Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 29 de septiembre de 2023

EL PESO DEL ALMA

 Tod@s tememos sobrecargar el alma, el corazón, la conciencia…o en lo que sea que creamos. Y sabemos muy bien que lo hacemos cuando cruzamos las líneas rojas que nunca debemos traspasar. Finas e invisibles a los ojos humanos, pero llenas de sobrecarga de gozo y malestar, de miel y hiel, a corto plazo.








Los antiguos egipcios, en las pinturas de sus frisos y frescos, representaron con verdadero énfasis, el peso del alma. 

Anubis, el dios de la muerte de cabeza de chacal, sostenía, sobre sus hombros, una balanza en la que pesaba el alma o los corazones de los difuntos para determinar los que merecían bien el paraíso o ser devorados por un horrible monstruo. Consideraban al cuerpo o forma física como parte del alma, Kha; siendo la nave que la conducía. 

El juicio, oficiado por Osiris en la sala de las dos verdades, tenía como misión determinar la suciedad acumulada en la preciada esencia del muerto y debía equilibrarse con el peso de una pluma.

Duro trance el que nos legaron los egipcios. Difícil momento el de responder por nuestras cargas. Pesada herencia la que cedieron a los que creen que la muerte es una puerta que cierra un corto tiempo para dar paso a otra nueva realidad, más sutil y grandiosa.

Para los que no creen, también hay juicio del alma, pero no en un más allá al que no dan nombre, ni lugar ni existencia, si no aquí mismo, en el día a día de cada día. Porque existe una especie de equilibrio natural que restablece los daños e iguala las penas, tarde o temprano todos pasamos por situaciones parecidas. Da igual la posición, el poder o la condición que tengamos. Es una ley cósmica que no diferencia a nadie. 

Y menos mal.