Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 4 de septiembre de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

 LO INVISIBLE MÁS CIERTO

 

Todo lo que pasa en ti,

Se va volando dentro,

 lo que sufres, lo que gozas,

nadie sabe de su asiento.

Solo tú viendo,

batallas silenciosas, que niego,

Idas, venidas y trasiegos

Que bullen álgidos en negro.

Llegan primaveras, veranos

Otoños e inviernos,

Y pasa la vida sin que nadie sepa

Lo invisible verdadero.


 

Máscaras que se pegan sin pegamento,

Te hacen bello y te hacen fiero,

Pero la tormenta de tu mente

Siempre te pide silencio.

Es ese eco, esa fuerza

De lo oculto dentro

Lo que te vuelve loco

Desde la mañana a la noche

Desde la cuna al entierro.

¡Si pudieras pedir un deseo!

Qué aparecería en tu mente

Qué en tu corazón lento

Qué en tus dudas y peros…

¡Si pudieras cambiar el cuento,

Quién serías en la lucha,

qué cosa defendiendo,

 eclavo, dama o caballero!

!Si antes de morir un nombre

pusieras en tus labios yertos

si pudieras cambiar la historia

con el filo del último aliento!

No penarías en lo ciego

Ni serías sordo de nacimiento

Ni mudo de lengua y pensamiento

Ni estarías equivocado de cuerpo.

Llegó la hora de que la semilla

Abra su brote seco,

De hacer luz del inmenso silencio.

Todos callamos.

Todos tenemos miedo

Todos nos sentimos, a veces,

como un dragón preso.

 

miércoles, 1 de septiembre de 2021

LA MORTAL DESCONFIANZA

 

Durante mucho tiempo, me pregunté a mi misma si era mejor no estar a la defensiva, no desconfiar de todo y de todos, o no suponer siempre que el de enfrente trata de engañarte.

La vida me puso en situaciones en las que aprendí muchas formas de investigar, de recelar, de estar alerta, de temer ser engañada, de serlo por mucho tiempo. Despues de todo, de nuevo, me instalo en una cierta confianza aún a riesgo de parecer tonta.

He ganado prudencia, pero realmente no quiero pensar que todo el mundo es un fraude o una estafa. Sigo creyendo que hay gente buena por sí  misma y que no siempre se juega sucio. 

Os dejo un conocido cuento en el que se pone de manifiesto que suponer no siempre funciona y que la desconfianza no siempre te lleva a ser el más listo y astuto.

Feliz comienzo de este mes tan especial que inicia otra etapa en el año, muy diferente a la pasada.


 

 

“…A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy

elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.

Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita. La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.

Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. “No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.

Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

- Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.

- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.

El tren llega.

Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".

Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ! Intacto!.

lunes, 30 de agosto de 2021

EL OJAL CORRECTO

 

Aún siendo escrupulosos en nuestra conducta, aún intentando obrar rectamente, aún evitando las mentiras, estafas, deslealtades o astucias y todas esas artimañas que tratan de beneficiarnos en contra de otros: nos equivocamos. Cometemos errores involuntarios o de carácter.

Absolutamente gráfico es un bellísimo pasaje del “Candelero”, dónde Giordano Bruno indicaba que todo dependía del primer botón: abrocharlo en el ojal equivocado significaba, irremediablemente, seguir cometiendo error tras error. Y es que los errores siguen un patrón semejante a las mentiras. Con la primera se da paso a un sinfín de ellas más para justificar su imposible veracidad.


 

Abrochar bien el primer botón equivale a hacer bien las cosas desde el primer momento. Esto, llevado a una visión cronológica de la vida, nos permite hablar de la importancia de la niñez. De esos primeros pasos emocionales, del ejemplo de las figuras de apego del niño, de la presencia poderosa de todo ello o de su ausencia.

Todo lo que comienza: la vida, los estudios, el trabajo, un proyecto, una relación, un amor…tiene que empezarse abrochando bien el primer botón. No equivocarnos de ojal es definitivamente determinante para lo que viene después.

Cierto es que podemos comenzar bien, encajarlo perfectamente en la primera abertura y seguir abrochando de forma adecuada. También es cierto que en uno de los saltos de botón a botón nos equivoquemos en el trayecto, pero será más fácil rectificar, más corto el recorrido a cambiar, más rápido el giro que nos devolverá al camino correcto.

Importa mucho comenzar bien. No asegura siempre logros felices pero si nos garantiza nuestra tranquilidad. No importa lo que hagan los otros. La paz mental está asegurada cuando uno es coherente consigo mismo, cuando no  traiciona ni boicotea los valores que lo definen como persona y sobre todo, cuando pase lo que pase, tú sientes que no has fallado.

Pon cuidado cuando abroches el primer botón. No lo olvides.