Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 7 de mayo de 2016

LAS NORMAS, LAS REGLAS, LO CORRECTO...



Cada uno nace de con una forma de ser incrustada en el alma. Lo que vivimos en la infancia construye el trazo que tendrá nuestro carácter, pero no define totalmente el profundo modo de sentir. Ese lo traemos puesto. 

Siempre he sido contraria a seguir estrictamente la norma. No me gustan las ideologías, ni el encorsetamiento de su peculiar modo de dirigir su desarrollo.

Me he sentido un tanto ajena a lo que un grupo define como “correcto”, como “digno o deseable”. Y cada vez más, entiendo que está bien lo que a cada uno le funcione bien. Sin más. 

Posiblemente, el único límite sea el dañar o no a los demás.

Pero estamos demasiado acostumbrados a mirar al otro. 
Demasiado pendientes del qué dirán, demasiado abrumados con lo que la norma dicta, con lo que el “buen hacer” marca y nos olvidamos del lugar donde deberíamos estar nosotros.

Se oye por todas las partes… “Hay que quererse más”. Yo diría, “Hay que quererse mejor”.

A mí no me importa tanto la cantidad como la calidad de los afectos. Cuando se habla del tiempo que dedicamos a los que queremos, y sobre todo en relación a los hijos y a nuestro nuevo modelo de sociedad donde la atención directa es escasa, se alude a que las madres de hoy en día están poco tiempo con ellos. Para mí, el tiempo es relativo. Lo que de verdad importa es el cómo, no el cuánto.

Podemos estar mucho tiempo con alguien y sentirnos solos. Podemos incluso repetir lo mismo las mismas horas.  Y hasta podemos aburrirnos con más de lo mismo. 

Prefiero un tiempo de calidad. En todo. Con todo.

Después, más tarde, repartiré el gozo en el mejor modo de saborearlo.

Fuera de la norma, al margen de lo establecido… al filo de lo posible solo con la rúbrica de lo que me haga estar bien, aquí… dentro.

miércoles, 4 de mayo de 2016

DESEA VOLAR Y VUELA....



Muchas veces querríamos volar lejos, tomar distancia de lo que no nos gusta, distanciarnos de lo que nos asfixia y nos devora y encontrar otros cielos donde desplegar las alas.

Casi siempre nos creemos incapaces de movernos en otros ámbitos. Nos aferramos a “Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”; a esta frase estúpida que no tiene sentido.

Basta, posiblemente, con que las coordenadas de nuestra vida cambien para darnos cuenta que la existencia está llena de paraísos para asentarnos y que los infiernos llegan solos, pero también las fuerzas suficientes para salir de ellos.

Desplegar las alas, dejar secar el fango y sacudirnos… el resto nos buscará a nosotros.

Comparto este breve cuento.
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“Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.

Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y él se dio cuenta de que iba a morir.

En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado como volar, pero enfrento el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso."

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir.

Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO y muy lejos del pantano.

lunes, 2 de mayo de 2016

UN EXPERIMENTO: ¿QUÉ COLOR VES?



Todos hemos oído, al menos, la palabra chakra. Son puntos de flujo de energía que se localizan en lugares exactos de nuestro cuerpo; una especie de válvulas que hacen que los canales de circulación de ella, fluyan con diligencia y eficiencia.

Cuando algo no va bien en nuestra consciencia, en nuestras emociones pueden bloquearse, taponarse o incluso cambiar su color.

Muy brevemente diremos que hay 7 chakras focalizados en zonas clave de nuestro organismo. A ellos se asocia un color, así como una funcionalidad con respecto a nuestro cuerpo y también a nuestras emociones. 

No voy a explicar ahora cada uno de ellos pero sí diré que existe todo un código cromático ligado a su funcionalidad.

A modo de referencia:

1.- El color rojo se asocia al chakra raíz en el perineo.

2.- El color naranja más arriba en el plexo lumbar ( zona del vientre).

3.- El color amarillo es para el plexo solar (páncreas)

4.- El color verde en el plexo cardiaco (timo)

5.-El color azul del plexo cervical (tiroides)

6.- El color índigo de la Hipófisis

7.- El color violeta  asociado al cerebro

          Cierra los ojos. Respira profundo y lento. Concéntrate en ese movimiento del aire dentro de ti y en su fluir fuera. Mira por dentro a lo lejos…un punto, un charco, un borrón. Vuélvelo a mirar. Otra vez. Y otra vez más.

Determina un color. Fíjate bien. Mira a ver qué color es. 

