encontrarían las llaves de la Felicidad.

Un gran silencio se hizo en aquella reunión de dioses. Uno de los que destacaba por ser el más ingenioso, dijo con alegría y solemnidad:
-Esconderemos las llaves de la Felicidad en un lugar en que el hombre, por más que busque, tardará mucho, mucho tiempo de suponer o imaginar...
-¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde? -preguntaban con insistencia y ansiosa curiosidad los que conocían la brillantez y lucidez de aquel dios-.
-El lugar del Universo que el hombre tardará más en mirar y en consecuencia tardará más en encontrar es: en el interior de su corazón.

Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó la reunión de dioses. Las llaves de la Felicidad se esconderían dentro del corazón de cada hombre y nadie podría, desde fuera, abrirla si antes no las usase su dueño desde el interior.

         Nadie nos da la felicidad que no albergamos en nuestra alma; posiblemente, y a lo sumo, solamente pueda encenderse la chispa mágica de su fuego cuando otro corazón nos alumbra con el único propósito de brillar juntos.

miércoles, 21 de mayo de 2014

EL LOBO DE WALL STREET (película) Y LOS ANCLAJES




La PNL ( Programación Neurolingüística) nos enseña a crear anclajes. Se trata de situaciones que se repiten a las que asociamos emociones idénticas. Ejemplos de una de acción de anclaje sería cada vez que tengo la luz roja en el semáforo, me paro. Cada vez que apagan las velitas de un pastel, cantamos “cumpleaños feliz”. Ejemplos de un anclaje emotivo sería cada vez que oigo mi canción favorita, ésta me evoca una situación vivida y recuerdo el hecho con toda su carga emocional. Cada vez que paso por tal esquina, me provoca miedo y dolor pues aquí tuve un accidente.

Lo bueno de estas situaciones es el control sobre ellas; poder elegir qué reacciones deseo tener y cuáles eliminar. Tener control, en definitiva, sobre mis “anclajes”.

En realidad, consisten en la asociación que se genera entre un espacio físico y/o mental determinado y una conducta y/o sensación que se asocia a ellos. En otras palabras, son una relación del tipo estímulo-respuesta, causa-efecto, medio ambiente-condicionamiento. 

Toda nuestra vida está llena de anclajes buenos y algunos no tan buenos. La Programación Neurolingüística nos enseña cómo podemos cambiar esos anclajes que nos dañan y nos limitan.
Analicemos ciertas situaciones y empecemos a ver nuestras limitaciones y reacciones ante ellas: ¿qué hago cuando alguien me insulta con cierta frase o palabra despectiva? ¿Hay algún nombre que no me guste porque me recuerda a alguien? ¿Hay algún lugar al que mejor no voy porque viví ahí algún hecho doloroso? ¿No puedo asistir a algún funeral porque me acuerdo de cuando murió algún ser querido? ¿No me atrevo a tomar decisiones, pues de niño me dijeron siempre que no era capaz, y el día que tomé una se burlaron de mí? ¿Me aterroriza presentar un examen pues el último lo reprobé? ¿No puedo subirme a un avión debido a una mala experiencia vivida? ¿No me atrevo a manejar desde que choqué? ¿No puedo salir de noche desde que me asaltaron?

 Es con anclajes de este tipo como nos vamos limitando cada vez más hasta acabar encerrados en nosotros mismos, viviendo situaciones pasadas que nos atan y no nos dejan vivir plenamente la vida, pues cada vez que las recordamos nuestra mente las vuelve a vivir en todas sus dimensiones y con la misma carga emocional, marcando surcos en estas programaciones que nos dañan y reducen nuestras capacidades como seres humanos hechos para ser y hacer todo en plenitud.

Existen ejercicios donde se puede eliminar la carga emocional de un anclaje, y por ende la reacción o conducta ante él. Para eso hay que identificar plenamente cuál es el anclaje negativo y a qué me lleva al revivirlo y así darme cuenta qué recurso es el que me falta para poder afrontarlo ya sin esa carga emocional y esa reacción o acción que me ocasiona. Esto se refiere a que si me provoca miedo, hay que generar valentía; si me provoca agresión, tolerancia; si me provoca angustia, tranquilidad; si me provoca inseguridad o baja autoestima, seguridad; si me provoca coraje, paciencia, y así sucesivamente. Al lograr sacar los recursos necesarios en estas situaciones, reviviendo alguna otra donde tuve el anclaje que ahora necesito, el anclaje negativo dejará de tener el poder sobre nuestra conducta y emociones ya que fue sustituido por el que necesito.


Es muy interesante que sigáis el enlace del avance de la película, recientemente extrenada, The Wolf of Wall Street. Para mí, lo mejor de la película se resume en la escena de este breve tráiler: el browker especialista le enseña al novato cómo debe resistir la presión a la que se verá sometido cuando ejerza plenamente en los mercados de la bolsa. Lo primero que le transmite es un anclaje que le afiance en su poder, en su fuerza, en su valía y en la superioridad por encima del resto.
Esta sintonía se convierte en la canción de fondo de la película y en el verdadero puntal para cada uno de los miembros del gabinete bursátil.
El tráiler está en inglés y el anclaje comienza en el minuto 5.20, al final casi del video. Es una pena que no esté subtitulado porque la conversación es interesantísima.

martes, 20 de mayo de 2014

SI UN DÍA...

Está la tarde gris, la lluvia apuntalando el cielo y yo con mi melancolía a ras del suelo.
Acabo de encontrar en el muro de una amiga una especie de poemita que me ha invitado a seguir su rastro, me ha permitido meterme en él y añadir unas pequeñas estrofas con las que darle la bienvenida.
Os dejo estas gotas de nostalgia, salpicando juguetonas, sobre mi teclado.

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Si un día sientes ganas de llorar…llámame,
No prometo hacerte reír pero puedo llorar contigo.
Si un día quieres huir…llámame, no detendré tu huida, pero puedo ir contigo.
Si un día no quieres escuchar a nadie…llámame, prometo estar ahí contigo quieta, en tu silencio.
Si un día quieres soltar tu pena…llámame estaré para sujetar tus quejidos; prometo ser tu fortaleza.
Si un día necesitas una mirada tierna…llámame; prometo mirarte desde dentro, acunando tu alma en mí desvelo.
Si un día quieres derramar tu angustia por mis venas…llámame, te estaré esperando para disolverla en lo hondo de mi arena.
Si algún día me llamas y no contesto…ven a verme, rápido en tu vuelo, tal vez ese día soy yo la que te necesito y quiero.