Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 13 de septiembre de 2014

LA PASIÓN, CLAVE DE LA VIDA



No entiendo la vida sin pasión. El entusiasmo por cada instante, la exaltación de lo que  agrada, el goce por disfrutar cada momento!. Que no tengamos que decir más tarde…!Qué feliz fui!, dejando silenciada la otra parte de la oración ( qué pena que no me di cuenta).

Todo lo que comenzamos supone un nuevo reto. Levantarnos cada día es como volver a comenzar la vida. 

Siempre me ha gustado poco dormir; será porque sin ser consciente siento que al cerrar los ojos muero de alguna forma. Por eso duermo mal. Por eso necesito despertarme de vez en cuando para comprobar que sigo viva.

Hace mucho tiempo, cuando mi hijo era muy pequeño me sorprendió con una pregunta que él mismo se contestó sin darme tiempo a responder. ¿Cómo es la muerte?...y se contestó a continuación: “morir es dormir pero sin soñar”.

Esa frase caló hondo en mi corazón; “dormir pero sin soñar”…y fue dando forma a mi aversión por el sueño. 

No sé si morimos un poco todas las noches. No sé si nos adentramos a otra dimensión, no sé si estamos con otras gentes en otros mundos. Tal vez sea esto también la muerte. Tal vez el sueño sea un ensayo. Posiblemente, cerrar los ojos no signifique la oscuridad eterna. Quizá, cuando los cerremos veremos de nuevo lo que ahora es imposible apreciar.
De todos los modos, de cualquier forma, sea como sea, he llegado a la conclusión de que la vida hay que vivirla gozando. Estimando cada rasgo de ella, apreciando cada gotita de tiempo; el intenso o el tranquilo.

Es siempre una pérdida lo que no se goza. Cada instante perdido no vuelve. Si esto lo entendiésemos bien no querríamos ver correr el reloj tan deprisa. No nos afanaríamos en pasar rápido por los días para alcanzar metas que al conseguirse se disuelven porque la única meta que vale la pena todo el tiempo es, precisamente, la de gozar intensamente cada momento, incluso los malos. 

El tiempo se encarga de borrarlo todo, de desteñir el odio, de aligerar la angustia, de borrar del alma hasta el más pequeño arañazo porque después de todo, hay muy pocas cosas que merezcan la pena. 

Yo al menos, así lo siento.

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL PORTERO DEL PROSTÍBULO



No había en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido portero de ese prostíbulo y también antes, el padre de su padre.
         Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a hijos y la portería se pasaba de padres a hijos. Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio.
              Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.
Al portero, le dijo:
- A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.
                El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero.....
- Me encantaría satisfacerlo, señor -balbuceó- pero yo... yo no sé leer ni escribir.
- ¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto...
- Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo...
No lo dejó terminar.
- Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte. Y sin más, se dio vuelta y se fue.
                  El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó a su casa, por primera vez desocupado. ¿Qué hacer?
Recordó que a veces en el prostíbulo, cuando se rompía una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.
Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba, sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tenía que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usaría una parte del dinero recibido.
En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería, y que debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha.
A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.
- Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.
Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como
me quedé sin empleo...
- Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
- Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta.
- Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
- No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.
- Hagamos un trato -dijo el vecino- Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.
Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días... Aceptó. Volvió a montar su mula.
Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
- Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?
- Sí...
Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras.
El ex - portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.
"...No todos disponemos de cuatro días para compras", recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas.
En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes.
La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje.
Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.
Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón.
Luego le hizo una entrada más cómoda y algunas semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en la primer ferretería del pueblo.
Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.
Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.
Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos.
Y luego, ¿por qué no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos.....
Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región.
Tan poderoso era, que un año, para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría además de lectura y escritura, las artes y los oficios más prácticos de la época.
El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó y le dijo:
- Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primer hoja del libro de actas de la nueva escuela.
- El honor sería para mí -dijo el hombre-. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.
- ¿Usted? -dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo- ¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?
- Yo se lo puedo contestar -respondió el hombre con calma-. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería el portero del prostíbulo!.

martes, 9 de septiembre de 2014

LO IMPOSIBLE



Estoy segura que pocas personas no habrán tenido un deseo imposible, un objetivo imposible o un amor imposible.
 Creo que me está llegando el otoño antes de tiempo. Hoy estoy nostálgica. Llena de lo imposible. Resignada a ello. Convencida de ello.
Realmente, el amor que se vive en un  futuro imposible es, tal vez, el más vivo, el más explosivo, el que a base de perderse en el tiempo se encuentra en el momento. Lo absoluto de su dificultad supone un valor añadido de encanto, entusiasmo y desesperación que aporta todo el fuego que la serenidad de lo seguro apaga.
Sin embargo, lo imposible tiene también tonos oscuros. Lo impreciso de su figura, la bruma en su horizonte, las dioptrías en la lejanía.
“Hay que vivir el momento” …estamos acostumbrados a oír. “El presente es lo que importa”…exclaman todos los libros de autoayuda modernos. “Carpe diem” … alentaba la literatura clásica. “Aquí y Ahora”…mantienen los conferenciantes líderes en psicología conductual. 
Es verdad. Solamente tenemos el presente pero qué sería éste sin las ilusiones y esperanzas que están siempre proyectadas en el futuro. Posiblemente necesitamos un mañana cortito, un pasaje al más allá de lo inmediato que no se diluya en el farragoso tiempo  lleno de nada que ha de venir. 
He aprendido que solo el presente no sirve. Que hay que avanzar en los deseos, que progresar en las metas y tener algo por lo que seguir, también mañana.
Lo imposible es un enigma. La magia existe y si no es un hecho real, al menos, la inventaré para poder continuar porque de otra forma, si pienso en “mi insostenible” tomaría otro camino en cuya senda no volviese a encontrarme con lo irrealizable.
Está cerca el otoño. Lo presiento.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LA PAZ EMPIEZA CONMIGO



“Te advierto, quien quieras que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera.

Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses."

ORACULO DE DELFOS


         No puede ser de otra manera. Todo empieza y termina en nosotros y en ninguna otra persona más.
Solemos descargar responsabilidades en las circunstancias, en la suerte, buena o mala, en aquellos que no nos entienden, en los que se empeñan en ponernos zancadillas, en los otros a los que les caemos mal, al tiempo, a la falta de bondad de los demás…a todo menos a nuestra parte de culpa en la falta de fe en uno mismo.
Cuando existe un problema, todos los implicados tienen una parte de la solución y la tienen, porque está en ellos mismos la parcela de piso firme que se ha de pisar para seguir caminando.
Es más sencillo creernos libres en lo que nos sucede. Descargamos el miedo siempre en otros y nos liberamos de las consecuencias cuando no las relacionamos con nuestra persona.
Todo nace y muere en nuestro interior. Todo lo que nos suceda pasa por lo grande de nuestro miedo. El éxito final está directamente relacionado con él.
Lo contrario del amor no es el odio, sino el miedo por lo tanto, absolutamente todo toma su peculiar posición entre el miedo y el amor.
Actuamos en el pulso de resolver esta dicotomía. Todo lo que nos sucede nos provoca una atracción o un rechazo. En cualquier circunstancia nos inclinamos hacia ella con afecto, compasión y estímulo o con el temor de no poder superarla, de vernos restringidos en las respuestas que se precisan de nosotros o en temer que el resultado concluyente no sea favorable.
La paz se construye con amor hacia uno mismo, en primer lugar. La serenidad se trabaja en la aceptación activa, no con en el sometimiento y la resignación negativa.
No podemos esperar estar bien sin antes construir una actitud emocional de libre suceso. Es decir, reconocer que cada uno tenemos nuestro propio plan de vida definido desde que llegamos aquí, que lo que deba pasar pasará con y sin  nosotros y que es absurdo tratar de cambiar el rumbo de los acontecimientos porque tienen un sentido final que entenderemos si nos desprendemos de las cadenas que impone quererlo todo a cualquier precio.
No se puede tener todo. Hemos venido a experimentar también las carencias, los vacíos y los fracasos, pero sobre todo a demostrarnos a nosotros mismos como los encajamos.
Ahí estamos. Entre el querer, el poder y el creer conseguir.
 Estamos exactamente en el punto que nos hayamos concedido como merecedores de todo lo bueno que esté por llegar.

DOMINGOS LITERARIOS



SUSPIROS A PIE


Regreso cada instante a tu recuerdo,
Llamo a tu puerta si no te tengo,
Me parece infinito el tiempo de silencio,
Invento sueños cuando te espero.
Imagino una casa llena de amor lento,
Donde crezcan  flores dentro
Y el vergel sea nuestro entero.
Te veo detrás de mi cuello
Recorriendo mi espalda con tu beso
Siento como la piel
se hace tuya en cada intento
y en ti me disemino y venzo.
Mi voluntad te pertenece si estás dentro
Mi razón se esfuma por decreto
Y se hace ley este sentimiento
Cuando me miras con tu miel de romero
Tomo tus manos y las beso,
 cierro tus ojos con mi loco deseo
Y grito al viento mis suspiros
Que van a pie hasta tu encuentro.
Haces de cada instante, un juego
Y de cada juego, mi alimento
Quédate niño en mi regazo
Que con mi ternura,
Yo te duermo…
Quédate para siempre
En lo alto de mi pecho
Porque dentro, yo…ya te tengo.