Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 15 de abril de 2017

¿ Y DÓNDE DEJAS EL RENCOR?



Contigo y sin ti. Conmigo y sin mí. Todo sigue siempre de igual forma. Con tus desvelos, con el dolor, con la angustia, con las ausencias, con miedos y sin ganas. Todo sigue.

          Damos mucha importancia a todo y todo no la tiene. El paso por este mundo es muy corto por largo que nos parezca. A veces, la clave está en la selección de las batallas. Esa frase tan escuchada de “es mejor estar tranquilo que tener razón” cobra sentido cuando experimentamos que lo que encendió la disputa ayer, hoy parece diferente.

Lo importante es no guardar en el armario de nuestra alma rencores, ni viejos ni nuevos. Es como tener algún alimento en un frigorífico. Si está dos días se mantiene fresco, si está ocho empieza a estropearse…¿y si lo tuviésemos años?; sin duda estaría podrido y cada vez sería más venenoso. Eso sucede con los odios enquistados, las rabias contenidas y el rencor  empecinado en no morir.

Es difícil. Lo sé muy bien. Dar espacio a lo que duele, tomar asiento en la otra orilla y ver pasar la película que nos montamos dentro, delante de nosotros. Pero sería estupendo hacerlo a menudo. Nos sorprenderíamos si pudiésemos ponernos en el lugar del amigo al que se lo contamos. 

Sin pasiones implicadas, sin frustraciones, celos u ofensas que nos cambien el color de lo que miramos. Y entonces poder concluir esas frases que los otros nos dicen y que parecen contener tanta calma, tanta falta de importancia a lo que creemos que nos sucede y tantas ganas de que pasemos cuanto antes página para dejar atrás un veneno que solamente bebemos nosotros.

La vida sigue siempre. Es estúpido enfadarse. Aceptar, aprender, actuar y volver a aceptar. Ese es el círculo para abordar el ciclo de una existencia que se resume en un paso corto en el que poco más que podemos intentar ser lo más felices posible.

Todo sigue igual, en el fondo. Con lo bueno o con lo malo que nos suceda. 

Mañana saldrá el sol de nuevo. Clareará en el horizonte y anunciará que un día nuevo llega. 

Estés en él o no.

jueves, 13 de abril de 2017

LOS ÁNGULOS DE NUESTRA VIDA



Pasamos por muchas etapas; son muchas las circunstancias que van cambiando, las personas que entran y salen de nuestra vida.

 Las rutinas cambian, los hábitos se renuevan, vamos para atrás y para adelante. Nos caemos y nos levantamos y en este juego pasa la existencia.

Nos vemos iguales, pero somos otros. De pronto te encuentras descubriendo que aquella comida que tanto te gustaba no te sabe especial; que los aromas que deseabas han dejado de estimularte o que aquella música que disfrutabas con pasión ahora suena demasiado fuerte.

La vida nos va suavizando. Lima nuestras esquinas, lame las asperezas y reduce las rebeldías.

No sabemos cómo. Tampoco en qué momento, pero sin apenas sentir la forma o el modo en que sucede, algo se escapa lentamente para no volver.

Sucede con las amistades, con las compañías y hasta con el amor.

Todo cambia. Nuestra forma de ver la vida también. La realidad está fuera y es la que es. La existencia pone el marco y dibuja el cuadro.

Todo empieza y termina en uno; en esa chispa mágica que es la vida. 

Aprender a ser felices es aprender a estar bien con uno mismo, elegir lo que te haga sentir bien y empezar a despedirte de lo que te aleja de tu centro. Pero también es verdad que hasta que entendemos y sabemos lo que queremos hay toda una carrera de obstáculos salpicados de emociones, sorpresas y sensaciones que nos hacen llegar al cielo y besar el infierno.

En un momento no preciso, uno empieza a seleccionar. 

Sutilmente. Sin saber cómo, pero de alguna forma esto te vale y lo otro no. Aquello conecta con tu interior y lo otro, para nada y vamos renovando nuestras pasiones o nuestros miedos.

Lo deseable es ir mejorando en ese trayecto; mejorar significa salvar las  carencias, renovar esperanzas y despedir temores.

Que cada vez seamos más serenos, menos necesitados y muchísimo menos ansiosos; más capaces de aceptar lo que venga y decir adiós a lo que se vaya.

Que seamos más lo que hemos venido a ser.


lunes, 10 de abril de 2017

¿Y TÚ … CUÁNTO TE RÍES?



Os he echado de menos; he echado de menos este rincón nuestro, pero no he podido pasar por aquí estos días. 

La prisa, el cúmulo de acontecimientos que se amontonan, la gente que llega, la que se va…maletas, comidas; ritmo trepidante que nos aleja de lo nuestro.

Posiblemente, cuanto más añoramos algo es cuando requerimos hacer un tiempo de silencio, una sonrisa e incluso llegar a la plena risa.

No vale de nada la queja. No sirve el lamento. No importa tampoco cuánto nos parezcan mal las cosas o bien.

Estamos de paso, somos actores. Elijamos una comedia para poder reírnos. 

El resto solamente nos sume en el sufrimiento.

Todo está en la mente.

La realidad es la que es. Luego vienen las interpretaciones que hacemos dentro. Y esas son las más peligrosas, las que hay que cuidar.

En último término, si no encontramos el camino…al menos, sonriamos. 

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         "Un maestro estaba comunicativo, y por eso sus discípulos trataron de que les hiciera saber las fases por las que había pasado en su búsqueda de la divinidad. Primero, les dijo, fui conducido de la mano al
País de la Acción, donde permanecí una serie de años.

          Luego volvió y me condujo al
País de la Aflicción, y allí viví hasta que mi corazón quedó purificado de toda afección desordenada.

            Entonces fue cuando me vi en el
País del Amor, cuyas ardientes llamas consumieron cuanto quedaba en mí de egoísmo.

            Tras de lo cual, accedí al País del Silencio, donde se desvelaron ante mis asombrados ojos los misterios de la vida y de la muerte. ¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda? le preguntaron. No, respondió el Maestro..., un día fui llevado al santuario más escondido del Templo...Y fui conducido al
País de la Risa." 



Nota  a pie de texto:

                Personalmente considero que gran parte de las aflicciones y problemas en los que las personas se ven sumergidas es por falta de reír, de disfrutar, de tomarse las cosas con calma y de no tratar de evitar el estrés.

 Todos pasamos por penumbras, tragedias y dificultades pero todo depende de la cara que le pongamos a las situaciones.
No todo lo que nos pasa en esta vida es positivo ni no todo es negativo pero si se puede aprender de todo y tratar de sacarle provecho.