Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 8 de junio de 2012

ACÉRCATE A TI

A veces nos cocemos muy poco y si no es así realmente parece que lo fuese. No tenemos previsión de nuestras reacciones o controlamos, escasamente, las respuestas que se disparan automatizadas hacia el otro. Incluso, en otras ocasiones, los malestares que establecemos con nosotros mismos nos sorprenden asomando su aspereza en medio de una aparente calma.
Nos acercamos a todo creyendo raspar de ello migajas de felicidad que siempre terminan siendo efímeras y dejándonos la ansiosa necesidad de continuar poseyéndola. Se nos escapa de las manos como si se escurriese lánguida y pesarosa hacia lo profundo de nuestro deseo.
Probamos, una y otra vez, las sensaciones que se ligan a lo externo y así, una y otra vez nos demostramos también que lo de fuera siempre termina o se transforma en otra cosa que nada tiene que ver con lo que sirvió de inicio.
El secreto de la permanencia del estado emocional que atrae la calma está en acercarnos a nosotros mismos; en saber conectar con lo que desde dentro de nuestro yo más íntimo se reclama; con decidir a su favor mientras abandonamos esa huída hacia  ninguna parte que recorremos sin sentido cuando todo parece ir mal.
Acercarnos a nosotros implica ternura para tratarnos, afecto incondicional al juzgarnos y sobre todo una dosis inmensa de paciencia sin límites para cumplir, a largo plazo, la misión más importante que traemos al llegar: aprender que la felicidad no se compra, no se busca, no se inventa…solamente se siente y se regala y en ese gratuito intercambio se engrandece y se multiplica.
Es tiempo de pasar a dentro e iniciar una charla tranquila, en el pórtico sagrado de nuestro templo, con ese yo desconocido que mora por detrás de las creencias, los complejos y las veleidades.
Es tiempo de empezar a contarnos la verdad sin que el ego, siempre dispuesto a cubrir con su pesado manto la conciencia, pueda ocultar lo que brilla en el corazón.
Demos paso a la emoción de sentirnos libres cuando nos damos la mano a nosotros mismos y somos el hombro propio en el que llorar.
Seamos más y mejor para regalarnos más ampliamente.
Es toda una experiencia que no quedará sin recompensa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario