Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 17 de mayo de 2019

SI ESTÁS AL BORDE DEL INFIERNO...




Si estás al borde del infierno puedes moverte de posición, cambiar la actitud, girar el pensamiento y dirigir tu atención hacia otra parte. Entonces, sin darte cuenta entrarás en el cielo; es decir, sentirás que tu ira se rebaja, que se modula tu enojo, que tu sensación de malestar se transforma y todo cambia.

Veamos este pequeño relato.



“Un samurai fue a visitar a un viejo sabio para plantearle una duda que lo atormentaba.
-Señor, estoy aquí porque necesito saber si existen el infierno y el paraíso.
-¿Quién lo pregunta? -contestó el maestro.
-Un guerrero samurai.
-¿Tú un samurai? -se burló el maestro-. ¿Con esa cara de idiota que tienes?
El guerrero no daba crédito a lo que oía.
-Seguro que además de estúpido eres un cobarde -se mofó de nuevo.
La ira se adueñó del samurai que desenvainó instintivamente su sable.
-¡Ahora se abren las puertas del infierno! -gritó el anciano.
El guerrero comprendió de súbito la actitud del maestro y guardó su sable avergonzado.
-¡Ahora se abren las puertas del paraíso! -exclamó de nuevo el maestro.

          No es sencillo pasar de un estado a otro, del infierno al cielo, de lo amargo a lo dulce, de la sombra a la luz.

Todo está en nuestra mente, en nuestra voluntad, en la capacidad de observación, en salirnos de nuestra posición y mirar desde fuera cómo nos sentimos y si esa rabia va creciendo y se nos va de la mano o si apostamos por traspasar la orilla y elegir lo que nos haga sentir mejor.

          La elección es nuestra.

Merece la pena intentarlo.

jueves, 16 de mayo de 2019

A TI, POR SER TAN ESPECIAL



Llegaste al mundo para triunfar, pero no como triunfan los ganadores de salón, los que brillan más que merecen, los que se apoyan en el escenario poniendo un rostro al éxito dejando huecos en el interior.






Tú eres de otra forma. Eres del trabajo de excelencia en el despacho, del incansable entusiasmo por el bien de los demás. Del silencio fructífero, del comportamiento ético. De todo eso que parece que no existe pero que, por suerte, quedáis algunos en quienes confiamos para que todo vaya mejor de lo que va.

Por ti y porque cuando naciste sentí que serías importante para muchos. 

Por tus amores incondicionales, tus valores sólidos y ese sentido la justicia que no te saltas ante nada.

¡Por un día feliz!

!Por una vida llena de sueños hechos realidad!

Todo mi amor.

domingo, 12 de mayo de 2019

LO QUE SUPONE EL “SI” o el “NO”



Lo he pensado muchas veces.  No tiene la misma carga potencial de acción, compromiso, entrega o empeño la respuesta afirmativa que la negativa.

Para muchas personas, decir No es un imposible. No han aprendido a poner límites. Actúan desde la aceptación y el reconocimiento de los demás y sobre todo, lo que no quieren es su rechazo.




 A veces, es tan intenso este sentimiento que poco importa que a la persona que se le debe decir NO sea desconocida. Hay un miedo irracional a que la otra parte piense que ofendes, que puedes dañar o que pueden despreciarte.

Por el contrario, hay gente que solamente sabe decir NO a todas las horas y por sistema. Si antes podíamos apreciar una falta de autoestima, ahora una sobra de prepotencia. 

No quieren aceptar otras propuestas nunca, en primer término, porque eso equivale, para ellas, a someter su voluntad, a sentirse manipuladas por la decisión de otro, aunque sea acertada, y sobre todo a pensar que no tendrían valor si cualquiera pusiese decirles cómo hacer algo.

Por otra parte, las personas que dicen SI se comprometen. Aceptar lleva a la necesaria implicación en lo que sea y supone embarcarnos en la aventura de la acción.

Deberíamos pensar con cuidado la respuesta que hay que dar en cada momento. No siempre es SI; tampoco siempre es NO. Ni debemos darnos por completo, ni debemos rechazar por sistema.
En realidad, siempre hablamos del equilibrio. De la necesaria estabilidad que deja en armonía tanto el cuerpo como la mente.

Decir Si supone mucho. Abre posibilidades, promueve la creatividad, permite avances, logra encuentros, favorece la vida.
Decir NO cierra puertas, encoge y retira. Inmoviliza y detiene. Termina con la acción y denuesta  la voluntad.

Pero en realidad, ni uno ni otro es bueno si no se saben aplicar en el momento adecuado.

La vida es una escuela de prácticas. Ella te va a indicar cuándo hacerlo mejor; poco a poco, a base de ensayo-error.

En conclusión, aprendiendo de las equivocaciones que al fin y al cabo son siempre, sin lugar a duda, una oportunidad de mejora.