Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 29 de junio de 2013

LA REALIDAD OCULTA




En todas las situaciones hay una realidad oculta que muchas veces nos empeñamos en no ver porque si la tuviésemos en cuenta, si saliese a la superficie, tal vez actuaríamos de forma muy diferente.
He llegado a pensar que la mente nos ayuda, que hay una autodefensa natural que siempre está a favor de la felicidad y que sin duda, el instinto de supervivencia en cualquier estado emocional, y no solo físico, nos permite una ceguera parcial que deja tras de un velo lo que podría hacernos daño.
En todas las situaciones, por buenas que parezcan, hay un lado oscuro. Un precio que pagar. Una contrapartida fuerte que hemos de aceptar si queremos continuar hacia delante.
Nada es gratuito. Nada queda sin pasar factura. No olvida la vida que si te da un premio lleva anexo un castigo que es precisamente el que agranda la dimensión de los beneficios emocionales que reporta lo que vivimos.
La vida  actúa como una balanza. Los platillos tienden al equilibrio y cuando uno de ellos toca fondo y el otro parece besar la cima, algo está a punto de reventar.
De vez en cuando, nos da un toque tanto en la felicidad como en la desgracia. Una sacudida que nos voltea el alma para posicionarnos nuevamente en el centro. No podemos olvidarnos que existe un punto medio porque hacia él tiende la homeostasis del corazón para volver a la armonía.
Ni la excesiva felicidad anuncia su prolongación, ni el intenso dolor perdura tampoco por siempre.
En ocasiones, hay que volver al núcleo y caminar de nuevo por él mientras las pasiones se calman o los odios se deshacen  de su veneno.
Siempre se ha dicho que en el punto medio está la virtud. Yo sin embargo soy una mujer de extremos. Es una lección que he recordado hoy que tengo pendiente. Una asignatura que no termino de superar. Una cuenta que nunca saldo. Pero también sé que el primer paso para superarlo es saber que hay que hacerlo. En ello estamos.

viernes, 28 de junio de 2013

VARIOS CUENTOS CON MENSAJE


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Un hombre fue al puesto de guardia a denunciar el robo de su burro. Una vez allí, y enterados al detalle de lo sucedido, los policías comenzaron a hacerle observaciones:

-Usted ha tenido poco cuidado. ¿Cómo se le ocurre tener un simple cierre de madera en la puerta de la cuadra en vez de un sólido cerrojo? - opinó uno.

-No puedo creer que desde la calle se pudiera ver el burro, siendo una tentación para cualquiera. ¿Es que no se le pasó por la cabeza nunca guardar al animal de miradas ajenas elevando las paredes de la cuadra? -dijo otro.

Un tercero, en tono crítico, le censuró:
-¿Pero dónde estaba usted en ese momento? ¿Cómo es posible que no viera al ladrón marcharse con el burro?

De este modo fueron cayendo sobre él un buen número de acusaciones hasta que, harto ya de esa situación, dijo:
-Señores, acepto todo lo que me han dicho, pero algo de culpa también ha de tener el ladrón, ¿no creen?
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Un hombre cercano ya a la muerte fue a ver a un maestro para preguntarle:
-Hombre sabio, dime cuál es la diferencia entre cielo e infierno.
-Veo una montaña de arroz humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre de hambrientos. Sus palillos son más largos que sus brazos, así que cuando prenden la comida, no pueden llevársela a la boca y son víctimas de la frustración y el sufrimiento.
Ese es el infierno -contestó el maestro.
-¿Y el cielo? -volvió a preguntar el viejo.
-Veo una montaña de arroz humeante y sabroso, y alrededor una muchedumbre alegre. Sus palillos son más largos que sus brazos, pero han decidido, al prender la comida, dársela los unos a los otros.
Ese es el cielo
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Un hombre con fama de sabio y que había amasado una gran fortuna le llegó la hora de la jubilación. Desde ese momento, cada día encontraba motivos para invitar a sus numerosos amigos a costosos banquetes, o para hacerles caros regalos.
Pasados unos meses de lujos y derroches, un amigo le dijo:
-Creo que deberías dejar de gastar de ese modo. Aunque tu fortuna es mucha, estás dilapidándola rápidamente, y recuerda que tienes unos hijos que te heredarán.
-Precisamente por ellos lo hago -contestó-.
La riqueza conseguida sin esfuerzo arruina la capacidad de los inteligentes y agrava la estupidez de los más torpes. Yo a mis hijos les he dado la educación y los medios suficientes como para que se construyan un futuro por ellos mismos.
La expectativa de disponer de mi patrimonio no sería más que una invitación a que aparecieran la codicia y la indolencia. No necesitan mi dinero para nada, no sería más que un veneno en sus vidas-
Y en efecto, aquel hombre gastó hasta el último céntimo antes de
morir.

jueves, 27 de junio de 2013

EL CORAZÓN MARCA EL CAMINO




El pasado día aludíamos al beneficio del Ho´ponopono. Nos suena extraña a palabra y por tanto pareciera que el mensaje que encierra tampoco nos fuese cercano. Sin embargo, aquí en occidente, en España, ya hay quién se ha hecho eco de él y lo ha integrado al devenir de la vida diaria.
Podéis ver este minuto y medio de conferencia que D. Mario Alonso Puig nos regala, donde nos enseña a saber parar el tiempo, de la escucha interesada y no educada y sobre todo el valor de la experiencia. Pero lo más interesante de esta breve muestra oratoria es el impulso que nos da para atrevernos en la vida, para sentir la ilusión que nace del corazón y para lograr que sea él quien motive a la mente para demostrar lo que de él mismo nace.


Espero que os guste:



TUZ ZONAS ERRÓNEAS ( II )



Abordamos hoy la segunda parte del contenido del libro. Si alguien está interesado puede descargarlo en: 



¡Feliz lectura!

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3.TU NO NECESITAS LA APROBACION DE LOS DEMAS
La búsqueda de la aprobación de los demás es un impedimento para el desarrollo personal cuando llega al punto de convertirse en una necesidad. Uno puede desear la aprobación de los demás, y esto no es un mal en sí mismo. Cuando necesitamos que cada uno de nuestros actos o cada uno de nuestros pensamientos, sea bien recibido por una o más personas, estamos poniendo nuestra vida en manos de esas otras personas.
 
La búsqueda de aprobación implica la pérdida de la verdad: los otros no te hablarán con franqueza cuando perciban esa necesidad, y tú sacrificarás tu propia opinión para adaptarte a las opiniones de los otros.
 
La sociedad ejerce una constante presión sobre sus miembros para que éstos no piensen por sí mismos y, por el contrario, adopten los puntos de vista socialmente aceptables en detrimento de los propios. La presión para que la persona no piense por sí misma comienza en la familia y continúa en la escuela. Son muchos los padres que, en vez de estimular el comportamiento independiente de sus hijos, procuran por todas maneras (algunas de ellas muy disimuladas) que no se aparten ni un ápice de la manera en que se les dice que deben comportarse. El sistema escolar tradicional premia y promueve a aquellos alumnos que siguen al pie de la letra las indicaciones que se les dan.
 
No necesitas contar con la aprobación de los demás para todo lo que haces, y hasta es imposible que consigas tenerla. Piensa solamente que por cada persona a la que consigues agradar, habrá seguramente otra a la que le desagradas. ¿Cómo puedes entonces estar seguro si tu única guía es la opinión de los demás?
 
Existe una diversidad de comportamientos que son síntomas de una necesidad exagerada de aprobación. Cuando para no disgustar a otra persona te encuentras cambiando algo que has dicho, o cuando te hallas haciendo algo que no te gusta, por no tener el valor de decir “no” a alguien, deberías pensar que estás yendo en contra de tu propia individualidad por hacer caso a los demás.
 
Como en el caso de la falta de autoestima, existen dividendos neuróticos a ser ganados cuando se busca la aprobación de los demás: se trata principalmente de no asumir la responsabilidad de la propia vida y eludir la posibilidad de cualquier riesgo.
 
4.LA RUPTURA CON EL PASADO
Cuando tienes una respuesta predefinida para explicar porqué no puedes hacer algo, deberías examinar esa respuesta para ver si realmente se ajusta a la realidad. Mucha gente, cuando se le pregunta porqué no puede hacer algo o porqué no puede dejar de hacer algo, contesta algo semejante a: “Oh, así soy yo, siempre he sido así, realmente no puedo evitarlo, es mi carácter”.
 
Esto puede ser verdad o no, pero lo seguro es que, pensando de esa manera, esa persona nunca podrá cambiar.
 
Muchas veces esas etiquetas que nos definen no son el producto de un verdadero análisis, sino que nos fueron inculcadas por otra persona en una época en que no podíamos defendernos. Si ése es tu caso, tendrías que revisar tu definición de ti mismo, para ver si coincide con tu realidad actual.
Otras personas utilizan las etiquetas que se han puesto o que les han impuesto, para evitar hacer cosas que le desagradan. Deberían sincerarse y reconocer los verdaderos motivos por los que se niegan a hacer algo.
 
Existe una cantidad de variantes del “Yo soy…” que nos permiten no tener que esforzarnos, no correr riesgos de enfrentar situaciones desagradables, continuar como estamos sin hacer nada para mejorarnos, justificar nuestros comportamientos indeseables, y seguir haciendo lo mismo de siempre sin intentar nada nuevo.
 
Las definiciones que te aplicas sirven para perpetuar el comportamiento que las provocó, porque, si por definición eres así como eres, nunca podrías cambiar y nunca podrás demostrar que eres de otra manera.
 
La naturaleza de las personas, su forma de ser, no son invariables. Hasta cierto punto, todos elegimos ser como somos. Si lo que hemos elegido no nos conviene por un motivo u otro, siempre estamos a tiempo para cambiarlo.
Si eres un estudiante, tu propia definición de ser malo para tal o cual materia ocasionará que te cueste más esfuerzo aprenderla. Cualquier persona puede usar su definición de ser malo para cualquier cosa, como una excusa para no hacer lo que esté a su alcance aunque esto no sea lo máximo que se pueda hacer.
 
5.LAS EMOCIONES INUTILES CULPABILIDAD Y PREOCUPACION
El remordimiento por lo pasado y el miedo a lo porvenir son dos emociones que nos permiten estar ocupados en el presente, pero que no solucionan nada de lo ocurrido ni impiden que ocurra aquello que tememos.
 
Tanto la culpa por algo pasado como la preocupación por algo futuro, son maneras de desperdiciar el tiempo presente.
 
Del pasado debes extraer las lecciones que te permitirán no cometer nuevamente las mismas equivocaciones. El simple hecho de sentirte culpable no contribuye a solucionar un solo problema.
 
La culpa se nos infunde en la infancia como un medio que tienen los padres de controlar a sus hijos. Se nos convence de que tenemos que sentirnos culpables cuando hacemos algo que nuestros padres consideran incorrecto. Luego, cuando adultos, adherimos a códigos de comportamiento que nos dicen lo que está permitido hacer, y usamos la culpa como un medio de castigarnos a nosotros mismos.
 
En las relaciones entre adultos, la culpa puede ser usada por uno de los miembros de una pareja para controlar al otro. También los niños lo suficientemente despiertos pueden dar vuelta el mecanismo de la culpabilidad y usarlo para manipular a sus padres.
 
Si bien la culpa es un procedimiento socialmente aceptado de hacer que una persona sea castigada por algo que ha hecho, también es cierto que desperdiciar el tiempo experimentando culpa autoimpuesta le permite a la persona deshacerse de la responsabilidad de buscar algo más útil para hacer con su tiempo. Cuando es impuesta por otras personas, te permite descargar en otros la tarea de determinar cómo debes sentirte.
 
Así como la culpa no cambia nada en el pasado, la preocupación por sí misma no cambia nada en el futuro. Es distinto si empleas tu tiempo en planificar tu futuro, porque esa actividad te permite prepararte lo mejor posible para lo porvenir y te da criterios para decidir qué hacer ahora.
 
Algunas personas consideran valioso preocuparse por otras personas o que otras personas se preocupen por ellas. En realidad, preocuparse por el cónyuge, los hijos, los padres, o quien sea, no tiene ningún sentido si de la preocupación no surge alguna acción concreta.
 
6.EXPLORANDO LO CONOCIDO
 
La educación que nos brinda la sociedad nos enseña a estimar la prudencia sobre la curiosidad, a preferir la seguridad antes que la aventura. Estos mensajes comienzan con los padres y siguen con los maestros. Pero la posibilidad de nuevas experiencias está a tu disposición si realmente lo quieres así.
 
Puedes tratar de intentar hacer algo nuevo, o puedes seguir haciendo lo mismo de siempre hasta que te entierren. Para poder cambiar debes dejar de pensar que es mejor atenerse a lo seguro y conocido antes que enfrentar los riesgos de lo desconocido.
 
La rutina es debilitante; hacer siempre lo mismo lleva a perder interés por la vida. Puedes evitarlo haciendo de vez en cuando algo diferente aunque no tengas ninguna razón más que introducir un poco de variedad en tu vida.
La espontaneidad es lo opuesto a la rigidez y consiste en salirse de vez en cuando de lo establecido y planificado para hacer algo nada más que por el placer de hacerlo.
 
La gente que hace siempre lo mismo es la gente rígida que se priva de la posibilidad de crecer. La rigidez es la base del prejuicio, y el prejuicio es lo que nos impide aumentar nuestra experiencia manteniéndonos siempre dentro de los límites de lo seguro y conocido.
 
Hacer un proyecto y guiarse por él no tiene nada de malo, pero hay gente que no ve más allá de lo proyectado y no se anima a enfrentar cualquier alternativa que se le presenta. Insistir siempre en ajustarse a lo proyectado es una actitud limitadora que cierra el paso al enriquecimiento de la persona.
 
La seguridad significa no correr riesgos, vivir una existencia sin desafíos ni excitaciones. Pero esto es una ilusión porque la seguridad material, la que depende de lo que posees o de lo que eres en la sociedad, puede faltarte en cualquier momento. Una catástrofe ambiental o social puede llevar a que te quedes sin nada de lo que ahora tienes más que tu propia vida.
 
La única seguridad real es la que te da la confianza en tu capacidad para salir adelante cualquiera sea la situación en que te encuentres. Esa seguridad solamente la obtienes al salir de la rutina y enfrentarte con nuevas actividad
 
7.ROMPIENDO LA BARRERAS DE LOS CONVENCIONALISMOS
No hay reglas o leyes que sean de aplicación absoluta y universal. Los convencionalismos que la sociedad impone pueden ser o no de aplicación para ti según lo que tú decidas.
 
Existe gente para la cual todo lo que sienten o lo que les pasa es responsabilidad de los demás. Otro tipo de gente, por el contrario, asume la responsabilidad de sus propias acciones y sentimientos. Creer en la suerte o en el destino, implica pensar que no puedes hacer nada por modificar tu situación.
 
Echar la culpa a otra persona por lo que te pasa no servirá para que eso deje de pasar. Vivir imitando lo que otros hacen no hará que te sientas más satisfecho contigo mismo. Tanto lo uno como lo otro implica falta de aprecio por tu capacidad para elegir y decidir.
 
Nadie puede tener siempre la razón. De la misma manera, habrá cosas que no se pueden catalogar inflexiblemente como buenas o malas, correctas o incorrectas. Las personas son diferentes y pueden opinar de manera diferente. Lo que tú juzgues como bueno para ti puede no ser bueno para otro, y lo mismo ocurre en el caso inverso.
 
Cuando debes tomar una decisión, tienes que pensar cuáles serán las consecuencias de decidir de una manera o de otra. Lo que deberías evitar es juzgar los resultados como buenos o malos según un punto de vista que no sea el tuyo.
 
La necesidad de hacer siempre las cosas como se deben hacerlas, del modo que es correcto, produce una angustia constante y conduce a la desesperación cuando no se lo ha conseguido. Aferrarse, por ejemplo, a la etiqueta social puede ser una buena fuente de quebraderos de cabeza, que podrían ser evitados pensando que cada uno puede decidir por su cuenta la mejor manera de hacer las cosas si con ello no ocasiona algún perjuicio a los demás.
 
Atenerse a las leyes y los reglamentos ha provocado en algunas ocasiones horribles consecuencias para la Humanidad. Por el contrario, personas tildadas de anticonvencionales, que han osado desafiar las reglas de la sociedad, han sido con frecuencia las que han hecho aportes significativos al progreso de esa misma sociedad.
 
8.LA TRAMPA DE LA JUSTICIA
Cuando se observa cómo transcurren los acontecimientos en el mundo se puede llegar a la conclusión de que pocas veces se aprecia justicia en ellos. Situaciones injustas se hacen evidentes a poco que miremos a nuestro alrededor. Esta circunstancia no debe ser usada como una justificación para la infelicidad.
 
También en las relaciones personales, muchas personas acusan a los demás de comportarse con injusticia, y utilizan esos comportamientos como una causa para sentirse desgraciadas.
 
Ya sean los acontecimientos mundiales, o las maneras en que los demás se comportan con nosotros, lo que nos afecta, no debemos dejar que nuestro deseo de justicia se interponga con nuestra felicidad.
 
Cuando te comparas con los demás, cuando pretendes que los otros tengan lo mismo que tú o se comporten igual que tú, estás dejando que un acontecimiento externo decida sobre tu felicidad. En vez de perder tu tiempo lamentándote de lo injustas que son las cosas, harías mejor en buscar la manera de conseguir lo que quieres, olvidándote de lo que hace el resto del mundo.
 
El esquema casi general de la neurosis consiste en preocuparse más por el comportamiento de los demás que por el propio. Por ejemplo, la esposa espera que el marido se comporte de la misma manera que ella; cuando ello no ocurre, se queja de injusticia y se siente infeliz.
 
Quejarte de que los demás tienen más o ganan más que tú, no va a solucionar nada. Tampoco reclamar justicia porque no se comportan igual que tú, o hacer algo porque el otro lo hizo y tú no puedes ser menos. Harías mejor en tratar de determinar qué es lo que quieres y cómo conseguirlo sin la intervención de los demás.
 
Los celos son una manera de exigirle a otra persona, en este caso tu pareja, que se comporte de una manera determinada. Nacen de una falta de confianza en sí mismo, lo mismo que las autoacusaciones cuando se produce una infidelidad: la parte engañada se interroga qué ha hecho para merecerlo.
 
Reprocharle a un amigo o a tu pareja que te trata de una manera injusta al comportarse como tú no lo harías, es desconocer que las personas son diferentes.
 
9.TERMINANDO CON LAS POSTERGACIONES AHORA MISMO
Si eres como la mayoría, encontrarás que existen muchas cosas que quieres hacer y que, sin embargo, vives postergando. Si esto te produce ansiedad, es hora de que lo soluciones.
 
Es frecuente escuchar frases como: “Quizá las cosas se solucionen solas”, “Espero que las cosas vayan mejor”, y “Deseo que se arreglen las cosas”. Los deseos y esperanzas expresados de esta manera nunca han solucionado nada. Actitudes de este tipo solamente sirven para no entrar en acción: las cosas no se arreglan por sí solas, a lo sumo empeoran.
 
