Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 22 de diciembre de 2015

DOBLE PLACER



Cuándo todo va bien el tiempo parece no existir. Se esfuma entre la alegría y el gozo. Se pierde entre por las ranuras de las sonrisas y por el chisporroteo de  la emoción.

Si puedes recordar un momento de tu vida donde las cosas te hayan ido bien, dónde hayas amado y te hayan correspondido, donde no hayas tenido dificultades económicas, donde las sorpresas hayan sido  agradables…podrás recordar también que esos momentos son como espuma.

Apenas parece que los tramos de este tipo de tiempo son instantáneos. Se pasan en un parpadeo a pesar de durar lo suficiente como para poder saborearlos. Pero no lo hacemos entonces empeñados en tragar los sorbos deprisa para consumir más.

La felicidad se oculta, muchas veces, tras el brillo y cuando la luz se va, nos damos cuenta de cuánto y de qué forma fuimos felices.

Hay una ventaja en los momentos dulces y es servirnos durante y después de haber pasado.

Yo no estoy de acuerdo con esa tremenda frase que reza: …” No hay mayor temor que recordar el placer en el tiempo del dolor”… Y no lo estoy porque creo que el recuerdo lo convierte en doble placer.

He estado muy bien y he estado muy mal. Me he divertido, he gozado y he reído hasta llorar de alegría. He llorado también por inmensas penas. He estado arriba y abajo. He volado y también he caído. Conozco ambas caras de la vida, pero cuando soy capaz de desenredarme del sufrimiento y sobrevolarlo, me quedo con lo bueno. Revivo las emociones intensas. Me siento una privilegiada de haber experimentado tanto en ella. 

Hemos venido a jugar a vivir. Somos eternos bebés intentando gatear por los escollos que se disponen a nuestro paso. Intentamos crecer siempre. Pero crecer implica aprender a decir adiós. Desapegarse continuamente de lo que nos gusta porque todo cambia muy rápido y de forma continua.

Deberíamos aprender a prepararnos para la despedida, porque así es este camino. Sin dramas, sin lamentos, sin dolor.
Sé que es un imposible. Nuestra naturaleza humana tiende a   quedarse adherida a la vida y sus cosas. Es de este mundo y en se queda. Por eso, parece que el arraigo tiene un valor añadido en la satisfacción propia de cada ser. Pero en realidad somos aves de paso. Continuos caminantes sin descanso ni tregua. Consumidores voraces de pedacitos de existencia.

Echo la vista atrás y sonrío. Recuerdo lo bueno. Obvio lo malo. Soy selectiva ahora porque tener mala memoria es la herramienta más eficaz contra el desánimo y la depresión.

¡Por esos momentos dulces que calientan aún sin fuego cuando hace frío!...!Por ellos, un brindis!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario