Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 20 de febrero de 2015

LOS 21 DÍAS MÁGICOS



Según William James, el ser humano necesita 21 días para cambiar un hábito. 

Este psicólogo moderno establece tres  anclajes principales para lograrlo.

1.    DETERMINACIÓN: para que organicemos nuestra vida de acuerdo al hábito que queramos adquirir o lo que es lo mismo, para favorecer el ambiente del que queramos expulsar.

2.    DISCIPLINA: para superar la tentación de caer en aquello que deseamos dejar. Por ello no hay que permitirnos ninguna excepción hasta que la nueva forma de actuar esté implantada en nuestra vida. “El deseo muere de hambre si no se le alimenta”.

3.    INICIATIVA: No dejarnos llevar por las circunstancias, protagonizar un papel activo y aprovechar la mínima oportunidad para actuar de acuerdo a los cambios que deseemos secundar.

Parece muy sencillo, de este modo planteado, pero la práctica es otra cosa, la vida es otra dimensión.

Uno se instala en la comodidad de lo conocido aunque no de buenos resultados. Nos parece que seguir haciendo “lo de siempre” a lo sumo nos mantendrá en un nivel de “desgracia” manejable que ya tenemos asumido y que si bien no nos alegra la vida al menos nos permite saber el límite de la insatisfacción.

Tememos cambiar. De trabajo, de pareja, de ciudad, de casa… a veces tememos cambiar hasta con las cosas mínimas: el peinado, la forma de vestirnos o la de someternos a los ritos de turno que todos tenemos al acostarnos o al iniciar el día.

Hay veces que el cambio debería estar obligado. Nos limitamos, nos restamos posibilidades de felicidad, nos reducimos el campo de satisfacción, nos obligamos a los mismos resultados tras las mismas acciones.

Si estamos pensando en cambiar algo de nuestra vida, de su ritmo, de su contenido, de su dinámica…tal vez lo único que nos asegure la victoria contra nuestro inmovilismo sea “actuar”; paso a paso, día a día, segundo a segundo porque el misterio de todo radica en la magia que se crea cuando entramos en acción, entonces no hay lugar para la queja, para el lamento o para querer volver atrás porque una vez que se comienza un itinerario no hay camino de regreso.

Me lo estoy diciendo a mí misma en voz alta.

jueves, 19 de febrero de 2015

EL AMOR CURA



Acabo de venir de un pequeño viaje en el que me he dado cuenta que cada uno podemos hacer mucho por nosotros mismos.
“La mejor ayuda está al final de tu mano”. Esta frase es muy cierta.  La fuerza con la que creamos en nosotros y en el poder que nos constituye, determina el final de los procesos.  Pero esto no lo es todo. 

Formamos parte de un conjunto indivisible que de forma aparente, funcionalmente hablando, ejerce su mecanismo mediante individualidades. Sin embargo, una vez que cada uno acudimos a la fuente universal que pende en nuestro interior, es muy importante contar con el apoyo del afecto de quienes piensan en ti, de aquellos que te aman, de los que están pendientes de lo que te ocurre o quienes suman sus fuerzas mentales en la resolución de un problema.

El amor cura. Cada uno somos un universo resuelto en una unicidad; cada uno creamos nuestro propio universo a nuestro alrededor. Con soles, planetas y satélites.  

Para crear nos hace falta amor. 

“Es evidente que el amor motiva a todo el mundo”… nos dice    Martin Brofman   en su libro:  “Todo se puede curar”       y continua diciendo…”Las naciones preservan sus fronteras como una expresión de amor a sus habitantes. Algunas naciones se unen a otras a fin de generar un sentido de comunidad global, en este caso también como una expresión de amor.

Cuando nacemos, el amor es necesario no solo para nuestro bienestar, sino también para nuestra supervivencia. Cuando se carece de amor, los niños optan por no nacer o nacen con algunas partes de su sistema de energía deteriorados. Podríamos afirmar que todos los síntomas, toda situación de desequilibrio en el sistema energético humano, se produce por una falta de amor o por las diferentes formas en las que el individuo ha reprimido su verdadera forma de ser.”

Algo debe de haber de todo esto. La verdad es que las emociones no expresadas, el amor mal gestionado, las carencias o los excesos afectivos desencadenan desequilibrios orgánicos donde el cuerpo expresa lo que le sobra, aquello que le falta o lo que de alguna forma no se ha repartido adecuadamente en las partes que se precisa.

El amor cura. Todo se puede curar.

martes, 17 de febrero de 2015

EL CASTILLO ROSA



“Una vez, en un pueblo cercano, el reinado organizaba eventos y fiestas que mantuvieran al pueblo animado. Uno de ellos era el concurso de la mejor y más grande hortaliza. 

Joan, tuvo la fortuna de producir el más grande zapallo de la comarca, así que con una enorme fiesta local, con banda de música y todo, lo pusieron dentro de un vagón de ferrocarril, que lo llevaría al castillo del Rey, para recibir su premio. Por haber cosechado el más grande zapallo de la región, que lo había quitado del anonimato.

Banda de música, lamía sus oídos.  Allá fue Joan. Hinchado el corazón y el pecho de orgullo. Vería al castillo, vería al Rey y contaría todo a sus pobres vecinos que no tenían su inmensa suerte.

Cuando llego al castillo, entro por una puerta lateral, después de preguntar a un guardia. Y a un asistente en una pequeña mesa en un salón rosado, se presentó y preguntó qué debería hacer.
-Esperar, le dijo el amanuense.

