Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 8 de diciembre de 2012

LO ABSURDO DE GUARDAR

Estamos acostumbrados a al excesivo apego a todo lo que nos sucede y a todo lo que tenemos. Muchas veces, nos mortificamos con los restos de recuerdos que hemos guardado celosamente para seguir dándoles vida.
La vinculación al pasado es tan grande que hasta lo que duele nos empeñamos en conservarlo. Guardamos la primera flor que nos regalaron, ese tiquet de la película más romántica a la que asistimos o simplemente el recuerdo de un aroma que nos evoca a otro tiempo.
No es nocivo que todo esto nos acompañe, siempre que no lleve pegado el acento doloroso de algo que perdimos y que sentimos aún como fracaso. Si solamente representa una parte de nuestra biografía podemos comenzar a organizar nuestro museo particular. Una colección que muy pronto será un vestigio absurdo que únicamente servirá para añorar lo que sucedió e impedir que lo que llegue tome su lugar.
Guardar equivale a mantener. Supone alentar unas sensaciones que por no estar, pierden su auténtico significado y se convierten arquetipos desajustados que nunca son ya de nuestra talla.
No podemos acomodar la ropa nueva sin vaciar el armario de la antigua. Nos quedamos demasiado pegados a lo que pasó como si quisiésemos dar marcha atrás y situarnos en las mismas coordenadas. Aunque si fuésemos capaces de razonar bien, enseguida rechazaríamos la idea por la de abrir puertas a lo que está por venir.
Hay que disfrutar lo que en el aquí y el ahora tenemos. Gozar de las sensaciones placenteras que lleguen de los recuerdos… pero dejándolos libres para que vuelen donde deseen y se posen lejos de nuestro presente. Porque el pasado nunca se repite, aunque pudiésemos estar con las mismas gentes en los mismos lugares.
Somos otros. A cada instante. Y debemos darnos la bienvenida a cada momento porque lo diferente que se instala en nosotros a cada paso, va dibujando una nueva persona cuyos rasgos principales podemos pintar a nuestro gusto con la emoción inmensa de poder elegir una completa renovación.
He comenzado a dibujarme distinta. Más alegre, con una esperanza infinita en lo que de bueno ha de sucederme aún, con un coraje de hierro para lo que pueda llegar, pero sobre todo con un corazón cada día más grande para acoger a todos lo que llenos de amor quieran entrar en él.
Para eso tengo que desprenderme de las flores secas, de los tiquets de cine y de esa ropa vieja que ocupa un lugar en mi armario que va a necesitar lo nuevo que me llegue...eso sí, guardaré siempre todas aquellas vivencias de las que no me arrepentiré jamás.

jueves, 6 de diciembre de 2012

PODRÍA SER ASÍ...

Me ha gustado este cuento, esta forma fabulada de presentar lo que intuimos que sucede con nuestro escenario el mundo y nuestros límites…aquí os lo dejo.
¡! Feliz viernes!!

