Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 16 de diciembre de 2011

LA OBLIGACIÓN DE LA NECESIDAD

En muchas ocasiones he pensado no ser capaz de hacer lo que vi en otras personas. No poder con tanto sufrimiento, ni adaptarme a lo que siempre temí. Sentía que mi debilidad era tal que no podría hacerme cargo de la desesperación cuando me llegase, ni seguiría adelante cuando las fuerzas comenzaran a fallarme. Nunca me imaginé sondeando a la noche en las tinieblas de la incertidumbre. Nunca me creí lo suficientemente fuerte como para recolocar las emociones después del desastre. Y sin embargo, lo hice. Nadie  sabe hasta dónde puede llegar hasta que se ve obligado por la necesidad. Nadie se mide a sí mismo mejor que en las dificultades a las que debe hacer frente sin poder ser ayudado. Porque a veces, nadie puede ayudarnos a sufrir lo que nos toca. Es una asignatura pendiente que todos debemos pasar. Ninguno, por mucho que nos quiera, puede sufrir lo nuestro, ni penar nuestras quimeras. Tampoco pueden entrar en nosotros y ordenar la casa por dentro. Ni tan siquiera un psicólogo será capaz de lanzarnos de nuevo a la vida si no queremos hacerlo. Solamente el tiempo nos da la medida de nuestro valor frente a las dificultades; solo él es capaz de reunirnos de nuevo con nosotros mismos para rescatar la unidad perdida. Y una vez ahí, lejos de los problemas ya resueltos por nosotros o por la propia vida, concedernos el honor del próximo baile. Porque aún existe música que suena por nosotros y aún podemos abrazar la esperanza de sentir la magia de lo que nos queda por vivir.
En ocasiones, nos preocupamos demasiado por intervenir en los sentimientos y reacciones de nuestros hijos o de las personas que creemos que dependen, de algún modo, afectivamente de nosotros. No entendemos que cada uno debe hacer su historia y en ella tomarse medida. Por mucho que queramos evitar el dolor al resto…no podemos hacer otra cosa que limitarnos a esperar que usen el ejercicio de su vida y nos sientan cerca. Que sepan que estaremos en cualquier caso y siempre, pero que no sufran el acoso de quien quiere ponernos un salvavidas que no sabe ni cómo funciona. Cada uno debemos encontrar el nuestro y aprender a ponerlo con soltura. No temamos para nosotros ni para ellos que no sepan actuar. Sabrán sobradamente cuando lo necesiten porque la necesidad torna todo en obligado cumplimiento tirando de nuestras fuerzas para poder con ello…hasta el límite que jamás soñamos y aún más allá.
Baste la confianza de ser siempre nosotros y estar en paz y armonía con uno mismo. El resto llega solo. Somos más poderosos de lo que creemos y siempre, siempre nos acompaña una fuerza invisible que nos permite continuar más allá de lo que juzgamos posible.
A lo largo del tiempo, me he dado cuenta de que no debo dudar de mí. De que en realidad podré con todo lo que me llegue porque en definitiva está preparado para que así suceda. Es para mí. Únicamente pensado y dispuesto según mi propia evolución precisa…por eso, también sé que cerrando los ojos y respirando profundo me abraza ese ser poderoso que me invade, dándome toda la tranquilidad que necesito.

