Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 15 de julio de 2017

A LOS AMORES QUE NO FUERON…



Cuando más lo necesites, piensa en mí,

 en el color de la lluvia y en el olor de los besos.

Cuando más lo necesites, piensa en mí,

En las palabras ocultas y los códigos secretos.



Cuando más lo necesites, piensa en ti,

En lo que sentiste a mi lado y en lo que sientes lejos.

Cuando más lo necesites piensa en nosotros

Los que fuimos sin estar y sin serlo.

Cuando más lo necesites piensa en ello

En la casa que no tuvimos y en también en el perro,

El que no nos espera porque ni pudo conocernos.

Cuando más lo necesites piensa que lo tienes todo

aún sin tenerlo, porque nada necesitas,

Ni a mí, ni al nosotros, ni al ello.

Teniéndote a ti, te sobra y basta para entenderlo,

aquel tiempo escapándose por las rendijas

De un amor que no llegó a serlo.

jueves, 13 de julio de 2017

SI TU CUERPO SE QUEJA…



Los lamentos de tu cuerpo siempre tienen el origen en tus emociones, en las expectativas no cumplidas, en el sufrimiento generado por no encajar tus sueños con la realidad, en tus rechazos y resistencias, en tu indignación y tu rabia.





El cuerpo se deteriora así, pero te avisa. Muchas veces estamos sordos a las señales del cuerpo. Te duele algo y lo vas dejando. Te molesta en un punto determinado pero no lo das importancia. La cabeza te estalla, el estómago no resiste, el corazón se encoge…y vas tirando.


Es como si no quisiéramos hacer caso para no tener que reconocer que algo va mal. Para no tener que detenernos a escuchar y después actuar. Y aguantamos tanto que en un punto determinado la intensidad del malestar se acentúa y te hace parar. Te detiene y quieras o no, tienes que mirar dentro y atender su llamada. Pero en muchas ocasiones es tarde, o lo suficientemente retrasado como para que la solución sea más complicada.


El organismo necesita un equilibrio. Una estabilidad cuerpo-mente que impida que el cuerpo somatice las batallas de la cabeza y que se serene con el sosiego del corazón.


La vida es sencilla. La complicamos nosotros. La enredamos saliéndonos del momento presente y depositando nuestra atención en un pasado que no está más o en el futuro que no sabemos si llegará. 


Deberíamos poner en práctica el pensamiento budista que dice:


“…No te aferres a nada ni a nadie, no limites tu destino, solo suelta, deja ir, deja ser…verás que cuando nada es seguro, todo es posible.
Qué llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien tenga que ir, que duela lo que tenga que doler…que pase lo que tenga que pasar.”


No es dejadez. No es desinterés. No es desidia.

Simplemente se trata de fluir con el devenir de la vida sin querer dirigirla a nuestro antojo desde el ego limitado y pequeño que todo lo confunde.

Comencemos a ponerlo en práctica.

Nuestro cuerpo nos lo agradecerá y nos lo hará saber.

miércoles, 12 de julio de 2017

LO QUE NO ME GUSTA DE TI, LO TENGO YO



Me ha costado mucho aceptar esto; aún me cuesta. He llegado a la conclusión, después de mucho resistirme, de que es cierto.

Los demás son un espejo, doloroso a veces, imposible otras. 

No nos gusta ver actitudes que nos molestan, conductas que arañan lo más íntimo de nuestro ser, palabras que nos destruyen y gestos que nos desmoronan.




Siempre me he negado a creer que lo que aborrezco del otro puede ser algo que tengo en mi misma y que cuando lo veo manifestado enfrente lo rechazo absolutamente.

Por eso precisamente, no me gusta lo que en ti veo porque lo tengo yo…muy guardado, casi olvidado. Es todo lo que  no quiero recordar. 

Frecuentemente, repetimos esquemas. Los hemos aprendido en la infancia. Incluso lo que en aquel momento rechazamos más tarde, inconscientemente, lo repetimos. 

Cuando veo en otro algo que rechazo se dispara el mismo dispositivo que cuando no quiero repetir lo que no me gustó en mis padres y lo hago.

Está ahí. Esa forma de contestar, la testarudez, la envidia, la avaricia, el desafecto, el humor ácido o la forma esquiva de recibir ayuda. En nuestro interior algo conecta con estas u otras actitudes que rechazamos desde la reflexión objetiva. Inconscientemente lo reconocemos como propio en algún punto y en ese momento es como no querer ver la cara del lobo.

En ese instante, lo primero que hacemos es un juicio de valor a nuestro favor. Yo no soy así. Nunca lo seré. Odio esa forma de actuar. Lo que no nos decimos a nosotros mismos es: “algo de eso tengo yo” por eso no me gusta lo que veo.


Lo que resiste persiste. Esta es una ley universal que se cumple siempre. 


Posiblemente, ver algo en otra persona que no nos gusta puede servirnos de barómetro para encontrar nuestros puntos negros.


Si quieres mirarte en un espejo y detectar los fantasmas que te acompañan solamente tienes que observar a los demás y analizar lo que en ellos rechazamos.

El resto queda de tu cuenta. 

Aceptarlo en el otro y remontarlo en ti.

         

domingo, 9 de julio de 2017

PERSONAS QUE NECESITAN UN DRAMA




Hay personas que tienen necesidad de un drama continuo en su vida. No pueden estar bien. Que no pase nada es un mal síntoma para el devenir de sus días y buscan más allá de lo previsto, algo para sentir el peso de la tragedia sobre sí.




          Conozco apersonas así. Cuando alguien es feliz a su alrededor es como si en su interior saltase un resorte contra esa sensación, aunque pertenezca a otros. 

          Hay gente que le quema la felicidad. Necesitan sentirse mal para estar bien. Parece un contrasentido estúpido pero es real.
Estas personas tienden a adelantar desgracias. Se quejan sin razón aunque no tengan motivo y ante todo, sospechan que alguna desgracia se cierne sobre ellos o lo hará sin remedio a corto o largo plazo.

          Es muy difícil convivir con ellos. Puedes empeñarte en suavizar el día a día, en explicar el por qué no deben sentirse mal o exponer los mil y un motivos que deben alentarnos para seguir. No servirá de nada. Los malos presagios estarán formando un muro contra el que podrás chocar una y otra vez.

          Ellos no son felices. Cuando estás a su lado, tú tampoco.
Hay que hacer un esfuerzo titánico por mantener el ánimo, por sentir luz donde solamente ellos ven sombras, por tener esperanza donde  muestran infiernos. 

          Puede que conozcas personas así, que vivan cerca de ti o contigo. Puede que seas uno de ellos.

En cualquier caso, de nada vale esforzarnos porque ante nuestros deseos de que superen este averno que viven, reaccionan en contra.


Es mejor dejar pasar los comentarios. Ignorar las quejas. Evitar la confrontación. Y lo único que calma un poco su desesperanza es mostrar los resultados contrarios a sus predicciones. 

Por un rato estarán de acuerdo en que no todo es una catástrofe.

 Pero sólo por un rato.