Un grupo de Seres de Luz se encontraba reunido en el infinito. De repente, uno de ellos dijo:
- Me gustaría experimentar la Realidad desde otros niveles, para poder conocerla mejor.
- Para eso tendríamos que salirnos de ella, y eso no es posible- apuntó otro de ellos.
- No es posible, pero sí podemos crear una apariencia limitada de esta realidad -respondió el primero-. ¿Os gustaría formar parte de esta experiencia?
- ¿En qué consistiría? -preguntó otro Ser.
- Ahora sabemos que somos todo lo que queramos, que todo lo que imaginemos se convierte en hecho, pero ¿qué se sentiría si eso no fuera posible? ¿Cómo sería si, de repente, no fuéramos dueños de nuestro entorno, de nuestro estado de ánimo, de nuestras circunstancias…? ¿Os imagináis lo que se sentiría si en lugar de existir todo a la vez y poder instantáneamente representar el lugar que imaginamos, si en lugar de estar en un entorno afín, con seres amorosos, disfrutando de ser, sabiéndonos todopoderosos, estuviéramos en lugares horribles, con personas que nos hicieran sufrir, temerosos, y creyendo que somos víctimas de las circunstancias?
Entonces, todos, como Uno, comenzaron a participar de la conversación.
- Eso debe ser muy complicado. Eso es la oscuridad y la inconsciencia del propio poder.
- Exactamente. La idea es inventar una historia en la que fuéramos personajes que tuvieran que luchar para llegar a las metas deseadas. En lugar de representarse inmediatamente lo que imaginamos, tendríamos que vivir un tiempo en el deseo, pasando por circunstancias imprevistas, y sin la seguridad de saber si lo conseguiríamos.
- Para ello sería necesario bajar la vibración, de forma que creáramos el concepto “tiempo”.
- ¿Qué se conseguiría con eso? Nosotros somos todopoderosos, y estamos siempre abastecidos de todo lo que necesitamos de manera inmediata.
- No dejaríamos de serlo, eso es imposible. Simplemente, destinaríamos una parte de nosotros a existir en ese nivel de percepción.
- Con esta experiencia podríamos jugar a que somos limitados, y experimentar a través de diferentes formas y aspectos ahora desconocidas, con el fin de crear la realidad que deseáramos tener.
- ¡Ah, sí! Nos podemos inventar límites, y el juego consistiría en derribarlos.
- O hacer laberintos por los que buscar las metas…
- Claro, aunque para encontrar el camino habría que descubrir las técnicas adecuadas.
- ¡Que cada uno se invente sus propios límites y laberintos! ¡Y que el juego se base en cómo vencerlos!
- ¿En qué podrían consistir estas barreras?
- Podemos, por ejemplo, crear un mundo en el que, para sobrevivir, necesitemos alimentarnos constantemente de pedazos de ese mundo.
También tendríamos que estar protegidos del exterior, con lo que todos necesitaríamos un refugio para ello.
- Sería necesario que lucháramos para conseguir cada una de esas cosas, en lugar de tenerlo todo de forma natural.
- Entonces, hay que crear el “esfuerzo” para conseguirlas.
- En un mundo así, podría suceder que lo que alguien haya logrado con su propio trabajo, otro se lo quite…
- ¡No! Eso iría más allá del juego. Si alguien hace eso no será válido. En ese caso tendría que compensarlo de algún modo.
- Únicamente un ser que no fuera consciente de las normas de la realidad llevaría a cabo una acción así.
- Ciertamente, podría suceder, porque estos seres habrán perdido la consciencia de la realidad.
- ¿Cómo sería posible llegar hasta semejante nivel de densidad?
- Podemos crear una cápsula en la que nos adentremos para realizar el juego. Una vez en ella, perderíamos la consciencia de que somos todopoderosos y eternos.
- Es fantástico, así delimitamos nuestra identidad, y nuestros actos permanecen en ella.
- ¡Sí! De esta forma, todo lo que haga cualquiera para beneficio propio perjudicando al resto, reproducirá en sí mismo el perjuicio causado, para tomar consciencia. No dejaría de pertenecerle su acción, ¿qué os parece?
- ¡Fantástico! En este contexto avanzaría más deprisa el que realice un trabajo que colabore con el proceso del total.
- Pero, ¿no nos sentiríamos demasiado aislados en una cápsula del olvido?
- Eso sí. Pero podemos encontrar un modo de reconocernos y juntarnos. Aunque no entendamos exactamente por qué, nos será de mucha ayuda formar parte del grupo en el que estamos representados.
- ¿Cómo podremos saber que somos nosotros mismos si no somos capaces de reconocernos?
- Podemos mantener intacta nuestra capacidad de Amar, de forma que ésta se active cuando nos encontremos.
- ¿De qué forma podríamos representar el Amor en una cápsula de olvido?
- Esta cápsula sería un cuerpo en el que tendríamos un lugar destinado a ello. ¡Lo llamaremos “corazón”!
- ¿Y si fallamos? ¿Qué podría pasar si nos olvidamos del todo y no logramos tomar contacto con el corazón? En ese caso podría suceder que nos creyéramos solos y nos volviéramos locos, estropeando el juego. Tal vez se nos ocurra, si no contactamos con nuestra esencia, y no activamos el corazón, estropear el juego y arrebatar a los otros lo que han ido logrando… ¿Qué pasaría entonces?
- Podríamos hacer que, si a alguno de nosotros nos pasa esto, se nos de la oportunidad de entrar en el juego de nuevo, más adelante en el tiempo, inventando otro personaje. Esto podría repetirse hasta que lográramos activar el corazón y recordar quienes somos.
Todos estuvieron de acuerdo. De inmediato, cada uno comenzó a pensar en el personaje que le apetecía representar, el entorno desde el que deseaba partir, el proceso personal para ir avanzando, etc. Y decidieron que se iban a encontrar, a través del juego, en determinados momentos, para intentar activar sus corazones y recobrar la consciencia de quiénes son.
- Yo propongo que cada uno que Despierte ayude a los otros, de esta forma tenemos garantizado que nadie quedará atrapado.
- Nadie quedaría atrapado permanentemente. En realidad, a la vez que estamos viviendo ese juego a través del tiempo, seguiremos existiendo en la Realidad. Esto nunca dejará de ser así porque nuestra esencia primera siempre permanecerá latente. Podemos, incluso, comentar cómo va el proceso y, tal vez, en alguna ocasión específica, ayudar al personaje.
- Sí, tal vez eso sería bueno…
- En fin, ¿comenzamos nuestra creación?
Todos estuvieron de acuerdo.
- ¡Perfecto! ¿Qué nombre le ponemos al juego?
- Le podemos llamar “Vida”.
- ¿Y al laberinto, cómo lo llamamos?
- ¿Qué os parece “Planeta Tierra”?

