Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 11 de marzo de 2021

EL LADO OSCURO DE LA MENTE

 

Existe en todos nosotros. Un área no manifiesta que está latente. Una zona que proyecta, posiblemente, ese inconsciente colectivo del que hablaba C. Jung. Un lado que carece de claridad expresa, que no podemos observar con la consciencia y que, en determinadas ocasiones, es el responsable de muchas de nuestras reacciones y respuestas.

Esta realidad tiene un doble filo. Por un lado, nos descarga de cierta culpabilidad voluntaria en ciertas conductas. Siempre es reconfortante creer que hay aspectos de ti, no demasiado saludables, que no dependen de tu deliberada intención. 


 

Por otro, nos adentra en una inconmensurable incógnita. ¿Qué hay en las áreas más primitivas de nuestro cerebro: en nuestro sistema límbico, en nuestro cerebro reptiliano o  en la amígdala, que nos impulsa a sobrevivir física o emocionalmente?. ¿A costa de qué?¿Se saltan, estas zonas, valores éticos o referentes de conducta culturales y sociales?.

Las respuestas y reacciones instintivas que parten de esas zonas determinan nuestro temperamento, entendido éste como la “materia prima”, el material sobre el que se modela el carácter y la personalidad. Innato, heredado e inmodificable, mientras que el carácter es el resultado de actuar sobre esa “materia prima” mediante la interacción con el entorno y las personas que nos rodean.

Hay un lado oscuro que posiblemente tenga que ver con nuestros antepasados más primigenios e incluso con generaciones pasadas, más cercanas, de las que hemos heredados muchos aspectos inexplicables, en cada uno de nosotros, de otro modo.

Posiblemente, cuando estemos ante una reacción que no parece propia de nuestra educación y personalidad nos habremos desplazado a ese lado oscuro que siempre puede sorprendernos.

Aun desconocido e imprevisible, tal vez, si revisamos nuestro comportamiento en situaciones extremas, pudiésemos empezar a colocar las primeras piezas de ese enigmático puzle que lo constituye.

No todo, en nosotros, depende de lo que reconocemos como propio. Ese lado oscuro, también es nuestro.

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