Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 18 de mayo de 2013

NUESTROS FANTAMAS NOS ENCUENTRAN



Nuestros fantasmas siempre están deseando encontrarnos. Si hemos logrado esquivarles, van en nuestra búsqueda a toda prisa y siempre tratan de superarse en la carrera contra quién les ha dado la vida.
         Podemos evitarles por un tiempo e incluso creer que se han ido, pero en todo momento están ahí, acechando sin descanso para recordarnos que viven pegados a nuestra piel y que sólo despojándonos de ella podremos perderlos de vista.
         Pienso, a veces, que uno es lo que quiere ser. Qué las posibilidades de ser más y mejor están siempre en nuestras manos, de alguna forma, pero que los espectros de aquellas barreras que lo frenan siguen ahí para impedirlo, si no actuamos.
         Una persona cercana a mi entorno me recuerda, constantemente, que efectivamente nadie cambia si no quiere. Y que los cambios, a través de los cuales debemos transformarnos, son tan exigentes con nosotros que preferimos seguir cojeando de por vida.
         Cuando observamos la deriva a la que algunos individuos se someten, por no cambiar de actitud, nos provoca una inmensa impotencia que nos gustaría resolver con firmeza. Sin embargo, cada uno debe arar su terruño. Equivocarse en solitario para sufrir, también en soledad, las lecciones que le hagan, de verdad, variar su conducta.
         En realidad uno siempre está sólo. Sólo sintiendo, sólo sufriendo o amando. Sólo cuando duda o en el momento de gozar. Se puede compartir lo que manifestamos pero no lo que sentimos.
Ahí, adentro, siempre estamos solos. Sin embargo, es una paradoja inconmensurable porque ahí también, en esa soledad, es donde en mayor medida estamos acompañados. Custodiados por el amor de quienes nos han amado, por el calor de aquellos que nos han acogido en su alma y sobre todo, por la cercanía afectiva de los que tenemos la suerte de tener al lado, si es que nos la regalan.
         Los fantasmas siempre vuelven, otra cosa es que queramos darles paso o no. Por si acaso y mientras tanto, tengamos preparada la llave que cierra la puerta de acceso a nuestra demencia y tengamos la sensatez de cambiar todo aquello que no obre en nuestro favor.

jueves, 16 de mayo de 2013

RECONOCER EL SUFRIMIENTO EMOCIONAL



“El anciano maestro Zen puso un hermoso y valioso jarrón, antiquísima y única herencia familiar, delante del cónclave a la espera de encontrar un sucesor entre los asistentes. Les indicó que aquel jarrón no era más que un problema y se sentó a esperar… Un alumno se levantó y con determinación destrozó el jarrón con su sable. El que a priori parecía un loco temerario, resultó ser el elegido.
Un problema por muy antiguo, valioso y útil que sea seguirá siendo un problema y como tal debe ser eliminado, sentenció el maestro justificando así su elección y honrando el valor del nuevo abad…” Cuento budista


Lo importante es reconocer el sufrimiento para poder superarlo a través de sí mismo. Nuestro marco educativo nos ha condicionado para creer que el sufrimiento es innato al ser humano y, en consecuencia, no hay nada que se pueda hacer salvo adaptarse a él, haciendo uso de nuestra resiliencia. Si prestamos atención, existen muchas frases que hemos heredado de nuestros padres y abuelos y repetimos inconscientemente como si fuesen una verdad inmutable: “la vida es la escuela del dolor” “soy como soy, y a mi edad ya no se puede cambiar”, “el amor es sufrimiento”, “la felicidad es una utopía”, etc. Creencias que nos sitúan en el inmovilismo, la resignación y la desesperanza. No son sólo frases, es lo que se nos ha transmitido y forma parte de la personalidad con la que interpretamos la vida. El Dr. Miguel Ruiz lo define como “el libro de la ley”.
La actitud que mejor puede rescatar las oscuras sombras de nuestro corazón y sacarlas a la luz, es la sinceridad, entendida como un hermoso acto de generosidad con uno mismo a través del cual reconocemos que algo no va bien y nos ponemos en disposición de averiguar qué. Y es en ellas, en nuestras sombras, donde están todas las respuestas que necesitamos. Un ejercicio meditativo muy eficaz para empezar a obtener respuestas es formularnos la pregunta ¿soy feliz? O también ¿estoy en paz? Es igual cómo definamos o justifiquemos todo lo que encontremos, lo que no sea felicidad o paz, es sufrimiento. Si lo haces, recuerda que es solo un ejercicio de observación; no es necesario que lo cuantifiques, solo que lo identifiques. Será más que suficiente para que muevas tu voluntad hacia su superación.

CUANDO LLEGASTE A MI VIDA



Cuando llegaste  a mi vida, toda ella cambió. Te esperaba desde siempre, te amaba desde entonces. Antes de ver tu cara conocía tus rasgos, antes de conocer tu alma sabía de su textura, antes de estrecharte en mis brazos, por primera vez, ya había sentido la seda de tu piel.
         Cada cumpleaños tuyo es un tiempo que en calendario me regala recordándome tu presencia. Es un recuerdo permanente sobre lo que eres en mi vida y lo que llegarás a ser en la tuya. Y doy gracias porque me eligieses como madre y las daré siempre porque siendo mío, vuelas libre para hacer felices a otros. Porque te poseo sin pertenencia, porque te amo sin dependencia, porque seguiré siempre tus pasos a distancia por si me necesitas al instante.
Estaré cerca estando lejos y  veré por tus ojos sin ocupar tu pupila. Seré tus manos cuando necesites apretarlas, en alguna otra, en las horas bajas de la vida, seré tu ánimo cuando decaiga tu ilusión algún día. Y lo seré siempre aunque ya no viva porque mi esencia estará contigo, más allá del tiempo y del espacio, más acá de ti y de mi misma.
         Hoy celebro tu presencia y tu forma clara y precisa de abrazar los valores más profundos de la vida. Y esa forma tan tuya de entregarte al amor y a la dicha.
         Hoy quiero que sepas todo lo que te amo y amaré siempre, cada minuto…cada segundo del día.
¡!!  FELICIDADES!!!!!

miércoles, 15 de mayo de 2013

UNA CARICIA PARA EL OÍDO



Hoy ha sido un día largo, me siento cansada y necesito escuchar algo que penetre en mí y seduzca mi espíritu…para aquellas personas que lo puedan necesitar de igual modo, dejo un enlace que espero que disfrutaréis.
Un beso*
              





martes, 14 de mayo de 2013

EL CUIDADO DE UNO MISMO

Saber abandonar es a veces una virtud. Sobre todo cuando lo que se deja nos perjudica. Sin embargo, “abandonarse” debe quedar fuera del diccionario de nuestro registro mental.
         De vez en cuando, debemos hacer un repaso por nosotros mismos para determinar aquello que no nos gusta y podemos cambiar para mejorar. Uno debe estar a gusto consigo mismo pero sin auto engañarse. Muchas veces sostenemos que nos vemos bien. Nos perdonamos con mucha facilidad siempre que caemos en aquello que nos afecta hasta que de nuevo se instala la cordura en nuestro criterio y volvemos a castigarnos con la idea de cambiar de hábitos.
         Lo que opinan los demás no debe ser determinante para decidir. Somos los que vamos a ir siempre con nosotros, hasta el final de nuestros días, por eso debemos llevarnos bien y no discrepar en los criterios que nos aplicamos. Lo importante es sentirse bien y cuando aludo al bienestar no solamente me refiero al físico, sino sobre todo al mental.
         Muchas veces reconocemos que debemos cuidarnos pero la rutina, las insatisfacciones y la priorización del resto, hace que nos ocupemos muy poco de nuestra persona.
         Amarnos a nosotros mismos pasa por gustarnos, mejorar y sentirnos en sintonía con el “deber ser” que creamos cada uno.
         Los años no deben aportar trabas a este quehacer. Al contrario. El tiempo que tengamos debería contar a nuestro favor y en vez de animarnos al abandono, relanzarnos hacia la mejora.
         No es verdad que “ya no importe”…siempre importa el punto en el que nos encontremos, siempre la voluntad de progreso, siempre el interés por lo que podamos llegar a ser.