Graciela Bárbulo

BANCO DE DATOS

La niñez es sin duda un excelente banco de datos.  Complicado, cuando se trata de descodificar, a veces, pero determinante, la mayoría de las ocasiones, para construir la conducta adulta. Sin embargo, me gusta cuando la vida nos sorprende desmontando las teorías psicoanalíticas que invaden los consultorios y pretenden presidir las orientaciones del comportamiento anómalo.
Cuando algo va mal en la vida de una persona, siempre buscamos en la niñez un justificante en su comportamiento que explique lo que sucede y exima al que lo padece de culpabilidad. Porque realmente lo peor en esta vida es sentirse culpable.
Cuando uno se siente culpable querría ir corriendo hacia atrás con toda la velocidad posible para remediar lo que hizo; a veces por propia voluntad, otras por equivocación, otras sin mediar la consciencia pero siempre con un resultado que nos duele. Por eso es tan terrible sentirnos culpables, porque en ese sentimiento hay tanta dosis de impotencia que no podemos evitar quemarnos por dentro.
Lo mejor es tratarnos con sumo cuidado. No castigarnos más de lo que ya lo van a hacer otros y sobre todo mantener la calma frente a lo que pasó porque siempre nos hace aprender lo que duele. Pero también la felicidad nos enseña, por eso cuando tratemos de hurgar en el baúl de los recuerdos quedémonos con la dosis de bienestar que haya en ellos, porque sin duda algo bueno habrá también.
Si logramos atrapar esas evocaciones placenteras que el tiempo, seguro, se ha encargado de mejorar, podemos estar seguros de que el impacto de la niñez será menor, incluso si esta ha sido nefasta.
Conozco un magnífico ejemplo que desmonta las estereotipadas teorías sobre la incidencia negativa de una mala niñez en la vida emocional de la persona. Este hombre ha sabido utilizar lo bueno de lo malo como un trampolín para remontarse en la vida y encontrar en ella, siempre, un motivo para sonreír.
Me gustan estas personas porque son el mejor ejemplo de que somos inmensamente grandes si nuestro punto de mira cambia y si de verdad, en el fondo de nuestro corazón, prevalece y supera el amor a todo lo demás.

martes, 4 de diciembre de 2012

EN EL MEDIO DE NADA



Una persona muy querida para mí, me dijo un día tras una fuerte preocupación que la asolaba:…” Cuando no se ´qué camino tomar me siento en el medio de nada y dejo que fluya la negatividad fuera de mi. Vacío mi mente, visualizo mi interior como una oquedad preparada para recibir e imagino cómo una gratificante ráfaga de luz comienza a llenarlo. Mientras hago esto, la preocupación deja su espacio a la estela luminosa y la angustia se derrama en el centro de esa nada que calladamente me acoge”…
Posiblemente éste procedimiento nos pueda servir para calmar un desasosiego puntual y des focalizar el punto de mira en la adversidad.
Fundirnos con la nada es hacer un llamamiento a la calma y a veces es urgente hacerlo porque la paciencia cuando se agota está preparada  para llamar a la desesperación y la rabia y hace de ellas nuevos baluartes para que el comportamiento las incorpore como hábito.
No podemos dejar que nos asolen los problemas porque en realidad, todos ellos van a tener solución. Seguro. De cualquier forma, van a resolverse y si nosotros no somos capaces de dar con la solución correcta, que sería aquella que se ajustase más a nuestro bienestar, seguramente, la propia vida decidirá por sí misma.
En ocasiones, es difícil separarnos de lo que se ha ido, de lo que no nos quiere, de aquello en lo que hemos puesto esperanzas y la respuesta ha sido el vacío. En cualquier caso, hay que dejar ir a lo que no quiere o no puede estar.
Otras veces, la solución pasa por aceptar lo que llega, por asumir que ha comenzado un nuevo tiempo en el que todo va a ser distinto pero el cual no quiere decir que las cosas nos vayan peor. Y si así fuese, si nos llegasen circunstancias aún más dolorosas, estar preparados para coger la coraza de guerreros y lanzarnos a la lucha, sea ésta silenciosa y meditativa o manifiesta y exultante.
Hay que mirar hacia delante con la mirada amplia y clara. Con la esperanza como bandera y con la sensación inigualable de que lo más seguro es que el destino guarde para nosotros, aún, placeres y bondades magníficas que merecemos, sin duda.
Quiero creer eso y mantener esta ilusión cuando en medio de nada elija desterrar lo que me preocupa para abrazar lo que me entusiasma.

