Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 27 de octubre de 2017

AMORES IMPOSIBLES



El amor no pregunta. Lo cierto es que puede pasar sin rozarte o por el contario darte de pleno en el centro del corazón.

A veces, lo que sucede es que no conviene, no es posible o nunca llegará a materializarse. Precisamente, en estos casos comienza a idealizarse, a hacerse único e irrepetible, a desplegar todo un cúmulo de chispas de colores que nos hacen aterrizar en otro planeta.



A mí me gusta la vida real. Lo que puede vivirse, gozarse y sufrirse. Lo que sucede es que la fantasía a veces es el único reducto que queda cuando uno se encuentra en una situación de soledad o de penuria.

Es cierto que el amor no debiera hacer sufrir y sin embrago, es la fuente de mayor sufrimiento y desasosiego. 

Cuando uno se enamora se apropia de ese sentimiento que está ligado a otro ser y poco a poco, surge el apego a lo que uno siente cuando está con la otra persona. 

Me atrevería a decir que incluso el objeto del amor es el propio amor. La corriente incontrolada y arrolladora de emociones que nos desbordan es lo que echamos de menos cuando el otro no está. O lo que queda de nosotros en él/ella cuando se alejan. Eso es lo que realmente  duele.

Nos apegamos a la adictiva emoción. La convertimos en droga. La hacemos nuestra en exclusiva y no queremos perderla a ningún precio.

La vida se encarga de curar los amores imposibles o de transformarlos en sueños a los que poder recurrir cuando uno se siente añorante.

El amor no entiende de situaciones, ni de contratos, ni de edades o condiciones. Somos nosotros los que tenemos que situarle dentro del corazón cuando no puede salir por los poros.
 Y si no puede ser correspondido o no conviene o nunca llegará a poner nombre a los amantes, ni siquiera importa. Se sostiene a sí mismo y se nutre de igual forma.

Si amas a quien no encaja en tu vida o a la persona que nunca tendrás, no dejes de hacerlo. Siempre estará contigo el mejor sentimiento que has construido dentro de ti.

Llegará si es para ti o se convertirá en un nombre distinto pero, de cualquier forma, habrás probado la capacidad infinita del amor.

miércoles, 25 de octubre de 2017

EL PEGAMENTO DE LOS AFECTOS



No cabe duda que el pegamento de los sentimientos es la confianza. Hablar de confianza es hablar de creencia en el otro, de compromiso y respeto; de permiso y reciprocidad.




No podemos pretender vínculos fuertes sin confiar. Por fuerte que sea el edificio olerá a derrumbe muy pronto, si no es así. Siempre se puede recibir engaños pero en ese caso, es la otra persona la que decide, la que tiene la llave en su mano, la que deja escapar la lealtad.


 A nosotros nos resta la satisfacción de quedarnos dentro muy seguros de lo que queremos y sin culpas ni remordimientos de aquello que nos saltamos.




No hay mayor vínculo que el compromiso en libertad. Hacer lo que se haga porque uno quiere. Las imposiciones del tipo que sean siempre fracasan.

También es cierto que hay un tipo de personas cuya conducta no se altera por nada, que no reconoce la culpa y que la fiesta no va con ellos si algo va mal. En ese caso debe darnos igual, de la misma forma.

 Cada uno que construya su vida con la argamasa que quiera porque aunque crea que es la mejor, si no lo es de todas las formas la vida se encargará de recordarle, en algún momento incluso no conectado con el suceso que experimenta, que hay una ley de la compensación; el boomerang que un día regresa con lo mismo que lanzamos.

Confiar es un alto privilegio que solamente goza quien lo ejerce. El engaño de la otra parte, no es nuestro, siempre será suyo. Algún día se encontrará con lo mismo, sea consciente o no de su actuación.


La vida es muy simple. Funciona así. Para bien y para mal. Porque en realidad, no hay tales categorías, sino acciones que tienen reacciones; cusas que generan consecuencias. 

Y ya está. Así de fácil.

lunes, 23 de octubre de 2017

LAS ALAS DEL PENSAMIENTO



Nuestro pensamiento tiene alas, no hay duda. Y unas alas muy veloces. Antes de que la palabra salga de nuestra boca ya está el pensamiento anidando en nuestra mente. E incluso aunque parezca que no tenemos nada pendiente, nuestro cerebro no hace otra cosa que dar vuelta y vueltas a cualquier tema que instalamos en él.





Las alas del pensamiento nos permiten llegar a todos los sitios; al corazón del otro, a su mente, a aquel lugar que deseamos ver y no parece que nunca sea posible. En definitiva, es lo único que nadie puede gobernar, que nadie puede atar con cadenas…que es libre de verdad.


Empleo muchas veces, habitaciones de mi mente para convocar a las personas a las que tengo que decirles algo y por lo que sea, no están o no es posible tenerlas cerca o incluso no sería conveniente hacerlo en persona.


Allí, a solas, en este lugar sereno y armonioso, me siento en frente de la persona y el cuento lo que siento, lo que me duele de su comportamiento, lo que me gustaría que sucediese…y pido perdón por el mío y agradezco la presencia de ese ser en mi vida porque aunque me haya ido mal con él/ella, seguro que me ha enseñado algo. Lo que no tengo que hacer, lo que no debo repetir, lo que hubiese sido conveniente decir…etc.


La vida está llena de desencuentros, de desilusiones y fracasos; pero no debemos llamarles así. Mejor cambiar el punto de mira y convertirlo en oportunidades de mejora, en aprendizajes que traen crecimiento personal y en trampolines desde los cuales lanzarnos siempre hacia arriba.


Las alas del pensamiento también sirven para soñar. Para visualizar lo que deseamos que suceda y una vez en ello, creérnoslo.


Encuéntrate con las personas a las que tienes algo que decir; vuela hasta los lugares que deseas visitar, sueña con las situaciones que quieres que sucedan. De algún modo, de alguna forma lo haces ya realidad.


Todo un placer usar las alas del pensamiento. Y si ves que se desvían en el camino, mira hacia atrás para no volver a recorrer el mismo.

Luego, sigue volando.