Te imagino siempre sereno,
en la paz inmensa de la otra tierra,
en el silencio sonoro
de tu alma entera.
Te imagino limpio
sin tu piel de afuera,
oliendo a jazmín y pino,
como si el viento te hubiese seguido
más allá de las estrellas.
Te pienso alegre
con tu sonrisa clara
y tu mirada serena.
Te añoro siempre
Desde el madrugada a la noche negra
Y quiero dormir para soñar contigo
Y seguir creyendo que vives
En el corazón del alba
Que cada día me alegra,
en el sonido de tu guitarra,
en la elegancia de tu sentencia,
o en cada nota de las que ahora,
no suenan.
Y quiero no olvidarte nunca,
Y seguir creyendo que eres feliz
En el infinito canto de las sirenas.