Hace
unos días leí este comentario de alguien, en una red social, como respuesta al
tema de la infidelidad que planteaba Walter Riso. Me gustó tanto que lo copié
de inmediato sin darme cuenta de copiar también el nombre de su autor.
Pido
disculpas, desde aquí, por compartir este pensamiento sin nombrar la fuente,
porque no la sé, pero estoy segura de que si pudiese leerlo, en este espacio
nuestro, le gustaría que fuese leído por tanta gente.
Creo
que no se puede ser más claro, ni pensar con más corrección.
Quien
es infiel, no ama. Así de corto y sencillo.
Estoy
convencida.
____________________________________________
“…Al igual que el amor no se puede medir (o te
quieren, o no te quieren), no creo que la infidelidad sea cuantificable. Bueno,
no es que lo crea, es que estoy convencido de ello. Y la respuesta es muy
simple.
Cierto
es que hay diferentes tipos de infidelidad: la sexual, sin implicaciones
sentimentales, la infidelidad sentimental (en la que hay un engaño prolongado
en el tiempo), y la infidelidad no consumada (aquella que se busca y se planea,
pero no ocurre por causas ajenas al infiel).
Todas
las infidelidades tienen un nexo en común, más allá de la gravedad que cada
cual le otorgue a la traición: nacen de un ser que no aprecia lo que tiene, que
no respeta a su pareja, que carece de valores, que no es inteligente y del que
no te puedes fiar.
Son
personas egoístas que miran por y para sí mismas, manipuladoras, celosos/as (lo
que es irónico) y muy mentirosos/as (léase en ambos caso siempre). Todos (y
todas) sin excepción.
La
infidelidad NUNCA es un error. Es FRUTO de una manera de ser. Las personas
fieles lo sabemos perfectamente, porque jamás hemos sentido tentaciones ni
provocaciones suficientes para hacernos si quiera plantear un engaño a quienes
les debemos la confianza y voluntad de presente y futuro que han depositado en
nosotros, y viceversa.
¿Qué
hay personas que perdonarían un desliz de una noche de su pareja? Pues allá esa
gente si piensas que "ha sido un error" y que su pareja resbaló y
cayó dentro de las bragas de la otra persona. Gente más tonta hay en el mundo,
gente que se quiere menos y gente que no se respeta. Cada cual que haga lo que
quiera.
Pero el infiel (o la infiel) jamás cambia, no se "equivoca"
(simplemente pide perdón tras cometer un acto premeditado y BUSCADO) y,
curiosamente, ninguno se "arrepiente" antes... No, eso no, se
"arrepienten" y "lloran" cuando ya han consumado el acto
sexual con otra y otras personas. ¿Qué curioso, verdad?.
El consejo que le doy a la gente de mi entorno en temas así: SÍ, perdónale (aunque se debe perdonar él mismo), pero que le perdones no quiere decir que sigas con él. Un perdón, y un hasta nunca después. Y el 100% de las personas que me han hecho caso, 100% de felicidad a día de hoy.”
Gracias
por esta reflexión.
Por último, me quedo también con las palabras de W. Riso:
“Walter
Riso asegura con acierto que “la fidelidad no es la ausencia del deseo,
seguimos teniendo tentaciones porque somos humanos. Ser fiel es una decisión
que implica el trabajo de la voluntad. Fidelidad es evitar la ocasión y tener
autocontrol. La fidelidad es una actitud anticipatoria de prevención. Una alerta
naranja. Es actuar adecuadamente para no poner en riesgo algo que sí vale la
pena".
No hay comentarios:
Publicar un comentario