Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 24 de marzo de 2012

LA SIMPLEZA DE LAS SOLUCIONES

“…Desde mi niñez siempre tenía miedo al irme a acostar porque creía que había alguien debajo de mi cama.
Cansado de esa sensación que se acrecentaba cada día, consulté a un psiquiatra al que comenté mi problema:

…Tengo problemas. Cada vez que voy a acostarme creo que hay alguien debajo de mi cama. Tengo miedo. ¿Me estaré volviendo loco?...

"Déjeme eso a mí y en doce meses estará curado.-" me dijo el siquiatra. "Venga a verme tres veces a la semana y le curaré todos esos miedos"
¿Y cuánto me cobra, doctor?" pregunté.
"
Barato. Ochenta euros la visita" contestó el doctor.
'Bueno, un poco caro pero si me cura, vale la pena" dije.
Seis meses después, me encontré con el doctor en el cine.
"Ey! Usted dejó de venir a mi consulta después de la tercera vez. ¿Por qué no regresó?"  me preguntó.
 
Bueno, doctor, ochenta euros por consulta tres veces a la semana, por doce meses, es bastante dinero!  Encontré un camarero en el bar que me curó en una sola sesión por diez euros!

""No me diga" dijo el psiquiatra algo molesto.  "¿Y se puede saber cómo un camarero que sólo sabe de servir tragos lo curó por diez euros?"

"Me dijo que cortara las patas de la cama. ¡ Ahora ya no puede haber nadie ahí abajo!...”

Ojalá sigamos la enseñanza y que cada día tengamos menos problemas, más esperanza e infinitas más razones para ser felices.
La mayoría de las ocasiones, los problemas tienen soluciones muy simples.

DSIFRUTANDO UN CAFÉ...

Me he levantado de mal humor…no sé por qué…o tal vez si lo sepa y ni siquiera quiera nombrarlo. Mi propia habitación me parece otra que quiero abandonar con rapidez. No he dedicado ni un solo pensamiento a agradecer el día que me saluda y los tenues rayos de sol que me acarician desde la ventana me estorban.
He ido al baño para ducharme…tampoco me he encontrado con la cara sonriente de todos los días. La que veo en el espejo no me gusta. Debe ser otra yo que nunca me había saludado. Tampoco lo ha hecho ahora. Se ha instalado en mi sin mi permiso y sin éste, ha decidido que hoy va a ser un mal día.
Mientras el agua cálida da espuma al gel sobre mi piel comienzo a revelarme contra esa sensación de agobio gratuito que está a mi lado y alrededor. Voluntariamente no he decidido estar así. El sueño no ha sido reparador, pero no importa, tengo todo el día para comenzar a ser feliz. He terminado la ducha y me he empeñado en disfrutarla.
La única forma de restablecer mi equilibrio es siendo consciente de mis malestares y reconvirtiéndoles en opciones de cambio. Me deleito con las juguetonas gotitas de agua que saltan sobre mi piel…me agrada el suave perfume del jabón que recubre mi cuerpo…y sobre todo, la posibilidad de cubrirle con esa camiseta nueva que me espera en el armario. No la voy a dejar para otra ocasión. La verdaderamente importante es ahora…cuando realmente puede ser útilmente disfrutada.
Comienzo a notar que me invade una nueva sensación, más calmada, más tranquila y mucho más reconfortante. Aún me queda verbalizar mentalmente las gracias que debo dar al universo por tenerme a mí misma, sana y lúcida para cambiar lo que no me gusta. Capaz de transformar la actitud que da forma a la realidad y dispuesta a no desaprovechar este día único para ser feliz.
Huelo el café desde mi habitación y con su aroma me invade una dulce sensación de ser una privilegiada por poder gozar las bondades que salen a mi paso. Con su inmensa sencillez. Dando sentido y razón a cada propósito de regocijo que hoy estoy dispuesta a vivir.
Después de encontrarme este correo, he pensado que tampoco me importa a mí la taza.
…”Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor.
Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable ‘stress’ que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas…
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.
Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al "stress."
Continuó: "Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos".
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:
DISFRUTEN DE SU  CAFÉ………..”
         He salido sonriendo a la calle de nuevo…!me siento bien!

