He
aquí que un hombre entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose
al pollero, le dijo:
--Buen
hombre, tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo.
¿Cuánto pesa éste?
El
pollero repuso:
--Dos
kilos, señor.
El
cliente meció ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:
--Éste
no me vale entonces. Sin duda, necesito uno más grande.
Era
el único pollo que quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían
vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión.
Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente:
--No
se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor.
Permaneció
unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre
las manos, y dijo:
--Éste
es mayor, señor. Espero que sea de su agrado.
--¿Cuánto
pesa éste? -preguntó el cliente.
--Tres
kilos -contestó el pollero sin dudarlo un instante.
Y
entonces el cliente dijo:
--Bueno,
me quedo con los dos.
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Se cuenta que en una ciudad del
interior un grupo de personas se divertía con un tonto de la aldea. Un pobre
infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas changas y limosnas.
Diariamente ellos llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían
escoger entre dos monedas:
una grande de 1 euro y
otra menor, de 20 céntimos.
Él siempre escogía la menor y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, uno de los miembros del grupo le llamó y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda que elegía valía menos, bastante menos.
Lo sé, respondió, no soy tan bobo. Ella vale casi cuatro veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba, no me darán más a elegir y no voy a ganar más mi moneda.
"El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser tonto delante de un astuto que aparenta ser inteligente"
una grande de 1 euro y
otra menor, de 20 céntimos.
Él siempre escogía la menor y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, uno de los miembros del grupo le llamó y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda que elegía valía menos, bastante menos.
Lo sé, respondió, no soy tan bobo. Ella vale casi cuatro veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba, no me darán más a elegir y no voy a ganar más mi moneda.
"El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser tonto delante de un astuto que aparenta ser inteligente"
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