Decidir hacer en el futuro algo que uno mismo ha elegido es una manera de disimular el hecho de que no se lo está haciendo ahora. Esto es común al tener que enfrentarse con actividades desagradables o difíciles.
Algunas personas pasan el tiempo quejándose de lo mucho que tienen para hacer y dejan todo para último momento. Así consiguen justificar una tarea pobre o mediocre.
 
Lo que da la medida de tu valor es lo que haces y no lo que dices. Tampoco con criticar a los demás consigues nada útil si tú mismo no te pones a la tarea. Pero te sirve para sentirte importante y justificar tu inacción.
Si te aburres es porque no haces nada, y es lo que consigues cuando vacilas y postergas. Sin embargo, muchos culpan de su aburrimiento al entorno, cuando en realidad es una opción de la persona. El hábito de postergar las cosas no tiene el refuerzo social que tienen otros comportamientos erróneos, sino que es completamente una elección personal.
 
La postergación tiene la ventaja de que te permite evitar hacer cosas que, aunque reconoces que es necesario hacerlas, te resultan desagradables.
Una forma de engañarse a sí mismo para no reconocer que uno tiene miedo a cambiar o a fracasar, es prometer que uno hará algo, pero no ahora sino en el futuro. El miedo al éxito también es una causa de postergación, dado que la responsabilidad que trae aparejada el triunfo no es del agrado de todos.
Conseguir que los demás nos tengan compasión, tener compasión de uno mismo, o incluso conseguir que alguien haga nuestra tarea, son algunas de las ventajas de postergar las cosas.
 
10.PROCLAMA TU INDEPENDENCIA
Es muy grande la cantidad de personas entre las que se da una relación de dependencia mutua, principalmente entre hijos y padres, y entre esposos. Por otra parte, esto es algo que la sociedad promueve, aunque equivocadamente. Se nos enseña que tenemos la obligación de comportarnos de cierta manera con determinadas personas: nuestros hijos, nuestros padres, o nuestros esposos o esposas. Mientras que esto coincida con nuestras inclinaciones no provoca inconvenientes, pero si nos obliga a ser de una manera que no nos agrada y provoca resentimiento, entonces existe un problema que debe ser solucionado.
 
Si te encuentras atrapado en una relación en la cual te ves obligado a comportarte de cierta manera que no te agrada, porque sino te ves presa de culpa o porque no te animas a prescindir de esa persona, deberías trabajar en conseguir tu independencia psicológica.
 
La dependencia entre padres e hijos se da cuando los hijos ya son adultos y sin embargo no pueden decidir libremente sobre su manera de vivir por temor a ofender a los padres. O sino, cuando los padres sufren porque sus hijos adultos no se ocupan de ellos con la frecuencia y del modo que desearían.
 
Tanto la persona adulta que no puede vivir de la manera que sería de su agrado, como el padre o madre que no puede prescindir de las atenciones de sus hijos, están apresados en una nociva relación de dependencia psicológica.
 
En los matrimonios también se da una dependencia dañina cuando uno de los cónyuges vive subordinado al otro en vez de manejarse ambos en un plano de igualdad. Aunque últimamente no es ya universal, durante mucho tiempo imperó el concepto de que la esposa debía depender del marido para todo, desde conseguir su alimentación hasta saber que tenía que pensar. La mujer no podía tener actividades, ni siquiera pensamientos, que no fueran aprobados por el marido. Esta situación no es un problema si surge de un libre acuerdo entre las partes. En este caso, y aún en el caso inverso y menos frecuente de la esposa que domina al marido, la persona dominada puede considerar más llevadero depender de otra que tener el trabajo de ganarse el sustento o decidir qué opina sobre cada asunto.
 
11.ADIOS A LA IRA
La ira es una reacción que se experimenta cuando algo no sucede como esperábamos y deseábamos. Se expresa como hostilidad o agresión contra alguien o algo. Es una reacción aprendida frente a la frustración y el resultado es que te comportas como preferirías no hacerlo.
 