viernes, 23 de marzo de 2012

LA REVOLUCIÓN DE LA EMPATÍA

Quiero y necesito creer que nos dirigimos hacia una civilización empática. Todos y cada uno de nosotros debemos esforzarnos en cambiar los puntos de mira con los que valoramos a los demás y sus acciones. Todos debemos mantener una dosis de optimismo con respecto a la tarea propia y descubrir que el cambio global solamente puede darse como una suma de transformaciones individuales que vayan encajando una en otra con un ensamblaje tan espontáneo como perfecto.
         No me cabe duda de que somos muchos los que estamos alerta con nosotros mismos sobre la calidad y calidez de nuestras emociones. Los que sabemos que de ello depende el conseguir un mundo mejor y más equilibrado, donde la justicia sea un derecho ejercido y disfrutado desde el amor y donde el bien de los demás no sea nada más que una expresión del propio.
         Estoy convencida que este derrotero tiene que llevar la evolución de la sociedad porque es lo único que funciona. Ahora mismo somos absolutamente interdependientes; económicamente y en cualquier otro aspecto. No hay otra solución posible. Si no cultivamos la justicia social y una reforma económica en la que las diferencias entre ricos y pobres no se incrementen sino que se reduzcan, si no cuidamos un medio ambiente saludable, si no aprendemos a resolver los conflictos pacíficamente el caos nos llevará pronto a una autodestrucción imparable.
         Las guerras, en este contexto, dejan de tener sentido. Si China, por ejemplo, depende de los EEUU para gran parte de su economía…¿puede una guerra solucionar alguna diferencia?. La solución pasaría por un desarme militar a favor de unas infraestructuras económicas que mejorasen las posibilidades de los países más desfavorecidos, a su vez trampolines de nuevas materias primas y mercados potenciales de calidad de vida.
         Conectar la mente y el corazón es el primer punto de partida para esta gran revolución de la empatía. La meditación, la compasión, la ayuda desinteresada a los demás…nos reconecta con nuestra esencia más generosa y limpia.
         Podríamos resumir en 4 los pilares de esta nueva forma de presentarnos en el mundo y mirar a los demás. La amabilidad, la compasión, la alegría y la paz mental.
         Hemos de ser constantes a la hora de ejercitar estas actitudes. No ceder rápidamente al cansancio de ponerlas en práctica. Pronto, antes de lo que imaginamos, ellas se hacen autónomas y comienzas a reclamarnos el espacio que en nuestro interior les hemos decido como suyo.
         Quiero creer en una civilización venidera empática. En un mundo mejor que debe ser el único resultado posible de la excelsa evolución mental humana convenientemente orientada.
         El universo nos urge a buscar respuestas ante los problemas pero también nos proporciona las herramientas mejores para resolverlos. Hemos de mirar dentro. Ahí están todas.

jueves, 22 de marzo de 2012

SALDO FINAL

La vida es semejante a una empresa. Se trata de contar con unos recursos, en este caso con nuestro particular bagaje de herramientas emocionales, con un proyecto, que puede centrarse en nuestros objetivos a corto o largo plazo, una dedicación, tiempo de entrega a cada fase del proyecto vital y el necesario compromiso con  nosotros mismos y aquellos que incluimos en la aventura de gestionar los ejes sobre los que se desenvuelve la intención inicial.
Al final, lo que todos deseamos es un saldo positivo del plan originario, que en el ejercicio de vivir se resume en muy pocas palabras: ser feliz.
Para ello, hay que entender el mensaje que traemos con nosotros cuando llegamos a este mundo. Somos un ramillete de experiencias esperando a desplegarse para inaugurar las vivencias emocionales más increíbles. Ser feliz no es sinónimo de tener mayor cantidad de objetos, ni mejores condiciones materiales, ni siquiera posición social o poder vital. Hay personas que teniéndolo todo se cambiarían por el que puede sonreír abiertamente o el que tiene ilusión por los detalles más simples.
Al igual que venimos con la bandera enredada a nuestro cuerpo, de la necesidad de ser feliz, llegamos también sabiendo serlo con cualquier cosa. Los niños ejercitan a las mil maravillas esta disponibilidad porque están abiertos al mundo. Nadie les es extraño, nada les parece poco, nada les sobra tampoco. Son capaces de emocionarse con lo insignificante y hacen de ello una razón inmediata para ser feliz al instante. Eso es lo que necesitamos, razones simples que nos hagan ilusionarnos por cada tramo del día. Con la edad nos vamos olvidando de lo necesario que es dejar pasar los rayos del sol a través de nuestra ventana. De permitir que se posen sobre la piel del alma y de conseguir que iluminen nuestra sonrisa olvidada en los problemas que nos asolan a diario.
Voy a contaros un breve cuento que tiene mucho que decir en este canto a la felicidad que proporcionan las cosas simples:
“…En una ocasión, un caminante extranjero se topó con un cementerio en la Grecia antigua. No pudo resistir la tentación de entrar para leer los epitafios de unas tumbas que parecían esmeradamente cuidadas y pulcras. Iba leyendo aquellas palabras que acompañaban a cada difunto hasta que encontraba la edad en la que se había producido la muerte. Asombrado pudo comprobar que todos ellos eran muy jóvenes. Se preguntaba qué epidemia habría ocasionado aquel desastre.
Una a una, arrojaban unos datos que le llenaban de tristeza.  …Helena…5 días de edad…Elisea 30 días de edad…Heladio…60 días de edad…Ireneo 10 días de edad…
De pronto, oyó cerca de él las pisadas de alguien que se acercaba. Se volvió y vio que llegaba a su altura un hombre bajito cuya mirada resplandeciente había iluminado aquel día gris nublado. Ante el desconcierto del forastero, el lugareño le dijo así:
-¿ Está asombrado con las edades de las muertes?
-Sí, realmente siento una enorme pena por ellos.  -¿Qué sucedió?. Nunca he visto tantas tumbas con niños fallecidos tan pronto.
-No eran niños.- El forastero, desconcertado, se pasó la mano por la cabeza sin entender nada.
- ¿No eran niños?...entonces ¿cómo pudieron vivir tan poco sin serlo?.
- En realidad.- apuntó el lugareño.- esos días son los que vivieron plenamente felices, porque sólo el tiempo que pasamos así es el tiempo que vivimos.- Desconcertado, el forastero agradeció la explicación y se fue pensativo decidido a cambiar la actitud con la que abrazase cada día un nuevo amanecer.”

Ser feliz siempre es una DECISIÓN que no podemos dejar que dependa de las circunstancias. No debemos, tampoco, entregar la llave de esa felicidad a un carcelero que desde ese momento sea dueño de ella.
Hay que ejercitar todo un aprendizaje paulatino que nos enseñe a tomar actitudes diferentes donde solemos poner acritud, malos gestos y peores palabras. Que en definitiva, nos deje convencidos de que nada ni nadie puede cambiar lo que decidamos en nuestro interior y que esa seguridad sea nuestra fuerza.
Me gustaría terminar mi tiempo con un saldo positivo cuyo cómputo temporal sea algo más que unos días…No me quiero encontrar en ese cementerio de personas infelices.

miércoles, 21 de marzo de 2012

ABRAZADA A TU RECUERDO

Tengo que creer y creo que no todo acaba aquí. Lo creo porque me niego a concluir tu grandeza cuando el último corazón que te recuerde se haya ido y porque me estorba la sensación de no encontrarte cuando yo parta.
Hace cinco años comenzaba hoy para mi, otra primavera distinta, otro mes diferente, otro año extraño, una vida sin semejanza al resto de mis anteriores días.
No me siento peor que entonces, tampoco mejor. En mi calendario particular tengo pocas fechas señaladas y ésta es una de ellas.
He vagado mucho desde entonces por el océano de los afectos buscando llenar tu vacío. Me he dado cuenta que te llevaste el volcán de mi ilusión, pero también he entendido que me dejaste, aquí a mi lado, tu fuerza y tu sonrisa…y esas caricias en el alma que me acompañan siempre.
Hoy quiero recordarte en este espacio de simpatías y amistades, de devociones y cariños; donde la magia inventa puentes y donde cabe este sentimiento enorme que ahora me embarga.
Dejo uno de los poemas que escribí para ti cuando partiste y esa canción que arranca siempre una lágrima de mis pupilas cuando la escucho.