lunes, 3 de diciembre de 2012

CONTINUAR SIENDO NIÑOS

La magia de la niñez no debería perderse nunca. Si hacerse mayor significa perder la candidez a favor de lo que llamamos sabiduría, sería capaz de afirmar que es mejor ser ignorantes. Porque entre otras cosas, no he encontrado ningún adulto, nunca, tan inteligente como un niño.
Los niños son felices sin nada, porque lo poseen todo. Se trata de un pacto con la vida que establecen desde que nacen. Ellos no le piden nada que no tengan y ella no les arrebata lo que les da. Por eso, aún en las peores circunstancias, los niños parecen no sufrir.
Son capaces de inventarse mundos paralelos, lo que para nosotros es impensable. Y de gozar de la amistad de amigos imaginarios que les ofrecen todo el afecto y la complicidad que necesitan. Están preparados siempre para la lucha pero con el convencimiento de ser siempre los vencedores. Porque estar seguros de la victoria ya la concede.
Transformar la realidad a su favor es un juego de magia que para ellos no tiene misterio. Si lo que alrededor sucede les daña, crean una realidad diferente en cuyo centro siempre están ellos gozosos de sí mismos, jugando a vivir y siendo felices siempre.
El entusiasmo que ponen en lo que hacen les ayuda a evadirse de lo que podría dañarlos y les impulsa infinita e imprevisiblemente hacia la posibilidad, siempre impredecible, de ser los protagonistas absolutos de la vida en su estado puro; en el aquí y en el ahora, sin tener la urgencia de enredarse en pensamientos desatinados que siempre se instalan en el mañana.
Convertir cada instante en una aventura está reservado a los niños. Ellos y sólo ellos conocen el hechizo de pasar de una dimensión a otra, de un estado del ser a otro, de un cambio de estado de ánimo a otro con el que siempre se ayudan.
Nadie más inteligente que ellos, nadie más sabio. Qué lástima que crecer signifique perder las facultades de mago y nos lleve a sustituir estas capacidades de alquimistas por un amargo desarraigo ante todo lo que signifique ser feliz con lo que uno tiene y con lo que uno es.

domingo, 2 de diciembre de 2012

PAPÁ NOEL

Hoy me ha sucedido algo curioso. Mi hija de 17 años se ha dado cuenta de que cuando uno cree todo se dispone para que las cosas sucedan, pero cuando uno deja de creer la magia se rompe y nada pasa ya. Y lo ha descubierto con Papá Noel y su próxima llegada. Porque ella, reivindica su presencia a través de su creencia para que siga existiendo.
Sus palabras exactas fueron:…” mamá sigo creyendo que Papá Noel existe, por tanto voy a echar una carta para él. Los años que  he creído que no vendría…no lo ha hecho…por lo que voy a seguir creyendo y estoy segura que volverá”.
Me hizo reflexionar este comentario divertido que en el fondo tenía su punto de razón.
Papá Noel llega sólo si se cree en él…porque entonces los que estamos al lado y debemos hacer el milagro posible…lo haremos. ¿Puede que suceda esto con la propia sintonía de aquello que deseamos?.
Sí creemos, tal vez entonces, los que deben mover los hilos de la atracción y la sintonía con el objeto de la creencia, se pongan en marcha y manos a la obra trabajen incansablemente para que suceda.
Si no creemos, puede que se queden quietos, que no tengan estímulo para disponer los hilos de la red a favor del pescador y que en definitiva, se ahorren el trabajo de atar los nudos de ella para que todo permanezca y nada se cuele por sus agujeros.

Decididamente voy a creer en Papá Noel yo también. Y voy a creer porque sé que si lo hago algo sucederá y que si no creo es cuando de verdad no existirá. De cualquier forma tendré razón.
Se cumplirá aquello que desde mi corazón proyecte y en lo que nadie, salvo yo misma, pueda decidir.

DOMINGOS LITERARIOS

SOLO A TI
Cuando no estás conmigo
sigo viéndote a mi lado
acariciando mi piel de nácar
jugando sobre mis pechos
haciendo humo el tiempo
con tu aliento sobre mis labios
cerca de mi nuca
tras mi espalda,
 en silencio, retozando.
E invento mil razones
para seguir reteniendo
lo que me dejas cada día
disfrutar de tu amor tierno
Y te extraño a cada instante
si estoy sola y no te tengo
Y quiero fundirme contigo
En cada uno de tus pensamientos,
contar una a una tus canas
Y seguir jugando con tu pelo.
Quisiera ser lo que gozas,
Lo que penas, lo que tocas
Sin manos y con deseo
Y ser siempre la reina
Única de tu desvelo
Y llenarte la mirada
Con la miel de mi sexo
Quisiera que vieras dentro
Y entendieses de una vez
Y para siempre…
que solo a ti
TE QUIERO.
Flor y Nata