…“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”…
Esta segunda ley nos acerca también a la tranquilidad desde la necesidad de vernos situados en contextos, circunstancias y situaciones que son hechas a medida del aprendizaje que necesitamos.
Nada de lo que ocurre en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Lo que pasó fue lo único que podía haber pasado para crecer y seguir adelante.
Todo lo que acontece en nuestra vida es perfecto, aunque nuestra mente lo rechace y nuestro ego se resista y no quiera aceptarlo.
La resistencia es la que causa la persistencia. Si estamos vibrando o sintiendo emotivamente a favor de la duda, de la negatividad que envuelve a nuestro contexto y de las imágenes mentales que en nuestra mente elaboramos para determinar el futuro, todo ello se reafirma en un ciclo sin fin.
Se trata de conseguir el estado de calma necesario para que la vida fluya de otra forma. Para que no utilice canales cerrados al paso de lo que nos sintoniza. Para que se abran los conductos de la savia nueva; la que nos permitirá regar nuestro corazón con gotitas de infinito aroma de esperanza.
Lo que pasó, pasó. Lo que ha de llegar será también lo justo. Lo preciso para seguir la ruta de crecimiento que aquí hemos programado para nosotros. Por duro que sea el trance, por injusto que parezca, por desentonado que suene…es lo que debió pasar. Nada queda al azar libre de la sinrazón cósmica. El en marco del universo global y unitario que nos configura, todo tiene su sentido y su destino.
Pareciese que somos marionetas de los designios de un dios caprichoso que mueve los hilos a su antojo…pero lo que aún no recordamos es que ese dios somos nosotros mismos antes de que el velo cayese sobre nuestra memoria.
Cuando el tránsito esté próximo y los ojos vuelvan a abrirse, el alma, en absoluta armonía consigo misma nos desvelará, sin ataduras y con absoluta objetividad, el proyecto que asumimos mucho antes de estar siquiera en el pensamiento de nuestros padres. Y será en ese momento en el que encontraremos la paz y el sentido a nuestras preguntas y quimeras.
Todo tiene sentido. Todo tiene su lugar en los laberintos oscuros de la memoria. Todo lleva su luz. Esa que algún día veremos.
Conocí hace muchos años una anécdota de Napoleón: en plena batalla, Bonaparte lee un parte de guerra y su joven edecán espera respuesta a su lado; una bala de cañón pasa silvando encima de los dos y el cadete se encoje instintivamente; Napoléon observa por el rabillo del ojo y sin dejar de leer, dice a su asistente: "hijo, si ésa bala hubiera estado destinada para ti, te hubiera encontrado aunque estubieras a dos metros bajo tierra".
ResponderEliminarEs muy difícil creen en el destino,aceptarlo y acomodarnos a sus designios para cumplir con la misión; tambien escuché ese otro principio: " hay que aprender a escuchar la imperceptible voz del Eterno: él nos guia".
No somos marionetas del destino sino actores dinámicos de la gran obra del Eterno.
Un abrazo cariñoso.
...!
Nos pasamos casi toda la vida manipulando los acontecimientos. Intentamos dirigir nuestra suerte.
ResponderEliminarHay tantas fórmulas para asegurarnos, o creer que lo hacemos?...; seguros de hogar, seguros de vida, trabajo fijo, ahorros, y todos los airbag que podamos incluir en nuestra cotidiana existencia, protección desmedida. Después llega la vida con su eterna caja de sorpresas y nos sorprende, dejando los airbags y seguros en el plano de lo insevible, lo innecesario. Dejarnos llevar por nuestros más nobles y hermosos sentimientos y dirigirnos hacia donde el corazón nos lleve. Así encontraremos antes de lo previsto, la silueta de nuestro destino.
Un beso
Mi dulce anónimo...qué serena comprensión de lo que es la vida y su determinación la de Napoleón!...efectivamente, el destino nos busca y nos encuentra...sea donde sea y cuando sea. Por eso...solo hay que dejarse llevar con el corazón empapado en esperanza y con la quietud del que sabe que lo que debe acontecer es sólo para él.
ResponderEliminarUn abrazo cálido y añorante!
Xara muy buena reflexión!...es cierto que lo queremos asegurar todo, como si pudiésemos dirigir nuestros designios y con la absurda creencia de que la seguridad es posible. Nada es seguro, todo es cambio, todo revolución constnate en su infinita transformación.
ResponderEliminar!Cómo estar dispuestos para lo diferente si nos aferramos a las seguridades aunque sean incómodas y dolorosas!. Hasta ese punto somos tremendamente estúpidos.
La escena es nuestra, el guión también pero el escenario muta sus paisajes trayendo nuevos elementos que impredeciblemente no sabemos el efecto y la reacción que causarán en nosotros.
Un enorme beso!!
Cuando te toca, te toca, aunque te quites. Y cuando No te toca, asi es aunque te pongas!!
ResponderEliminarPor eso yo no creo en las llamadas "Balas perdidas", tan famosas hoy en dia en México...
Patry
Patry lo primero !!!GRACIAS!!! por romper el hielo y participar en los comentarios.
ResponderEliminarTienes mucha razón...no hay balas perdidas...te toca o no y a partir de ahí, queda en tus manos la actitud que muestres con lo que te sucede.
Un enorme abrazo y de nuevo mi gratitud.