Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 30 de abril de 2019

MENTE DE PRINCIPIANTE

Todos añoramos ser niños, alguna vez. Lo recordamos con cariño porque en esta etapa todo parece posible dentro de nuestro pequeño mundo. Lo malo no lo parece tanto, lo excelente es todo un universo. Y siempre sabemos cómo evadirnos del dolor anclándonos en un presente continuo siempre nuestro.

Ellos tienen lo que se denomina “la mente del principiante”, en la cual se abre todo un abanico de posibilidades a las que no puede acceder ya la mente del experto. 

Al abordar lo nuevo, sin conocimientos ni experiencias previas, se está más abierto al descubrimiento, a la observación, al detalle. Esta apertura es sumamente creativa. La cuestión está en no perder esta actitud nunca porque cada momento presente es siempre nuevo; fresco. 

Conservar esta sensación de frescura se instala en dar su lugar a la respiración; un espacio abierto que actúa como una “puerta batiente”; inhalando y exhalando tranquilamente incluso sin darle demasiada importancia porque en ocasiones cuanto más queremos hacerlo bien y obtener los mejores efectos, peor nos resulta. 

Solo en el presente respiramos. Vivimos. Donde está tu cuerpo, está tu vida. Esa vida puede estar pasando momentos horribles, pero la única forma de trascenderlos es dándoles espacio y apertura, dejar pasar el tiempo y sobre todo no añadirle nada en absoluto. 


 Resultado de imagen de PINTURAS ONIRICAS

Este recurso ya lo poseemos. No hay nada que estudiar, ni que integrar a lo que somos. Solamente frenar la mente e instalarla en lo que es, dejándolo ser. 

Nos agotamos en el hacer, en el pensar. Elaboramos un gran número de expectativas que nos apegan, condicionan y someten dirigiéndonos al sufrimiento si no se cumplen. 

Todo es más sencillo. Todo está dentro. Lo sabemos ya. 

No hay complicaciones. Todo sucederá de igual modo. 

Dejemos de implicarnos en el enredo. 
Respiremos y exhalemos paz.

domingo, 28 de abril de 2019

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA IRA?



Me he encontrado con este breve relato. Me ha parecido real y hasta con u cierto punto de ternura.

Para que nos demos cuenta qué hay detrás de la ira.

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En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...

En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.

Había una vez... un estanque maravilloso.



Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...

Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.

La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.