Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 20 de diciembre de 2015

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Domingo anterior

No hablaron nada. De vez en cuando, la mano del doctor apretaba fuertemente la de su amada como si de una petición de ayuda se tratase. No podía más. Tampoco sabía cómo resolver aquel pasado en el que vivía permanentemente sin remedio.

Swa se detuvo frente un viejo café de aspecto Irlandés.
.-Vamos a entrar Owen. Necesitamos tomar algo caliente.- Owen no respondió pero la siguió deseoso de que algún tipo de calor llegase a su vida(…).


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Domingo 20_12_2015  (Relato)

Al fondo del café había una mesa vacía cercana a un antiguo aparato para seleccionar música. Owen se dirigió a ella. Alguien detuvo a Swa cuando seguía a su amado.
.-¡Swa!...¿Cuánto tiempo sin verte amiga mía?. ¿Qué alegría?.-La mujer china cambió el semblante. Se detuvo temblorosa junto a aquel joven de aspecto bohemio.


.-¡Nemo!. No pensé que estarías en el país.-Se acercó a su oído muy despacio para decirle.-Por favor, eres un simple amigo. –Cambió de nuevo la voz subiendo el tono para que Owen se enterase ahora.- Amigo mío, te presentaré a mi compañero.


Al volver la vista a la pequeña mesa del fondo, encontró a Owen observándola con una mirada profunda e inquisitiva. Sudoroso, mantenía un aspecto lívido y cansado. Sus ojos lanzaban una mirada demoledora que aterrorizó a Swa. Ésta se acercó despacio seguida de su supuesto amigo. Parados y sin atreverse a pronunciar palabra esperaron a que Owen les diese una entrada.


.- ¡Dime!, ¡de qué le conoces!. He visto como te miraba. No me vas a engañar.-Y diciendo esto dio un soberbio golpe sobre la mesa. Todas las personas del local volvieron los ojos hacia la mesa de los tres extraños. 


.-¡Por qué tienes que llamar tanto la atención, ¿eh?, dime Swa!. ¿Por qué conoces tanta gente?.¿ de qué forma crees que me siento?.- Swa no pudo contener las lágrimas y sin decir nada salió deprisa de aquel lugar. El amigo al que había encontrado la siguió mientras Owen gritaba su nombre destrozado y caído entre la silla y el suelo.


Al salir la mujer china se apoyó en la pared exterior del establecimiento y se dejó caer arrastrándose a lo largo de ella para descargar su pena. Su amigo la levantó de inmediato.


.-Swa que está pasando. ¡Otra vez no!. ¿Por qué la vida siempre te deja caer en manos de personas que no te merecen?: Ven aquí mi pequeño “trésor”.


La abrazó dulcemente mientras intentó iniciar la marcha. Sin embargo, algo dentro de Swa le hacía volver a aquel local para rescatar a Owen del demonio que se albergaba dentro de sí mismo.


Miró hacia dentro y vio a la gente arremolinada entorno a la mesa del fondo.

Había en ella un sentimiento maternal que le impedía dejar a aquel hombre a la deriva. Sabía que el camino sería arduo. No era fácil convivir con el tormentoso interior del psiquiatra. Sin embargo, ella sentía que tenía una misión junto a él. No podía dejar que la vergüenza y los celos le devorasen.


Entró de nuevo. Se abrió paso entre la gente y quiso levantar del suelo al hombre que en esos momentos estaba fuera de sí.


.- ¡Owen cariño mío!, estoy aquí. Dame la mano y ven conmigo.- En ese momento el resto de la gente ayudó a Swa, compasivamente, a izarlo del suelo. El cuerpo diminuto de la mujer china se quebraba ante el peso del cuerpo pesado e inánime que yacía bajo la mesa.


Una vez más, la dislocada mente de Owen había puesto ante el abismo a su paciente y comprensiva amante. ¿Cuánto podría resistir aquel extraño sentimiento?.

 Mientras sucedía todo esto, el teléfono de Owen no había parado de sonar. (…)
   

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