Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 11 de diciembre de 2013

MENTE FRÍA. CORAZÓN CALIENTE



Los que tenemos el corazón cálido solemos tener la misma temperatura en la cabeza. Es difícil enfriarla para pensar con rapidez y con la suficiente serenidad para armar el edificio que nos proteja contra la estupidez, las componendas o las mentiras. Y que nos permita, además, encontrar las razones por las que debemos irnos o quedarnos de un lugar.
A veces me pregunto por qué podemos ser tan hábiles en algunos campos de la vida y tan ineptos en la vida misma. Cómo tardamos tanto en aprender y de qué forma repetimos errores una y otra vez.
Estoy convencida que la única forma de no volver a encontrarnos con pruebas que nos den la medida de lo que hemos aprendido es aprendiendo. Aprender no significa creer que tenemos pasado el examen. Hay que pasarlo de verdad y demostrar que lo hemos hecho en la siguiente ocasión.
Frecuentemente, ante tanta repetición de inoperancia podemos llegar a creernos incapaces de ir más allá en nuestra desastrosa manera de para los goles. Sentirnos estúpidos aún parando alguno de ellos y cándidos ante lo avispado del proceder de los demás.
No hay más remedio que aprender, no queda opción. La vida pasa y terminará obligándonos a  superar el curso si queremos terminarla con dignidad y aprovechamiento. Me imagino lo que será marcharnos sin los deberes hechos y con exámenes pendientes. La sensación terrible de las “ cosas que han quedado por hacer” nos sumirá en un profundo vacío que hará de la despedida un final inacabado y absolutamente lleno de insatisfacción.
Hay que equivocarse. Es obligado. Hay que ser inexperto e inocente para que los golpes nos hagan sabios y sagaces, hay que ir por delante después de quedarnos muchas veces atrás y comprobar que el últimos se queda sin nada en el reparto. Hay que perder para darnos cuenta de que es lo mejor que nos pudo pasar.
La vida es una cadena llena de eslabones concatenados. Todos dependemos de todos y en esa rueda que gira sin descanso, unas veces quedamos aplastados unos y otras, el resto. Todo el mundo pasa por la gloria y por el infierno, alguna vez.
Lo mejor es perpetuar una y saber salir del otro. Y seguir caminando con los recuerdos como mochila y la frente alta para poder besar el cielo y llenarnos con ello de gratitud para encontrar un sentido pleno a nuestra  lucha diaria.
Yo lo intento cada día y ese propósito es ya, por si mismo, suficiente. En el medio algo iré aprendiendo…digo yo.

2 comentarios:

  1. Excelente entrada, y agrego que el principal obstáculo para las personas que tenemos corazón caliente son la ansiedad y la angustia. Creo que son imposibles de eliminar, pero se deben enfrentar y aprender a manejar, para eso tenemos toda una vida de aprendizaje. Saludos y buen blog

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  2. Gracias Gonzalo no me había llegado el aviso de esta respuesta. Estoy contigo en ambas apreciaciones.
    Manejar la ansiedad y la angustia es la verdadera educación emocional y un camino seguro hacia la felicidad que tenemos asegurados los que somos todo corazón.
    Un saludo y mi agradecimiento por la participación.*

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