Vuelve a mirar. ¿Ya lo sabes?...revisa qué aspecto de tu vida se tambalea, cuál está mal, qué sensaciones te provoca pensar en ello… y vuelve a mirar ese color.

Ahora mira bien si este color está sobre otro, si ves dos o solamente uno. ¿Cuáles son éstos?.

Solo queda que realices una búsqueda. De todo ello en la red y comiences a conocer el lenguaje de los colores y la meditación curativa.

No te va a dejar indiferente.

domingo, 1 de mayo de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo )




DOMINGO ANTERIOR

El frío filo de una de las hojas de la enorme tijera que había sacado aquella mujer, se desplazaba ahora por su mejilla lentamente.

.- Siempre quise hacer esto.- Dijo la voz de la misteriosa mujer e inmediatamente puso su mano en la cintura del pantalón del indefenso doctor.

Swa corría desesperadamente campo a través. Sabía que la seguían. Los pasos rápidos de un hombre, al menos, se acercaban peligrosamente. Divisó una especie de nave casi derruida pero en aquellos momentos, válida para esconderse.

Casi no podía respirar. Había caminado deprisa durante un largo rato. Uno de sus zapatos había quedado en el coche atrapado entre los hierros y su pie izquierdo estaba destrozado.

Llegó a aquella especie de paredes informes en las que creyó estar segura.

Se apretó contra la pared y comenzó a llorar en silencio conteniendo la respiración para evitar ser oída.

De pronto…alguien tapó su boca por detrás… 

Relato del Domingo

01-05-2016

Swa no podía ver quien era la persona que apretaba con tanta fuerza pero si apreciar el olor que desprendía su mano. Era un hedor nauseabundo casi fétido. El enorme  cuerpo de aquel hombre se había pegado al suyo repugnantemente. Notaba un bulto exagerado sobre sus nalgas. Un miedo pavoroso le invadió por completo.

.-Nadie puede oírnos. Será mejor que no grites, pero tampoco me importa. No podrás verme la cara porque lo que tengo que hacer lo haré así, como estás, con tu bella espalda sobre mi cara.- Swa forcejeaba sin éxito. Su diminuto cuerpo se revolvía entre la presión desmesurada de aquel animal humano en el que se había convertido aquel ser.

 Estaba fuera de sí, inundado por un deseo inconfesable de poseerla allí mismo.

El olor de sus manos era el mismo que Swa había percibido al entrar en aquella casona en la que había rescatado el móvil de Owen. No había duda. Era la misma persona que le había estrellado contra la puerta de salida en aquella ocasión.

La mano enérgica de aquel hombre rasgó la blusa de la mujer china de un solo tirón.

.-Agggg! Qué bellísima espalda!.- Mientras decía esto, un sonido ronco de cremallera retumbó en los oídos de la pobre víctima que estaba a punto de desmayarse.- Serás mía pequeña zorra. Siempre has estado en mi mente.-

La inclinó sobre sí misma mientras aquel miembro desproporcionado era introducido por el orificio entre sus glúteos.
Swa chilló desgarradamente mientras el salvaje violador gozaba repugnantemente en ella.

El otro hombre, aquel que la perseguía, se había parado detrás de la tapia esperando el desenlace de lo que imaginaba conociendo a su amigo. No se atrevió a entrar temiendo las consecuencias de aquel enloquecido paranoico. Sintió miedo de su propio compañero; un temor que poco a poco fue convirtiéndose en un inmenso placer de pervertidas intenciones. 

Poco a poco comenzó a acariciar su miembro mientras escuchabas los chillidos de aquella mujer. Descubrió que el dolor de ella aumentaba su gozo y descargó en solitario su placentera tensión.

Aquel marco dantesco completaba lo que le  sucedía a Owen. Estaban en manos de una pandilla de obsesos cuyo objetivo sexual sobrepasaba el encargo que tenían hecho acerca de los documentos que estaba en poder de doctor.

.-Mi querido Owen, ¿tienes miedo?...La mujer repasaba el cuerpo de psiquiatra con aquellas enormes tijeras cuyo filo presionaba, cada vez con mayor fuerza, cada centímetro del mismo.

Había empezado a bajar la cremallera de su pantalón cuando un estruendoso ruido la dejó inmóvil. Unas luces comenzaron a invadir el espacio cercano. La mujer desató al doctor mientras le indicaba la conveniencia de hacerse pasar por una pareja dentro de un coche. Sus tijeras seguían incrustadas en la ropa de aquel hombre a la altura de su miembro.

Abrazada a él se dispuso a besarle mientras alguien se acercaba al coche.

.-Eh! Ustedes!... ¡Qué pasa aquí!...