                   PEREGRINA DE TI
Yo quisiera ser peregrina
De tu nuevo tiempo
Quisiera recorrer los caminos
De tu cuerpo adentro
Y llagar mis pies
En tu áspero cemento.
Quisiera estar siempre sóla
Y llevarte conmigo
En mi mochila de intentos
Y poder alcanzarte
En cada suspiro de viento.
Correr en las veredas
De tu fresco recuerdo
Saltar sobre tus manos
Brincar entre tus dedos.
Peregrina de cieno,
Aciago, ácido, amargo y denso.
Y volver la cabeza
Ansiosa por verte de nuevo
Y saber que te llevo conmigo
A solas, en mi destierro.
Y miro y miro…y no te veo.
Y ella me dice,
Que aún no es tiempo,
Que debo esperar
A que llegue el sosiego,
Pero mi necia espera
Peregrinar quiere
Hacia tus vastos reinos
Porque serás ya reina
De tu nuevo cielo
Y colmarás de amor
A los que te quisieron
Ganando con ello
La victoria al misterio.
¡Y no estarás sóla,
Como yo me siento!.
___________________________

“Tú me abandonaras en primavera”
Clara Montes (Poema de Gala)

A ti mamá, única y especial; como todas las madres. Te quiero.


martes, 20 de marzo de 2012

CREER O NO CREER

Tener fe no responde a una imposición. La fe puede encarnarse en muy diferentes objetos o ideas. Puede diluirse en el mundo terrenal o puede proyectarse al divino o etérico. Creer siempre es una cuestión de apostar por lo que no se ve, por lo que de momento parece no estar, por lo que no es evidente, ni puede materializarse.
Tiene que ver con la intuición, con el sutil desahogo del espíritu para planearse más allá de lo contingente, para diluirse en un estado de percepción extrasensorial que no admite comprobaciones, ni seguridades. Pero que nos completa y nos conmueve.
Quien no cree no arriesga. Se queda en la cómoda disposición del final del camino. En la seguridad del no más allá, aunque esa latitud sea, definitivamente, un sendero cerrado y sin leyenda. No hay retorno para el que no quiere ver más lejos. Pero él, al igual que el creyente, solo puede imaginar.  Presupone un punto final lleno de nada que absorbe la existencia y la limita.
Creer nos prolonga las ganas de seguir existiendo y lo hace admitiendo la posibilidad de que esa continuidad se perpetúe en la felicidad más exquisita. La mente es soberana de elegir lo que cree. Absolutamente libre de ensoñar paraísos de gozo que compensen las tristezas, angustias y sin sabores de la existencia terrenal. Si creemos, al menos hagámoslo con la grandeza de posicionarnos en el centro de la dicha, donde los tropiezos de la vida sean una anécdota sin importancia y sobre todo, dónde el tiempo se esfume en aras de una dimensión perpetua de satisfacción plena.
He comenzado a pensar que no creer es una postura incómoda en la que el vacío de la nada desfonda la existencia. Una conclusión demasiado rápida para terminar con esta vida infinita que nos late en el pecho. Un despliegue de medios sin objetivos que  desenfoca el proyecto conjunto de la humanidad y esa finalidad que se presupone cierta, de tener un sentido vinculado.
Si hay o no hay un más allá, no me importa. La idea de creer en él me basta. De lo contrario comienzo a encontrar todo a mi paso demasiado estrecho y decolorado. Un callejón sin salida del que no quiero ver el final creyendo encontrarme una pared. Prefiero alzar la mirada al cielo y sentir la libertad infinita de saberme viento incoloro acariciando suavemente la piel de los demás, por siempre.

lunes, 19 de marzo de 2012

REGRESIONES: ¿ VUELTA A OTRAS VIDAS?

Hoy vamos a abordar un tema tan apasionante como conflictivo para muchas personas. Se trata de la reencarnación.
Antes de aportar mi peculiar visión sobre el tema, voy a compartir lo que acaba de llegar a mi correo. Por tanto, en este post solamente vamos a tomar posiciones en él para ir preparando el debate.



“…La regresión a vidas pasadas se ha constituido, en los últimos años, en un apasionante estudio sobre lo que en definitiva es la reencarnación.        

En la década del 60, el sueco Thorwald Defletsen aborda este apasionante tema y consigna una docena de casos en los que las personas no solamente recordaban sus vidas pasadas, sino que además, se curaban de males físicos que los afectaban en esta "encarnación".
 Un cojo dejo de cojear cuando, volviendo a una encarnación anterior suya en la época de las guerras napoleónicas, revivió el trance de una terrible herida que le afectó la pierna.
 Una mujer que poseía una  enorme mancha roja en su cara, motivo de tormento durante toda su vida, recuperó la tersura de su rostro luego de "recordar" que había sido una bruja quemada en la hoguera, durante la Santa Inquisición.

El prólogo de la obra de Defletsen aclara que pocos o casi ninguno de los datos brindados por los pacientes, pudo ser corroborado.
Esto se refiere tanto a sucesos históricos como a nombres de aldeas, reinos y monarcas brindados por las personas en trance hipnótico-regresivo.
 No obstante, el investigador sueco da fe del efecto terapéutico que el proceso de regresión a vidas pasadas, obró en sus pacientes.

Defletsen describe los pasos en que se compone una sesión de R.V.P. No consignaremos aquí los mismos en detalle, pero a modo ilustrativo, baste decir que se pone a la persona en trance hipnótico y se la va llevando gradualmente hacia atrás en su vida.
 Un día, un mes, un año, diez años y así hasta llegar a la más tierna infancia. Muchas personas llegan a adoptar en las últimas faces de esta regresión una posición fetal. A partir del momento, casi siempre traumático del parto, la persona sigue retrocediendo y llega al período intreuterino, generalmente descripto como placentero
 
La reencarnación, premisa básica
 
Ninguno de los conceptos que hacen a la R.V.P. tendría sentido sin el presupuesto básico de la aceptación de la reencarnación. ¿Y qué es la reencarnación? Volver a vivir otra vida luego de la muerte. Definamos entonces la muerte: Para el Dicc.Católico Ed.Barsa 1964 la muerte es "la separación del alma del cuerpo, lo que marca el término de tiempo que una persona tiene para ganar méritos. Después de muerto el hombre ya no puede ni pecar ni ganar para sí un lugar más alto en el cielo; del estado de su alma en el momento de la muerte depende la eterna salvación en el cielo o la condenación en el infierno".

Para la fé Católica, la reencarnación se contradice con  la doctrina de la Redención mediante la cual la raza humana vuelve a obtener el beneplácito de Dios gracias al sufrimiento y muerte de su Hijo Jesucristo. A este concepto se opone, diametralmente, la Sagrada Ley del Karma y la Evolución, una de las afirmaciones fundamentales de la doctrina budista. A propósito, citemos a Buddha:"Cada individuo es exactamente lo que él se ha ganado el derecho de ser. Lo rodea aquella felicidad cuyos derechos ha adquirido en el pasado. Se enfrenta en la actualidad con las deudas contraídas en la anterior vida y que hoy le salen al encuentro. La infelicidad es el resultado del sufrimiento infligido a otros en la vida anterior y que antes de nacer aceptó ahora reparar.

Si su cuerpo hoy es débil, es porque antes lo descuidó, si carece de amigos es porque en la anterior vida no los hizo. El hombre es el resultado de su pasado y será el fruto de su presente. Los dones y facultades actuales son el resultado de su sincero trabajo de ayer. Quien trabaja de esclavo puede volver hecho un príncipe, por amable respetabilidad y méritos ganados. Quien gobernó de rey puede volver vagando por el mundo, vestido de harapos, por cosas que hizo o dejó de hacer. Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente. Si quieres conocer el futuro, mira tu vida presente."
   

Con su libro Muchas vidas muchos sabios, el Dr. Brian Weiss, médico psiquiatra, Jefe del Departamento de Psiquiatría del Centro Médico Monte Sinaí de Miami, especializado en el estudio y tratamiento de la depresión, de los estados de ansiedad, los trastornos del sueño, el abuso de drogas, la enfermedad de Alzheimer y el estudio de la química cerebral, pretende realizar "una pequeña contribución a la investigación en marcha en el campo de la Parapsicología en lo que se refiere a nuestras experiencias antes del nacimiento y después de la muerte."

Cabe destacar que no fue fácil para este prestigioso científico publicar un libro tan controvertido. En tono de confesión sostiene "no estaba preparado para lo que le sucedió como médico psicoterapeuta." 
En su libro, pasa de la descripción de casos en particular a una suerte de contacto que, a través de sus pacientes, Maestros de Sabiduría comenzaron a entregarle a modo de "iniciación".






Esto provocó en Weiss una profunda transformación a nivel trascendental, al punto de animarse a poner en riesgo su merecido prestigio al publicar su obra. "He comenzado a meditar, cosa que, hasta hace poco, creía factible sólo para hindúes y californianos.

Mi vida ha cambiado drásticamente, me he vuelto más intuitivo con mis pacientes, me siento mas responsable de mis acciones. Ahora vivo entre dos mundos: el mundo fenoménico de los cinco sentidos, representado por el cuerpo y las necesidades físicas, y el mundo mayor de los planos suprafísicos representados por el alma y el espíritu. Se que los mundos están vinculados y todo es energía. Ya no me preocupa el efecto que pueda tener este libro en mi carrera..."

Dejo esta información con unas preguntas que nos pueden guiar la reflexión sobre este interesante tema.
1.- ¿Vida antes y después  de la vida?. Se puede creer en ello en base a algún recuerdo o a los Dèjá vu?. ¿podemos explicar así nuestras fobias injustificadas, los miedos o el talento?
2.- ¿Las regresiones hipnóticas conectarán con experiencias vitales anteriores?¿Podrían ser verídicas cuando son capaces de retrotraer al individuo al útero materno y explicar lo que ha oído allí en circunstancias concretas?.
3.-Las tribus más ancestrales son capaces de tener experiencias de este tipo con drogas, alucinógenos o transposiciones espirituales. ¿Crees que se trata de llegar a las mismas conclusiones por caminos diferentes?.
4.- ¿Sientes que es así y que podemos conectar con esos recuerdos a través de las regresiones?




domingo, 18 de marzo de 2012

CONECTA CONTIGO

El cuento del Tunecino nos ha dejado un valioso mensaje. El valor de la esencia, la importancia de la consciencia de lo que somos y la búsqueda y el mantenimiento de nuestra identidad en la evocación y el recuerdo del ser interior.
Ante los avatares de la vida debemos se siempre nosotros. Estar al filo de lo propio y desenvolvernos como la conciencia plena de nuestro ser, nos pide. Para ello, es necesario conectar con lo que somos. Pero esa conexión no siempre es fácil. No se trata de seguir impulsos. No consiste en reaccionar según pautas aprendidas, normas morales o imposiciones sociales. No procede acudir solamente a lo que hemos aprendido hasta el momento. Hay, dentro de nosotros, una sabiduría interior que está desde siempre y que nos reclama. Pero no está instalada en la superficie, ni en las apariencias, ni en lo exterior. Es preciso establecer contacto con ella y a partir de ahí, todo será diferente.
Tendremos la suficiente autoestima para comprender y poner en práctica la divinidad que nos constituye; sabremos actuar de acuerdo a nuestro corazón, elegiremos guiados por la luz que nos compone y sobre todo, dejaremos libre el espíritu de angustias y desasosiegos sin fundamento real porque entenderemos que todo lo que nos acontece es pura anécdota en el proseguir del ensayo de nuestra vida.
Descubriremos que no son solamente la envergadura de las dificultades nos ponen el reto.  La verdadera dificultad está en la actitud que mostremos ante los problemas, ante las inflexiones de nuestra personalidad, ante las caídas y los baches en los que tropezamos. Si esta actitud es de derrota…la derrota llega. Si es de lucha y superación…la victoria está cerca.
Conectar con uno  mismo, con la fuerza interior que mantiene la vida y sobre todo con la luz divina que nos ha permitido llegar hasta aquí para experimentarlo todo equivale a preparar el proceso con detenimiento y a concederle el tiempo y la serenidad que requiere.
         Os dejo una posible forma de conexión que al menos, personalmente, me ayuda cada momento tranquilo que le dedico. No es la primera vez que aludo a ella pero quiero hacerlo de nuevo, con matices diferentes, para aquellas personas que lleguen al blog por primera vez.
1º Imaginemos una habitación; la más bella. Adornémosla con todo lo que nos guste. Incluso podemos imaginar que tiene salida a un bellísimo jardín con piscina, cenadores etc… Decorémosla con lo que mejor que nos haga sentir; mimemos los detalles e imaginémosla radiante y comodísima.
2º Situemos un sofá muy cómodo y agradable en su centro; será en el que nos recostaremos para esta meditación. Vayamos hacia esa habitación e imaginemos que entramos en su interior y nos tumbamos en él. Visualicemos, encima del sofá, una claraboya de cristales purísimos, a través de la cual puede llegarnos una luz brillante, blanca o dorada muy cálida, capaz de penetrar por nuestra cabeza y recorrernos por completo.
3º Imaginemos, de nuevo, que la luz invade y completa poco a poco nuestro cuerpo por dentro y a su paso va limpiando todas las angustias, los temores, los desajustes de salud; regenerando células, reconectando neuronas y recomponiendo todo lo que en cada uno esté equivocado o en mal estado. Hagámosla llegar al corazón y visualicemos que en este poderoso punto divino la luz es aún más fuerte, más intensa, más cálida y mucho más sanadora. De ahí hagámosla bajar por nuestro vientre hasta el final de las extremidades.
         Lentamente. Mientras respiramos con suavidad pero de forma profunda, haciendo llegar el aire al abdomen (para saber si lo hacemos bien podemos poner una de las manos sobre el vientre y comprobar si se eleva o no, cuando introducimos el aire. Debe bajar, en una inspiración profunda desde los pulmones al abdomen y cuando lo expulsemos el proceso se operará al revés, lo primero que desciende es el abdomen para extraer, por último, todo el aire que queda en los pulmones.)

4º Pediremos, en este proceso, que nuestro guía/s interior, la luz divina que te constituye y todos los que del otro lado nos puedan ayudar, lo hagan. Pensemos en lo qué nos sucede y pidámosles, también, que nos den respuestas, pautas y gente que aparezca en nuestro camino y nos lleven a superar todo lo que nos sucede.
5º Cuando lo hayamos hecho, imaginemos delante de nosotros a las personas que nos han hecho daño. Una a una. Poco a poco. Y con cada una de ellas, probemos a  mirarlas a los ojos y a decirles lo que nos ha dolido; pidámosles perdón por si  inconscientemente hemos hecho algo que les ha dolido a ellos también y ha empeorado la situación y dejémosles ir libres de nuestro rencor. Permitámosles que nos abandonen a la vez que se alejen con nuestro perdón.
 Supongamos e imaginemos, que todo lo malo que sentimos por esa persona/s o las circunstancias que genera, lo metemos dentro de un globo aerostático y lo mandamos elevar hasta el infinito del cielo para que se aleje de nosotros Y NUNCA MÁS REGRESE; y si algún día volviésemos a encontrarnos con esa persona/s… todo haya cambiado…todo sea distinto y no exista rencor, solo la sensación estar frente a un ser humano como nosotros que se ha podido equivocar también como nosotros.
Esto debemos hacerlo con tantas personas tengamos para sanar una relación.
6º Cuando terminemos demos GRACIAS POR LA RESPUESTA/S que vamos a conseguir, por la ayuda y por todo lo que aparecerá en el camino que contribuya a que salgamos de nuestro momento difícil.
7º Confíemos y CREAMOS que las respuestas van a llegarnos y que todo se irá resolviendo de tal forma que se acomoden las piezas en un orden preciso que permita que entre lo nuevo en nuestra existencia.
Nos encontraremos personas, señales, ayudas…que sin saber cómo irán contribuyendo a que todo cambie.

Hagamos esto cada noche o cada despertar.
Muy pronto, muy pronto, todo será distinto porque habremos empezado a mirar y a sentir nuestra vida, de otro modo.