Una cuestión importante en las relaciones humanas es el conocer los tiempos de cada uno, se quien sea quien esté a tu lado.
Los padres debemos saber qué tiempos tienen cada uno de nuestros hijos; cada cual tendrá los suyos. Los amigos también deben saber cuándo intervenir, qué respetar o cuándo acelerar y desacelerar esos tiempos. Las parejas igualmente deben tener en cuenta de qué forma maneja cada uno su tiempo.
Cada uno digerimos las experiencias, las emociones, los vacíos o las presencias de forma distinta y en momentos diferentes.
No todos somos iguales. No todos dilatamos o constreñimos el tiempo de forma idéntica. Eso no nos hace mejores ni peores, sólo diferentes.
Si cada cual pudiese ver dentro del otro y hacer un acto de absoluto respeto con los tiempos de sus seres amados o las personas con las que se relaciona, todo sería más fácil.
“Dame tiempo”, “dale su tiempo”, “ se ha tomado un tiempo”…son expresiones que podemos oír a menudo. Y es que el tiempo es el que marca el ritmo de la vida; de cada vida.
Antes de hacer un juicio o una crítica, analiza el tiempo del otro. Mira en su biografía, profundiza en sus vivencias y entenderás que cada cual se toma su tiempo para poder digerir su día a día y continuar en la contienda de su propio crecimiento.
Tómate tu tiempo y haz que los demás lo respeten. Te facilitará el camino hacia el bienestar.