Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 25 de noviembre de 2023

LOS MISTERIOS DEL CORAZÓN

 “En muchas ocasiones, el corazón tiene razones que la mente no entiende”. 

         Esta conocida sentencia se hace realidad, muchas veces, a lo largo de la vida.




 

 Nos preparamos para hacer las cosas bien, para ser y hacer felices, para ayudar a los demás, para criar unos hijos con costumbres sanas y mente limpia, para ser mejores y estar dentro de lo correcto. Sin embargo, la vida no funciona así y, sin sentir como llega, ella lo descoloca, recoloca y desbarata.

 

         Funcionamos, cada vez más, siguiendo los dictados de nuestra mente racional. Somos muy analíticos, nos cuestionamos todo, exigimos nuestros derechos y hemos aprendido a defendernos ante cualquier ataque ligero que se nos presente. Pero al final, gana el corazón.

 

         Si se enreda un sentimiento nimio en él, crece y crece como si de una bacteria se tratase y va engrosando los sentimientos que, a veces, siendo contrarios a lo deseable, lo correcto y lo conveniente, se desploman y dispersan a lo largo y ancho de todo nuestro ser.

 

         Una mirada, un gesto, un aliento, un suspiro…bastan para decantar el sedimento de lo que será un organismo con vida propia que se desarrollará sin que nosotros podamos hacer nada.

 

 

         Por eso, no creamos que nada es para siempre, que la vida ya está hecha, que todo se va a quedar como está y que podemos estar tranquilos y seguros de nuestra trayectoria, porque es el corazón quien dirige el barco y el capitán siempre dice la última palabra.

 

 

 

lunes, 20 de noviembre de 2023

LO QUE NOS AYUDA A SEGUIR

 Uno de los mejores regalos que nos puede hacer la vida, es la paciencia. La vamos a necesitar muchas veces y, siempre, estará de nuestro lado ante cualquier desgracia que nos llegue.

 

En ocasiones, pareciese que nuestros males no pasaran nunca. Que los días se suceden sin nada nuevo que entregarnos. Que la sensación de tristeza y agobio nos persigue. Que el tiempo se ha detenido frente  a nosotros con todo un rosario de recuerdos pendientes que han dejado un rastro amargo que lo impregna todo.

 

Tenemos que aprender a esperar. Dar tiempo a la impaciencia. Parar frente al dolor y recordar que todo pasa, que nada es para siempre y que por suerte, a todos nos pasan cosas similares. A veces, considerar que las desgracias se ceban, solo con nosotros es caer en un abismo sin fondo del que se sale muy mal. 




 

Muchos refranes de nuestros abuelos hacían referencia a la paciencia. A esperar sabiamente. A no dejarnos abatir cuando las cosas van mal.

 

Posiblemente, lo mejor sea estar en silencio, en diálogo interior, pedir ayuda a lo que creamos que puede estar sobre nosotros; apoyo para saber resistir, porque resistir, es vencer.