La ira es una manera que eliges de reaccionar. Por lo tanto, si la ira te trae problemas, puedes aprender a reaccionar de otra manera, y de esa forma no tendrás que preocuparte de cómo contener tu ira. Puedes cambiar la manera en que piensas con respecto a las cosas que no son de tu agrado, y aunque sigas sintiendo irritación o desilusión, puedes evitar la ira.
 
Cuando la causa de tu ira es el comportamiento de otra persona, debes tener en cuenta que con ira nunca vas a conseguir cambiar a los demás, sino por el contrario inducirlos a mantener el comportamiento que no te gusta.
 
Las demás personas nunca serán como tú desearías (al menos la mayor parte del tiempo). Deberías acostumbrarte a esto y darles la libertad de ser como prefieran. Es una tontería enojarte por algo que no puedes cambiar, y lo único que conseguirás es que te aumente la presión, tener úlceras o problemas cardíacos.
 
Puedes aprender a evitar que te afecte el comportamiento de los demás. Una de las maneras es teniendo sentido del humor. La risa es un excelente remedio contra la ira. Deja de tomarte la vida tan en serio y ríete de las incongruencias de la vida humana.
 
La gente elige enojarse en muchas circunstancias en las que podría evitarlo: al conducir un automóvil, al jugar a las cartas o a un deporte como el tenis, al tener que pagar impuestos, al encontrarse con otra persona más lenta o más desordenada, al perder algo, al golpearse, o incluso ante sucesos por completo fuera de su control como los acontecimientos mundiales.
Al experimentar ira, las personas pueden darle salida de varias maneras, todas perjudiciales: agredir verbal o físicamente, ridiculizar, golpear o romper objetos, dar pataletas de rabia o por el contrario encerrarse en el silencio.
 
12.RETRATO DE UNA PERSONA QUE A ELIMINADO TODAS SUS ZONAS ERRONEAS
Las personas que gozan de salud mental y han eliminado sus zonas erróneas presentan una serie de caracteristicas que las hacen muy distintas de la mayoría de las personas.
 
Ellas no pierden el tiempo quejándose o deseando que las cosas sean de otra manera: aceptan lo que es tal como es. Están libres de sentimientos de culpa, y aunque pueden reconocer sus errores y prometerse que no los repetirán, no malgastan el tiempo arrepintiéndose por algo que hicieron.
 
No manipulan a los demás ni se dejan manipular mediante el uso de la culpa por algo pasado, así como no sufren por cosas que puedan ocurrir en el futuro y que están fuera de su control.
 
No se sienten amenazadas por lo desconocido y buscan nuevas experiencias. No se quedan inactivas esperando algún lejano acontecimiento. No se dedican a postergar las cosas que deben ser hechas y aprecian el momento presente.
 
Ellas son personas independientes cuyas relaciones se basan en el derecho que cada individuo tiene a tomar sus decisiones. No les gusta depender de los demás, ni tampoco que los demás dependan de ellas.
 
No necesitan la aprobación ni el aplauso de los demás, ya que son muy independientes de la opinión de los otros. Hacen sus propias elecciones aunque vayan en contra de la opinión general.
 
Esa gente puede reírse de cosas que a otros pueden parecer serias y no andan todo el tiempo con un semblante adusto. Pero su humor no es hostil ni se utiliza para ridiculizar.
 
Se aceptan a sí mismas y al mundo tal cual son, sin pretender que ellas o las cosas sean de otra manera. No se quejan de su aspecto físico ni de las condiciones del tiempo.
 
Para ellas, un problema es algo que hay que resolver y no una amenaza personal. Ven las cosas objetivamente. No juzgan por las apariencias y rechazan los estereotipos.
 
Estas personas no son enfermizas y no andan contándole a los demás lo mal que se sienten. Prefieren la naturaleza y no los lugares cerrados.
Son personas honestas que contestan francamente. No se engañan a sí mismas ni faltan a la verdad para protegerse o proteger a otros.