Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 29 de abril de 2012

MAQUILLAR AL ALMA

Las pinturas han sido parte de la vida desde las tribus más ancestrales. Nos hemos acostumbrado al simbolismo de los colores, al trazo recto o sinuoso, a revestir la superficie de nuestro cuerpo con símbolos y rasgos que comuniquen y tal vez, que oculten.
A la mujer se le ha permitido seguir con este ritual ligado ahora a la belleza del rostro. Seguido de la técnica moderna de los tatuajes que se extienden a lo largo del cuerpo sin discriminación del sexo.
Una cosa u otra trata de embellecer o perpetuar lo que para cada cual supone el sentido de su identidad realzado con los símbolos o los matices.
Pero a veces, el maquillaje o el tatuaje lo que trata es de ocultar lo que se considera ajeno a lo bello. Un rasgo defectuoso o mal definido, una cicatriz, una zona imperfecta…o cualquier detalle del que no estemos satisfechos. No hay nada de malo en ello, si en el fondo lo que tratamos de ocultar no supone un engaño para nosotros mismos. Porque aunque disimulemos lo que creemos un defecto, éste no desaparece y es mejor aprender a convivir con él que pensar que podemos ignorarlo.
El cuerpo resiste este juego de sombras al que le sometemos para ayudarnos en la aceptación, pero no así el alma y en ella, muchas veces, también usamos el maquillaje o los tatuajes perpetuos.
Cuando colocamos el estigma de un prejuicio, cuando no queremos o no sabemos pasar página, cuando nos resistimos a olvidar lo que nos hace daño, cuando no perdonamos a otros ni a nosotros mismos, cuando nos aferramos en revivir un pasado doloroso creyendo redimirnos…cuando el rencor por alguien es más fuerte que el amor a nuestro corazón… entonces tatuamos para siempre las letras del fracaso y la desolación.
No podemos maquillar para engañarnos a nosotros mismos. Tenemos espejos y sabemos cómo somos. Y si en el caso del alma no encontramos a dónde mirarnos…es muy sencillo…observa cómo son los demás contigo, esa es la medida.

2 comentarios:

  1. Aquello que no nos gusta en los demás y nos hace reaccionar es un reflejo de algo que tenemos nosotros, algo con lo que resonamos esa es la medida para saber qué tenemos que solucionar en nuestro interior,
    Flor y Nata muy bueno el artículo.
    Un besazo

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  2. Gracias Tony, siempre tan amable!...efectivamente estoy contigo en que los demás son un reflejo para nosotros de lo que somos o de lo que proyectamos ser. En cualquier caso hay que reflexionar sobre cómo los demás se relacionan con nosotros porque si hay algo que no nos gusta en ello...entonces debemos meditar qué es lo que no funciona en nostros que nosotros mismos no admitimos.
    Feliz tarde amigo!

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