Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 21 de abril de 2013

LA SEMILLA QUE GERMINA SIEMPRE



Cuando miras dentro de ti siempre encuentras a otros. Descubres el rastro que ha dejado su paso en tu carácter y se hace manifiesto cómo vamos adoptando la forma del amor que vivimos o del que nos ha envuelto alguna vez.
No todos somos lazarillos para los demás, no todos calamos de la misma forma. Nadie sabrá por qué hay personas que llegan a tu corazón y lo invaden nada más verlas, sin necesidad de decir nada y sin ningún esfuerzo por ser afines. Algunas pasan rozándonos, sin embargo, sin dejar huella aparente pero también de ellas, seguramente quedó algo.
Somos las vivencias que experimentamos y  las que construimos con los caminantes que llevamos al lado en ese camino de todos del que cada uno somos un pedazo.
Es difícil decir adiós. Todos preferimos un “hasta luego” para dulcificar las despedidas. Es como si con él quedásemos empeñados en la vuelta aunque sepamos que nunca la habrá.
Yo suelo vivir la felicidad con los cinco sentidos. No quiero perderme nada cuando sucede porque desde el mismo instante en que soy consciente de ella, la estoy perdiendo de algún modo. Por eso la atrapo en un hueco de mi mente para volver a recorrerla una y otra vez cuando ya no esté. Y me ayuda a transitar de nuevo el sendero de las emociones perdidas y a renacer como el ave fénix de sus cenizas para regalarme la dicha que nunca se fue.
Vivir es una experiencia tan emocionante y extraordinaria que hasta lo que duele llega a ser parte de sus bondades cuando se mira atrás.
Vamos aprendiendo lentamente que nada de lo que nos pasa carece de sentido, incluso lo más terrible.
Estoy convencida que aquí se vive tanto el infierno como el cielo y que ambos espacios imaginarios no están arriba de nuestra cabeza ni debajo de nuestros pies, sino al lado de nuestro corazón, tirando de él y recomponiéndole una y otra vez para que se esponje y expanda.  Porque el verdadero objetivo de la vida es que el corazón crezca y penetre cada vez más en el cuerpo y cuando nos miremos al espejo se refleje su color bermejo lleno de brillo invadiéndolo todo al instante.
Cuando uno se hace mayor, poco a poco, va entendiendo que las semillas que han germinado en su interior son las que nos han regalado el viento traídas desde otro corazón. 
Por eso,  agradezco tanto la presencia en mi vida de todas las personas que han pasado por ella, porque sin duda, lo que soy ahora les pertenece a todas y cada una. El resto, lo que no soy, es la parte perdida en cada elección realizada pero también la ganancia encontrada en cada acierto.
¡Feliz comienzo de semana!

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