Y eso fue lo que Joan hizo. Esperar. Durante el primer dia la sed y el hambre, lo acosó. Durmió en la banca que le tocó en suerte encontrar liberada. Durante el segundo y tercer día, ya había hecho migas con un compatriota, con el cual se turnaban para conseguir algún emparedado fuera del castillo, y algo de beber. Los asistentes llamaban continuamente a personas que esperaban para efectuar tramites, firmas y esas cosas administrativas.
Joan, ya había desesperado de ser recibido por el Rey, pero se mantuvo firmen, aunque desencantado. 

Finalmente, lo llamaron. Le hicieron firmar un papel sobre una tablilla, le entregaron una medalla de mediano tamaño, y ni siquiera lo despidieron. El asistente dió rápidamente media vuelta y se alejó.

Joan, parado en medio de esa nave, rodeado de cientos de personas, se encaminó hacia el transporte que lo llevaría de vuelta a su pueblo. Viajó en silencio, apesadumbrado, pero se animó un poco cuando llegando a la estación de su localidad escuchó, así a lo lejos - una música que lo esperaba.  Eran sus vecinos que sabían -no se porque motivo- que Joan volvía al pueblo.

Lo recibieron con halago -que Joan escucho no muy convencido- y entonces el alcalde le preguntó delante de todos: ---Y, Joan...¿Cómo es el castillo de Rey.?

Joan, sacó débilmente un poco de pecho, y respondió:
El castillo ?...Es todo color rosa.

Eso es lo que Joan vio. La antesala de un castillo. Sin conocer todo lo que conlleva si uno se adentra en él.

…”Como la vida. Como las nuevas amistades. Los nuevos trabajos. Las nuevas ciudades. Los nuevos amores…nunca todo es de color de rosa…pero no olvidemos que lo conocido tampoco lo fue”.

lunes, 16 de febrero de 2015

MIRAR ATRÁS, MIRAR DENTRO



Nos tienen convencidos de que mirar atrás no es bueno. Que el pasado terminó. Que lo que atrás queda adelante no se lleva y sobre todo que lo único que existe es el momento presente, el “aquí”, el “ahora”.

Puede que sea así. Puede que de nada sirvan lamentos, arrepentimientos, suspiros o lágrimas ligadas a lo que fue o dejó de ser. Puede que el tiempo vivido lleve sus glorias y sus penas lejos de lo que hoy somos. Sin  embargo, el punto en donde nos encontramos tiene una biografía detrás, unos porqués que dan nombres y apellidos a las situaciones que ahora vivimos y, fundamentalmente, un aprendizaje importantísimo del que gozamos en lo que ahora somos.

Cada vez me convenzo más de que cuando aprendemos crecemos, no cambiamos. Desde que llegamos a esta existencia real, de la que ahora somos protagonistas, somos los mismos; la misma esencia en el mismo frasco, el mismo aroma en la misma alma, el mismo color en el arco iris del corazón, lo mismo de lo mismo pretendiendo mejorarse  ininterrumpidamente.

No sabemos el rumbo. Tenemos los ojos tapados a lo esencial, en muchas ocasiones, damos bandazos, subimos al cielo y bajamos a los infiernos, nos morimos de gozo o nos hundimos en la perdición. Estamos arriba o llegamos abajo pero en el medio y siempre, somos nosotros.

Me planteo muchas veces si alguien puede enseñar algo a otro. Creo que cuando parece que aprendemos de los demás en realidad lo que hacemos no es repetir lo que ellos hacen y parece bien aceptado, sino impregnarnos de esa esencial propia de cada cual que se capta o no, sin poder decidir sobre si nos llega y transforma o si nos toca y se va.

Solo la experiencia propia puede permitirnos mirar atrás con dulzura hasta los momentos más amargos. Solo uno se acompaña a sí mismo siempre y si queremos encontrar mejor compañía aun, miremos más dentro, más y más…ahí en el centro de todo centro…en ese punto habremos encontrado la chispa divina que nos constituye. 

Entonces en ese momento, en esa unión única…el miedo se diluye y sucede algo extraordinario: comenzamos a vernos desde fuera y podemos advertir que nadie puede dañarnos, que nada nos quebrantará nunca porque lo esencial, desde donde nos miramos, es inamovible e imperturbable.

domingo, 15 de febrero de 2015

DOMINGOS LITERARIOS (DESDE EL CIELO HASTA EL INFIERNO)





Del cielo al infierno solo hay una distancia, tu ausencia.

Desde lo más alto a lo más profundo solo hay un camino, tu silencio.

Desde lo más cálido al gélido frío sobre mi cuerpo, solo hay un momento, tu lamento.

Desde la alegría de inventar el mundo a cada instante a la tristeza de tener que recordarte, solo hay un paso, tu presencia.

Desde mis lágrimas a tu sonrisa, solo hay un puente, tus manos hambrientas.

Desde mis anhelos hasta tus promesas solamente una cosa me queda, soñar aun sin estar despierta.

Desde mis miedos hasta tus certezas, solamente tengo el aroma del aire que a tu paso dejas.

Desde mis ganas hasta tus quejas, solamente está presente mi fortaleza, porque eres mío desde lo bajo de tus pies a lo alto de tu cabeza.

Y lo serás siempre, estés conmigo o así me pierdas. Pero tú eres guerrero y sabrás luchar en todas las guerras.

Desde el día a la noche, desde la locura a la firmeza, desde el centro de tu corazón hasta los adentros de mi cabeza, solo está tu nombre en mi boca, solo tu imagen en besos de menta.