Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 5 de julio de 2017

CORAZÓN DE PIES A CABEZA




El corazón siempre busca una salida. A veces se ahoga, otras se solaza, mucha se entristece y otras ansía.

Cuando soplan vientos fríos de atardecer, el corazón busca cobijo cálido en laderas soleadas de la ternura; cuando la soledad aplasta con su vacío las horas muertas sin compañía, encuentra el abrazo del fuego que lo alimenta desde la entraña que lo sostiene.





El corazón siempre se equilibra a sí mismo. Tiene inteligencia propia, sabe, piensa, siente, imagina. El corazón se emociona y llora, grita y ríe. Se encoge y enferma. Se expande y alegra.

Es el órgano más autónomo que existe. Nada le mueve y sin embargo, nada le para salvo el sí mismo. 

Es un ente puro, libre y sin ataduras. No responde a contratos, ni a firmas, ni a plazos fijos. Es una cuenta sin interés que solamente suma. Todo lo que reste no saldrá jamás del corazón. Tal vez de otros sitios; el intestino, el hígado, el bazo.

Es una joya sin cofre. Un templo con todas sus capillas. Una flor repleta de pétalos granados. Un pastel recién hecho; pan tierno sacado del horno. Lugar que nos espera siempre aunque hayamos huido lejos de él.

El corazón solamente usa un lenguaje; un único código cifrado en dígitos especiales que se interpretan con una sola melodía.
De corazón a corazón podemos comunicarnos. Si nos salimos de esta tesitura no podremos entendernos.

Hay personas que son todo corazón. Hay otras que no le encuentran aunque le busquen. Pero él siempre está ahí. Hay esperanza. Solamente hay que empeñarse en la búsqueda silenciosa y quieta.

Dejar de pensar. Sentir. Respirar lentamente. Cerrar los ojos y dejar pasar.

Hagámonos corazón desde los pies a la cabeza.

Seamos Uno con él y habremos llegado al final estando en el principio.

No hay nada que no le implique.

Déjale estar.

martes, 4 de julio de 2017

Y TÚ QUE ELIGES…




Uno de los mayores miedos que nos asaltan es el miedo a “tener miedo”. La inseguridad de no creernos capaces “de”… el temor a “no saber resolver” o a no cumplir “las expectativas de otros”, nos inmoviliza y resta posibilidades de expansión y felicidad.









No se trata de no caer. Todos nos caemos mil y una vez. La diferencia está en el modo de levantarse. En el empuje hacia arriba, en el seguir a pesar de todo.

En el fondo, todo es una cuestión de actitud.

Llegan las desgracias, la adversidad anida por un tiempo encima de nuestra cabeza, los errores se suceden y las desavenencias nos asolan. Pasamos épocas horribles que siempre se compensan en la balanza de la vida con otras diferentes.

Hay que tomar postura. Elegir una forma de estar, determinar cómo seguir.

Os dejo este breve cuento, bastante conocido pero muy ilustrativo. Nos servirá de reflexión.

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“Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir. Sin decir palabra. 

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. 

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿Qué ves?"; "Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. 

Humildemente la hija preguntó: - "¿Qué significa esto, padre?" Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua. "¿Cuál eres tú, hija?, Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?", le preguntó a su hija. 

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una pérdida, una crisis, o un problema te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿Eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. 

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren, que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo el "dulce aroma del café".

¿Y tú?, ¿Cuál de los tres eres?  
http://psicologia-estrategica.com/hacer-cafe/

lunes, 3 de julio de 2017

PARA COMENZAR EL VERANO...



Se han escrito ríos de tinta sobre cómo lograr una vida sencilla, armoniosa, llena de compasión, repleta de felicidad.

Empezaremos la semana con estas reflexiones que pueden ayudarnos.


El Dalai Lama nos recomienda:

1.- Dejar ir a las personas negativas.

2.- Paga tus deudas a tiempo.

3.- Deja ir los cobros imposibles.

4.- No incumplas aquello que prometes.

5.-Haz lo que te hace feliz.

6.- Delega lo que no te gusta hacer.

6.- Descansa si lo necesitas y toma las oportunidades que se te presenten.

7.-Organiza tus espacios y libera tu mente.

8.- Prioriza tu salud, poco harás sin ella.

9.-Soluciona las situaciones tóxicas, respirará tu vida.

10.-Entre más rápido aceptes, mejor.

11.- Perdona y deja fluir tu dolor.