Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 14 de marzo de 2017

PIDO LA PALABRA



Repaso el sufrimiento que los humanos han soportado a lo largo de su historia, a manos de otros humanos, y la vergüenza y el dolor me llegan al alma.


Cuando uno ve imágenes de violencia entre seres que compartimos los mismos destinos, en la misma tierra y bajo el mismo cielo, se hiela la sangre.

Para muchas personas la vida no vale nada. Sobre todo la vida de otros. Y en nombre de ideologías, religiones, xenofobias y mil y una etiquetas se ha hecho de la barbarie una bandera. 

Lo peor es el convencimiento de que, en realidad, las personas que han manejado una guillotina, han prendido una hoguera o han disparado un misil comparten el convencimiento de que lo que hacen, es correcto.

Hemos perdido el sentido de especie animal, que sería más aceptable que lo que hacemos como humanos. Nos atacamos sin necesitar sobrevivir; motivo digno de enfrentamiento en ese caso. 

Nos odiamos en base a estúpidas formas de pensar que nos alinean y nos confunden hasta límites tan penosos como los que pretenden justificar guerras, acosos o asesinatos.

Llegamos a despojarnos de lo que nos diferencia como especie evolucionada para engrandecernos con todo aquello que solamente resta y resta.

Violencia en las parejas, pueblos asolados por guerras entre hermanos, odios enquistados por motivos que ya no existen; demasiada memoria distorsionada y ansia de venganza anacrónica.

Vivimos tiempos difíciles. Momentos donde pareciese que los logros conseguidos  con tanta dificultad y empeño, en todo lo que se refiere a respeto por el ser humano y veneración por su grandeza, se vayan solapando y rebajando en una involución de caída libre.

Cada uno, dentro de sí, debe rescatar al humano que contiene y elevarlo a la categoría divina que le corresponde. Pero no a la de un dios menor, sino a la de un esplendoroso ser que logre devolverse la dignidad que le pertenece.

 De lo contrario, nos queda un futuro cada vez más negro.

domingo, 12 de marzo de 2017

INFIDELIDAD: ¿ ASIGNATURA PENDIENTE?




Hace unos días leí este comentario de alguien, en una red social, como respuesta al tema de la infidelidad que planteaba Walter Riso. Me gustó tanto que lo copié de inmediato sin darme cuenta de copiar también el nombre de su autor.

Pido disculpas, desde aquí, por compartir este pensamiento sin nombrar la fuente, porque no la sé, pero estoy segura de que si pudiese leerlo, en este espacio nuestro, le gustaría que fuese leído por tanta gente.

Creo que no se puede ser más claro, ni pensar con más corrección.

Quien es infiel, no ama. Así de corto y sencillo.

Estoy convencida.
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“…Al igual que el amor no se puede medir (o te quieren, o no te quieren), no creo que la infidelidad sea cuantificable. Bueno, no es que lo crea, es que estoy convencido de ello. Y la respuesta es muy simple. 

Cierto es que hay diferentes tipos de infidelidad: la sexual, sin implicaciones sentimentales, la infidelidad sentimental (en la que hay un engaño prolongado en el tiempo), y la infidelidad no consumada (aquella que se busca y se planea, pero no ocurre por causas ajenas al infiel). 

Todas las infidelidades tienen un nexo en común, más allá de la gravedad que cada cual le otorgue a la traición: nacen de un ser que no aprecia lo que tiene, que no respeta a su pareja, que carece de valores, que no es inteligente y del que no te puedes fiar. 

Son personas egoístas que miran por y para sí mismas, manipuladoras, celosos/as (lo que es irónico) y muy mentirosos/as (léase en ambos caso siempre). Todos (y todas) sin excepción. 

La infidelidad NUNCA es un error. Es FRUTO de una manera de ser. Las personas fieles lo sabemos perfectamente, porque jamás hemos sentido tentaciones ni provocaciones suficientes para hacernos si quiera plantear un engaño a quienes les debemos la confianza y voluntad de presente y futuro que han depositado en nosotros, y viceversa. 

¿Qué hay personas que perdonarían un desliz de una noche de su pareja? Pues allá esa gente si piensas que "ha sido un error" y que su pareja resbaló y cayó dentro de las bragas de la otra persona. Gente más tonta hay en el mundo, gente que se quiere menos y gente que no se respeta. Cada cual que haga lo que quiera.

 Pero el infiel (o la infiel) jamás cambia, no se "equivoca" (simplemente pide perdón tras cometer un acto premeditado y BUSCADO) y, curiosamente, ninguno se "arrepiente" antes... No, eso no, se "arrepienten" y "lloran" cuando ya han consumado el acto sexual con otra y otras personas. ¿Qué curioso, verdad?.

           El consejo que le doy a la gente de mi entorno en temas así: SÍ, perdónale (aunque se debe perdonar él mismo), pero que le perdones no quiere decir que sigas con él. Un perdón, y un hasta nunca después. Y el 100% de las personas que me han hecho caso, 100% de felicidad a día de hoy.”

Gracias por esta reflexión.

 Por último, me quedo también con las palabras de W. Riso:

Walter Riso asegura con acierto que “la fidelidad no es la ausencia del deseo, seguimos teniendo tentaciones porque somos humanos. Ser fiel es una decisión que implica el trabajo de la voluntad. Fidelidad es evitar la ocasión y tener autocontrol. La fidelidad es una actitud anticipatoria de prevención. Una alerta naranja. Es actuar adecuadamente para no poner en riesgo algo que sí vale la pena".