jueves, 15 de diciembre de 2011

COMPARTIMENTOS DEL CORAZÓN

Los sentimientos que tenemos hacia quienes amamos, o de alguna forma queremos como nuestros, se van encajando en departamentos ajustados a su forma y contenido. Es difícil querer por igual, incluso a los propios hijos. Tampoco se mantienen idénticos afectos con los hermanos, ni con los padres, los profesores o los amigos. Pero nuestra mente, con frecuencia, racionaliza lo que sentimos y nos indica que debemos mantener un rasero para los que están en una misma línea de relación con nosotros. ¿Cómo decidirnos a  reconocer que amamos más a nuestra madre que a nuestro padre o viceversa?¿qué profesor puede asegurar que siente lo mismo por todos sus alumnos?...todos somos diferentes, cada uno vibramos con unas frecuencias distintas, respondemos, proyectamos y nos sumergimos en la vida con nuestra particular forma de ser y sentir. Por eso cada uno, necesitamos, merecemos y recibimos ráfagas de amores distintos.
Amar diferente no quiere decir cuantificar el sentimiento a la baja. Esta es la gran confusión que nos lleva a dolores intensísimos cuando los afectos se creen rivales. Podemos querer mucho a dos personas y quererlas de forma diferente a la vez. Podemos cualificar el sentimiento pero nunca valorarlo a peso. Por eso se confunden las actitudes cuando el que juzga el sentimiento está implicado en el círculo de lo íntimo. ¡Cuántas veces el esposo tiene celos de la madre la su esposa o al revés; o la madre de la novia de su hijo o al contrario!...hasta que no entendamos que nada tiene que ver lo que sentimos por unos que por otros, hasta que no comprendamos que nadie roba nada a nadie en este terreno del corazón y hasta que no seamos capaces de asumir que amar mucho no significa siempre amar bien, no lograremos evadirnos de los grilletes que pone el amor cuando atrapa y nos pilla desprevenidos. Los celos han de ser desterrados de nuestro sentir diario si no queremos vernos asfixiados en el veneno amargo de la imaginación. No pongamos límites a los que nos aman. Ellos son responsables de ese sentimiento y sabrán por qué, cuánto y cómo. No les digamos lo que deben de hacer para que ese amor sea como nos gusta. Será como deba ser dentro de la biografía personal del que lo vive y nos lo regala. No está hecho a nuestra medida, sino que está hecho de lo cada uno es capaz de sentir en cada momento. No pidamos nada. Es la mejor manera de tenerlo todo. Así, en plena libertad del ejercicio de amar es donde debemos encontrarnos con las personas que queremos y permitir que ellas tomen la decisión de cómo querernos. Nos puede gustar o no, pero en cualquier caso es lo que mejor nos dan de sí mismas para nosotros. Tal vez no tengan más que darnos o no lo puedan dar de otra manera. Pero lo que dan debe ser, por si mismo, lo suficiente para sentirnos recompensados por la vida, una vez más.
Me alegro inmensamente de estar de nuevo con vosotr@s.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingos Literarios


Para desearos un domingo sereno, lleno de tranquilidad buscada, y sobre todo, pleno de momentos nuestros os envío este poema que canta a la única forma posible de amar, la libertad. Estar con la persona amada no significa estar atada a ella, ni obligada con contratos firmados, ni ellos subyugan ni nuestro corazón responde nada más que al sentimiento puro y libre de seguir amando.

"ESTAR CONTIGO"

Mira,
yo voy a estar contigo
el tiempo justo que decidas
estar conmigo;
te brindaré comprensión
si eso quieres
a cambio que me permitas ser
quien te comprenda.
Y éste punto es difícil
porque, probablemente,
como a menudo
peleemos por ello.
Juntos estaremos,
si tú lo prefieres,
hablando de cosas nuestras,
sin importar parecernos
en lo que decimos;
si somos semejantes
aceptemos nuestras diferencias
que nos hacen únicos e indivisibles,
entonces, ¿por qué transformar las ideas
en verdades o mentiras
según quien las dijera?
Y cuando nos vayamos del nosotros
y recuperemos el cada uno
podremos, si acaso,
intentar repetir la experiencia nueva
de estar juntos
para acordar, por fin,
nuestras diferencias,
Yo voy a estar contigo
el tiempo justo que decidas
estar conmigo,
cada vez que intentemos el milagro
de elegirnos.



Autor:
Yuri Tabak....

¡!!!Feliz Domingo!!!